La vecina de los okupas de Vigo: «Temo por mi vida y la de mis hijas»
Galicia
Olalla Villanueva relata la pesadilla diaria que vive con los okupas del edificio de Travesía de Vigo a los que se enfrentó
24 Aug 2017. Actualizado a las 23:59 h.
Olalla Villanueva es una joven madre trabajadora de Vigo que se enfrentó hace dos semanas a un okupa armado con un destornillador que le gritaba y amenazaba en los pasillos del edificio de Travesía de Vigo, en Teis, donde vive. Ella grabó la trifulca con su móvil mientras el ocupante ilegal le tiraba el teléfono de un manotazo. «En aquel momento no me importaba lo que me hiciesen, solo quería dejar constancia de lo que pasa aquí», relata. El vídeo se hizo viral en las redes sociales.
Días antes, Villanueva vio cómo tres okupas intentaban clavar un cuchillo en el cuello a su marido, que sufrió lesiones. Los enfrentamientos diarios causaron mella en ella, que sufre ansiedad tras recibir amenazas contra ella y sus dos hijas de 11 y 4 años. Necesita tratamiento médico para tranquilizarse. «Ayer oí ruidos en el portal por la noche y ya no pude dormir», dice.
El último varapalo lo recibió ayer cuando el juzgado de instrucción número 7 de Vigo le denegó su petición de una orden de alejamiento para los tres okupas denunciados por atacar a su marido y amenazarla a ella. La Fiscalía se opuso a la medida porque no ve una situación de riesgo para el agredido ni para su familia.
La jueza no duda que los supuestos ocupantes ilegales hayan causado molestias a la vecina, pero las amenazas serían como mucho un delito leve y, además, los implicados quedaron en libertad y «no se advierten elementos que razonablemente hagan pensar que los denunciados vayan a atentar contra la integridad de ella o su familia». La magistrada también rechaza extender el alejamiento contra todos los okupas del piso cuando solo uno de ellos la amenazó, un tal Adrián, alias Meison. «Lo que subyace es el deseo de un inmediato desalojo de los ocupantes de la vivienda, como se evidencia en otras denuncias presentadas por vecinos del mismo edificio y que quieren que se realice de forma expeditiva e inmediata», argumenta la jueza.
Olalla Villanueva sigue preocupada porque, aunque tras las denuncias los okupas no han vuelto a protagonizar riñas con los vecinos, ella tiene miedo. «Estoy con ansiedad, por no decir miedo de que hagan algo, temo que si salgo por la puerta me vengan por detrás y me acuchillen a mí y a mis hijas. Es verlos por la calle o la ventana y me pongo sin respirar, mal de los nervios. Psicológicamente no estoy bien», cuenta la vecina, que se siente acosada.
Según dice, los okupas la han tomado con su marido porque creen que él les echó pegamento instantáneo en la cerradura del piso okupado y fueron a por él. «Tras la denuncia, nos fuimos una semana a la aldea a desconectar pero al volver uno se asomó a la ventana y se rio al verme», señala. Sigue «agobiada» porque otro le gritó: «Te voy a matar a ti y a las niñas». No es una amenaza baladí porque, según dice, en ese piso vive un exrecluso condenado por violación a una menor en Lugo. «La Justicia debería actuar cuando hay menores, ¿por qué los protege a ellos y no a nosotras? Temo por mi vida y la de mis hijas», dice.
Quedan tres intrusos en el dúplex de Teis
La comunidad de vecinos ha constatado que los okupas que viven en la puerta 42 de un dúplex del segundo piso del número 205 de la Travesía de Vigo han dejado de molestar y de causar desperfectos o atacar a otros residentes. La tranquilidad volvió a Teis tras la denuncia colectiva presentada por los 96 propietarios del edificio hace dos semanas. Olalla Villanueva cree que los dos denunciados por intentar apuñalar a su marido ya han abandonado el piso pero quedan dentro otros tres. Uno suele mirar por la ventana de día y el resto entra por la noche sin armar jaleo. En el jardín bajo su ventana aparecen a diario restos de envoltorios de comida rápida que, según los vecinos, arrojan los okupas. La inmobiliaria Altamira del banco Santander, dueño del piso, confía en que a partir de septiembre el juzgado ejecute la orden de desahucio. «Ellos no son tontos, ahora hay agentes camuflados en los pasillos y más policía en la calle», dice la vecina.