Pablo Iglesias y Yolanda Díaz echan mano de sus «logros» en el Gobierno para impulsar la candidatura de Gómez-Reino
Galicia
La plana mayor de Podemos arropó al candidato de Galicia en Común en un acto en A Coruña en el que no estuvieron ni los líderes de Anova ni los de las mareas, sus socios en la coalición
29 Feb 2020. Actualizado a las 23:58 h.
El vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, acudieron esta tarde a Palexco, en A Coruña, para arropar al candidato de la coalición Galicia en Común-Anova-Mareas en unas circunstancias muy diferentes a las de hace cinco años, cuando un joven y desconocido Iglesias se estrenó en la política de la mano de sus socios nacionalistas gallegos. Ahora, tanto el líder de Podemos como la ministra ferrolana echaron mano de sus posiciones en el Gobierno para reclamar el voto para Antón Gómez-Reino y acabar con una década con el PP al frente de la Xunta.
El objetivo, para Podemos y sus aliados es exportar a Galicia el modelo del Gobierno central: «El cambio va a llegar en abril a Galicia también con Antón Gómez-Reino, el próximo presidente de Galicia», proclamó Iglesias.
Ante un millar de personas, y muy lejos de abarrotar el Palexco como el bloque de izquierdas había logrado en el 2015, en plena efervescencia de las mareas, el acto lo abrió Yolanda Díaz, que aprovechó la ocasión para anunciar que el Ministerio de Igualdade que preside Irene Montero iba a aprobar, con motivo del 8 de marzo, «esa lei que só permite consentimento cando si e si e o resto son agresións sexuais». Desde la que llamó «cidade republicana por excelencia» y apelando a los ilustres de la literatura y la cultura gallega, Díaz reivindicó sus «logros» en el ministerio, tanto en lo que se refiere al salario mínimo como a la reforma laboral. «Sobre o traballo indecente non se crea nada máis que sociedades indecentes. O noso compromiso e ter traballos decentes para configurar sociedades decentes».
Sobre el candidato a la presidencia de la Xunta, Díaz recordó los años en los que trabajaron juntos, tanto en Galicia como en el Congreso: «Coñezo moi ben a Antón, sei da súa xenerosidade, entrega e bonomía, do traballo que ven desenvolvendo. Sei, Antón, que vas ter a sorte de facer algo grande para Galicia».
Con el lema Gobernar e transformar Galicia, Pablo Iglesias arrancó lamentando que Gómez-Reino, «el mejor defensor de Galicia en el Congreso», abandonase el equipo de Podemos en Madrid. Pero aseguró que valía la pena porque «estáis muy cerca de que el cambio que se está produciendo en España se vaya a producir en Galicia». El líder de Podemos le agradeció a la militancia de su partido, a EU, Anova, Compostela Aberta y Marea Atlántica que hayan sido «garantes de una unidad que va a ser necesaria para sacar a Feijoo del Gobierno». Hizo partícipe también de ese agradecimiento a Martiño Noriega, «un referente del nacionalismo gallego por su generosidad y su valentía». También a Yolanda Díaz, por ser capaz de gobernar «dialogando con todos pero sin olvidar para quien gobierna, para las trabajadoras y los trabajadores». Y le agradeció, especialmente, la subida del salario mínimo porque, «aunque 50 euros sea poco, va a permitir a mucha gente hacer cosas que antes no podía hacer».
Para demostrar su cercanía y camaradería con el candidato, Iglesias recordó un baño con Gómez-Reino en las frías aguas del Tambre en Ponte Maceira, una anécdota que rescató para demostrar que la persona a la que Podemos había confiado la candidatura a las elecciones gallegas conocía muy bien Galicia y las necesidades de sus gentes.
Como Yolanda Díaz, también Iglesias aprovechó el acto para anunciar una de su próximas medidas en el Gobierno central, una ley de la infancia «contra todas formas de violencia en la que los delitos no prescribirán hasta que las víctimas cumplan 30 años».
El vicepresidente del Gobierno, que calificó a Feijoo como «un tío muy listo que ya no dice que es del PP» acusó al presidente de la Xunta de dejar una Galicia despoblada y con una sanidad deficiente. Y contra quienes creen que es mejor que gobierne un partido único, dijo que, en muchos casos, esos partidos únicos eran partidos de «corrupción y despotismo». Contra ellos puso como ejemplo los gobiernos de coalición: «Si algo aprendió la gente es que la cultura democrática se traduce en cooperación, y ese soplo democrático tiene que llegar también a Galicia». A su entender, ese cambio llegará en abril con Antón Gómez-Reino, el próximo presidente de Galicia.
Gómez-Reino se sintió arropado y fuerte en su casa al lado de dos amigos, Yolanda Díaz y Pablo Iglesias, «dúas persoas nas que teño toda a confianza persoal e política e que están defendendo os dereitos de todos e de todas diante dos poderosos». Dijo que era un placer presentar su candidatura «nesta cidade tan fermosa» desde la que, aseguró, «vai chegar o cambio a Galicia».
El candidato de Galicia en Común que también agradeció a sus socios gallegos ese «alarde de xenerosidade» que logró poner en marcha la coalición, recordó sus inicios en la política en el 2015, también en A Coruña. «Entonces moitos que dimos un paso adiante entendíamos fundamental un cambio político no Estado e estamos a facelo, pero tamén entendíamos fundamental o cambio político en Galicia, que vai chegar o 5 de abril». Porque, a su entender, «esta campaña vai de desmontar dez anos de mentiras do Partido Popular e de Núñez Feijoo». Dijo que en Galicia va a haber un gobierno de coalición «si ou si», que podía ser «un goberno coaligado que defenda as maiorías sociais, ou un goberno de coalición das dereitas extremas e das extremas dereitas, con Jacome (alcalde de Ourense) e con Vox, que dixo que non ía presentar candidato á Xunta de Goberno porque o seu candidato é Alberto Núñez Feijoo».
Al acto en el Palexco de A Coruña acudieron unas mil personas, lejos de llenar el aforo y a años luz del mitin más significativo de Podemos en A Coruña, cuando en 2015, en plena efervescencia de las mareas, Iglesias y sus socios gallegos provocaron colas a la entrada de un anfiteatro abarrotado.
La plana mayor de Podemos en Galicia acudió al encuentro; los exdiputados Luca Chao, Marcos Cal y David Bruzos, con puestos de salida en las autonómicas, encabezaron una delegación de la que formaron parte también Manuel Lago, Julia Torregrosa, García Buitrón y otros cargos y simpatizantes de las principales plazas en las que la formación morada tiene tirón.
No se dejaron ver, en cambio, líderes significativos de sus socios de coalición, ni de Anova ni de Compostela Aberta o Marea Atlántica, organización por la que sí acudió José Manuel Sande, afín a Podemos. No acudieron ni Xulio Ferreiro ni Martiño Noriega, mientras que Antón Sánchez aclaró horas antes que se había comprometido a asistir a un acto de Adega, «pero alguén da permanente irá», aventuró.
A la entrada esperaban a los líderes de la formación morada jubilados reclamando pensiones dignas, policías pidiendo equiparación salarial y afectados por el accidente del Alvia.