Familiares de los gallegos víctimas del genocidio nazi: «Dáche emoción ler o seu nome. Unha emoción triste»
Galicia
Consideran que la publicación en el «BOE» de los nombres de quienes perecieron en los campos de exterminio llega tarde y es incompleta
10 Aug 2019. Actualizado a las 15:42 h.
Una gallega empezó la misión a finales de los años 70. Fue casa por casa, familia por familia, escribiendo un trozo de la historia de Galicia. Uno que había quedado enterrado y que ocurrió a miles de kilómetros, en Austria, Alemania o Noruega. Allí donde el nazismo levantó sus campos de exterminio. El trabajo de Mercedes Núñez (Barcelona, 1911-Vigo, 1986), superviviente del Holocausto, lo interrumpió su muerte. Ayer, su lucha por evitar que nombres como el suyo quedaran en el olvido recibió un impulso. El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó la lista de los españoles asesinados en los campos de concentración. Básicamente, en Mauthausen (Austria) y su subcampo de Gusen. Fueron 4.427. De ellos, 109 eran gallegos: 46 de la provincia de A Coruña, 22 de Ourense, 21 de Lugo y otros 20 de Pontevedra.
Los datos llevaban años dormidos. Los diez libros que la Oficina de Liberación de los Campos francesa envió a España en 1952 estaban arrumbados en la sede del Registro Civil, en Madrid. Primero, fueron censurados. Después, cayeron en la indiferencia. «La inclusión en el BOE tiene valor jurídico. El franquismo consideró a los deportados como apátridas. Legalmente, constaban como desaparecidos y, civilmente, no existían. Ahora, su muerte ha quedado inscrita, y como españoles», apunta Gutmaro Gómez Bravo, el profesor de la Universidad Complutense que ha coordinado a los historiadores encargados de cotejar los datos.
A esto hay que añadir la trascendencia moral. «Nos ponemos, por fin, al nivel del resto de los países europeos que hacía tiempo habían registrado estas muertes», dice Gómez Bravo.
Nos ponemos, por fin, al nivel del resto de los países europeos»
Apátridas escondidos
«¡Qué bien lees, Martín!», cuenta José Luis Alamán Ferreiro que le dijo el maestro a su tío de niño. «O que non imaxinaba era como collera a destreza. Buscando nos xornais o nome de seu pai, o meu avó», añade José Luis. Martín Ferreiro fue concejal de Obras del Ayuntamiento de A Coruña en la Segunda República. «En 1936 abríronse os infernos. Foi un dos 500.000 españois que pasaron a través dos Pireneos a Francia. Todo indica que se uniu á resistencia. Os alemáns apresárono en Estrasburgo», detalla su nieto.
Martín Ferreiro murió en Gusen en 1941. «O BOE chega 40 anos tarde. Na ditadura non se podía falar deles, pero na Transición non se fixo nada», lamenta. «Meu tío nunca fala de seu pai», admite José Luis. Aún duele.
«Dáche unha emoción ler o seu nome. Unha emoción triste. Pon os pelos de punta. Xustiza non se fai, pero, polo menos, que o Estado se lembre», dice conmovida Julia, nieta de José Seijas Insua. Un guardia de asalto republicano de Carral asesinado en 1941. Fue el deportado 6.551. «Miña nai chorou tanto de nena que non lle quedan lágrimas», comenta Julia. Su madre, Olga, tiene 84 años.
Lista «obsoleta»
«A moitas casas, como á de José Seijas, chegou unha carta da Cruz Vermella Internacional informando da morte do seu familiar. A outras, non. Non souberon en anos qué fora dos seus», explica Carmen García-Rodeja, de la Asociación para a Recuperación da Memoria Histórica (ARMH). Lleva años recopilando y documentando los casos de los 200 gallegos deportados, incluidos los supervivientes. Carmen advierte que la lista que publica el Ministerio de Justicia está «obsoleta». «É dos anos 50, desde entón sabemos de máis deportados e corriximos datos que estaban incorrectos», advierte García-Rodeja. «Non falamos de cifras pechadas aínda», añade. «Estimamos que hay unos 650 fallecidos más», reconoce Gutmaro Gómez.
1941, el año letal
El Memorial editado en el 2006 por los historiadores Benito Bermejo y Sandra Checa sigue siendo la clasificación más exhaustiva. Está publicado en el portal del Ministerio de Cultura. Contabiliza 9.000 deportados, de los cuales murieron el 66 %. «En el BOE solo están los asesinados en Mauthausen y sus subcampos. Pero hubo más, en Dachau o Hartheim. La mayoría fueron hombres y murieron entre 1940 y 1942. Los españoles fueron material de experimentación de sistemas de exterminio masivos como las cámaras de gas», remarca Bermejo. «É moi necesario que se dignifiquen. Non é honrar un nome, senón ás familias, que tanto sufriron», subraya García-Rodeja.