La Voz de Galicia

El número de víctimas del fuego en Portugal sube a 41

Galicia

El país intenta recuperarse de la devastación de los incendios, que dejan un paisaje monótono y totalmente ennegrecido

17 Oct 2017. Actualizado a las 18:32 h.

Las localidades afectadas por los devastadores incendios que desde el domingo arrasaron miles de hectáreas en Portugal intentan reponerse de una tragedia de grandes dimensiones a nivel humano -el número de fallecidos se eleva a 41, según el último balance-, pero también de importantes proporciones ambientales. Uno de los ejemplos es el distrito de Guarda y el Parque Natural Sierra de Estrela, donde la naturaleza es una de las riquezas y atractivos turísticos.

Quien viaja hoy por la carretera que une las localidades de Almeidinha, Gagos, Monteiros, Pousade y Guarda recorre decenas de kilómetros con un paisaje monótono, totalmente ennegrecido y devastado por las llamas, que finalmente lograron extinguirse a primera hora de esta mañana gracias a las lluvias caídas durante la noche.

Una vez controlados los fuegos, las consecuencias empiezan a llegar a la política. El principal partido de oposición, el PSD (centro-derecha), criticó que el primer ministro, el socialista Antonio Costa, no haya pedido disculpas, al considerar que «la responsabilidad última, la responsabilidad política, es del jefe de Gobierno». El CDS-PP ya ha anunciado su intención de presentar una moción de censura al entender que «el Estado falló en la protección, el combate y el auxilio a las víctimas de los incendios», según su presidenta Assunçao Cristas.

«Con tantos fuegos que tuvimos, los bomberos no podían estar en todos», aseguró João Carlos Pires, vecino de Monteiros, una localidad del entorno de la ciudad de Guarda que la noche del domingo al lunes se vio cercada por las llamas. «Era como si el fuego nos atacara una y otra vez», ya que «se apagaba un frente y venía otro, al poco tiempo había otro fuego y, así, varias veces», relató.

También Paulo Sequeira, comandante de los bomberos de Guarda, un parque con 120 efectivos voluntarios y cinco agentes profesionales, explicó hoy a Efe las dificultades de hacer frente a una tragedia de tales dimensiones. Durante las horas más críticas del domingo y el lunes contaron solo con sesenta bomberos, «a todas luces insuficientes», ya que tenían que intentar apagar nueve fuegos, todos próximos a cascos urbanos. «Uno de los incendios tenía un frente de diez kilómetros», por lo que «sólo en la zona de Guarda hubiéramos necesitado entre 600 y 700 bomberos», subrayó.

Aun así, Sequeira está orgulloso del trabajo desarrollado junto con la población, «nuestro mejor refuerzo», ya que los vecinos aportaron su maquinaria para evitar que el fuego llegara a los pueblos. «Logramos que las llamas no entraran en las viviendas de Panoias y pudimos rescatar a numerosas personas e, incluso, abrir las cercas de animales atrapados para que pudieran huir», resumió Sequeira. Además, consiguieron movilizar varias ambulancias hasta las aldeas para atender a las numerosas personas que «estaban muy nerviosas», indicó el comandante de Guarda.

La mayor parte de la masa forestal de los pueblos afectados por los incendios quedó totalmente calcinada y tardará muchos años en recuperarse. En Panoias de Cima, población próxima a Guarda y rodeada de bosques de pinos, castaños y robles, uno de sus vecinos, Manuel Pizarra, contó cómo las llamas llegaron hasta la puerta de su vivienda, que logró salvar, aunque destruyeron un edificio anexo a la misma.

El miedo fue la constante entre los habitantes de los pueblos afectados, como señaló a Efe Andrea Lages, dueña del único bar de Monteiros, quien aseguró que la del domingo fue «una noche de infierno» «Nunca había visto esto, las personas en la calle no sabían hacia dónde huir, iban de un lado a otro», recordó.

Mientras los vecinos se recuperan del susto y las autoridades locales comienzan a hacer balance de los daños, numerosos operarios intentan restablecer servicios básicos de telefonía, luz o agua, que dejaron de funcionar a causa del fuego. La mejor noticia del día, la lluvia, que, además de aliviar la sequía, se ha convertido hoy en el bombero más efectivo de Portugal.


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