La Voz de Galicia

Miguel Ucles: «La situación nos sobrepasó, pero pudo ser mucho peor»

Galicia

Javier Romero Vigo / La Voz

El presidente de la Plataforma de Bomberos Públicos de Galicia propone una regulación del modelo de emergencias en Galicia que dependa de una Administración

19 Oct 2017. Actualizado a las 16:14 h.

Miguel Ucles, bombero en el parque de Vigo, preside la Plataforma de Bomberos Públicos de Galicia y es vicepresidente de Coordinadora Unitaria de Bomberos Profesionales de España. Ambos colectivos mantienen un duro discurso contra la planificación de recursos en Galicia y España para extinguir incendios a la vez que reclaman un modelo nuevo.

-¿Qué fue lo peor que vivió el domingo?

-A media tarde tuvimos constancia de que un coche se quedó atrapado en una zona de Nigrán cercada por las llamas. Estaba con un guardia civil y ambos intentamos contactar con el 112 para que enviasen medios, pero la centralita estaba saturada y no nos atendieron. Cuando llegamos al lugar comprobamos que el coche estaba carbonizado y en el interior estaban las dos señoras que fallecieron.

-¿Qué echó en falta?

-Coordinación. El 112 estaba saturado y no recibía información ni la enviaba. Tampoco se activó la Mesa de Coordinación en Vigo, que es la que tiene que tomar decisiones, cuando la ciudad y su área de influencia estaban cercadas por el fuego o ardiendo. Ese protocolo de Axega no se puso en marcha y nadie ha explicado el motivo. También se echaron en falta medios para actuar en el momento en el que sí se podía acceder a las zonas más castigadas, pero a eso se llegó tarde y es consecuencia del caos generado.

-Pero la Xunta sí tenía un operativo especial por los incendios...

-Se activa de forma teórica, pero no en la práctica ni se lleva a cabo. La estructura que tiene está mal dimensionada y se colapsa. Eso es algo que llevamos años denunciando. Cuando hay un siniestro de envergadura no funciona el sistema, y eso es consecuencia de la atomización que existe en los medios de extinción.

-Cada verano se anuncia un completo plan autonómico para hacer frente a los incendios, ¿no llega con eso?

-La Xunta miente cada vez que anuncia esos planes, ya que cuantifica, sobre el papel, medios humanos y técnicos que en la práctica no llegan a activarse para ser movilizados. También se da otra situación, y es que algunos medios son públicos, pero otros son privados por concesiones. La extinción de incendios es una cuestión de interés público y no puede estar ligada a intereses privados.

-Habla de atomización: ¿a qué se refiere?

-Hay equipos de extinción que dependen de las Administraciones locales, otros de las diputaciones que son gestionadas por empresas, y otros dependen de la autonómica. Luego está el Ejército, que tiene una forma de trabajar muy diferente, y también están los GES, que en muchos casos dependen de subvenciones, y, por último, están los integrantes de Protección Civil, que son voluntarios y actúan como si fueran profesionales. El problema es que cuando se da una gran emergencia no estamos coordinados y no nos conocemos, no hay una estructura y cada uno hace lo que puede. Esa no es forma de dar garantías a la ciudadanía.

-¿Considera que con una situación como la del domingo, con 80 incendios, es posible coordinar un operativo?

-Lo del domingo fue una situación extraordinaria, pero el discurso que defendemos va mucho más allá. Hablamos de falta de coordinación y de una estructura mal planteada que genera colapso. Eso puede verse cada vez que se juntan varios incendios. La parte positiva es que los grupos implicados conocen su trabajo y minimizan el caos generado. La situación nos sobrepasó, pero pudo ser mucho peor.

-¿Qué soluciones propone?

-Una regulación del modelo de emergencias en Galicia que dependa directamente de una Administración, por la profesionalización de ese modelo y por un trabajo homogeneizado a nivel autonómico. Evidentemente hay distintos actores que hay que coordinar, pero falta una estructura de jerarquía que realmente sea física y orgánica. No se puede meter todo en un papel y dejarlo en manos de políticos. Hay modelos muy eficientes desde hace años en otras comunidades como Navarra, País Vasco o Valencia que pueden copiarse.


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