El hallazgo de fibras de manta abre nuevas vías de investigación en la muerte de Déborah Fernández en Vigo
Galicia
La segunda autopsia descarta fracturas en los huesos. Faltan datos del ADN de pelo encontrado en las uñas de la joven. Hay temor a que el caso prescriba
11 Feb 2022. Actualizado a las 19:57 h.
Un pasito más cerca. El hallazgo de las fibras de una manta (o de una colcha) en las uñas del cadáver de la joven viguesa Déborah Fernández-Cervera abren nuevas pistas sobre lo que pudo pasar en las horas previas a su muerte en Vigo en el 2002. El caso podría dar un giro si este hallazgo aporta una buena pista sobre el lugar que ella visitó en la tarde de su desaparición. La importancia de este accesorio de cama reside en que podría vincular a la joven con un escenario concreto en el momento de su muerte. Este indicio ha llenado de optimismo al entorno de Déborah, desaparecida el 30 de abril del 2002 cuando volvía a su casa en Alcabre, en Vigo. Fue hallada muerta diez días después en una cuneta de O Rosal, a 40 kilómetros.
Hay otro dato novedoso que ha surgido de la exhumación del cadáver: la segunda autopsia descarta que los huesos tengan fracturas o microlesiones y los forenses tampoco han visto traumatismos.
En cuanto al ADN del pelo hallado en una de las ocho uñas recuperadas, los investigadores lo tienen difícil porque carecen de material genético suficiente para extraer un perfil. Han recurrido a la técnica de microsatélites STR para recuperar secuencias de ADN en las que un fragmento se repite de manera consecutiva. Así pueden reconstruir la muestra e identificar a una persona, aunque no tienen con quién cotejarla. Estos resultados siguen pendientes.
En cambio, las fibras de la manta dan esperanzas para resolver el caso antes de que prescriba, en mayo del 2022. Al inicio de la investigación, la policía recogió una colcha similar que, según creían, estuvo en el apartamento de un conocido de la joven. Pero tras la desaparición, este se la regaló a otra persona. Los agentes la recuperaron y la empaquetaron como una pieza de convicción que quedó almacenada en una caja del juzgado de Tui. Nadie se acordó más de la manta hasta que, recientemente, el Instituto de Toxicología de Madrid, que estudia el ADN y las fibras recogidos en la exhumación, se interesó por esa pieza, de algodón y color blanco, y pidió a la jueza que se la enviase. Cotejaron las fibras y la manta y comprobaron que sus tejidos son compatibles. Es cierto que puede haber miles de accesorios de cama con el mismo diseño, pero el caso es que un conocido de Déborah tenía una.
Por sí sola, la manta no prueba que, realmente, Déborah hubiese visitado el apartamento de su amigo esa tarde, un escenario que ya fue inspeccionado por la policía, ni que estuviese allí al morir.
Un portavoz familiar escribió ayer un mensaje en la página Justicia para Déborah de Facebook, vinculada al entorno de la viguesa, en el que pedía que el juzgado llamase a declarar a ese conocido del apartamento: «A ver si esta vez el juzgado obra en consecuencia y llama como investigado al pájaro. No sé qué más puede hacer falta para que se persone en el juzgado para una declaración judicial, ya que por el momento solo ha habido declaraciones policiales que, desde mi punto de vista, han sido poco ortodoxas. No sé qué más indicios se pueden presentar para que muevan ficha».
Tras casi 20 años, el caso prescribirá en siete meses si no hay investigados. Los abogados de la familia piden que declaren 30 testigos más ante la jueza. Un testimonio clave sería el de ese amigo del apartamento pero, por estrategia procesal, nunca le citan porque el caso no está amarrado. Se necesitan más piezas del puzle para saber qué le pasó a Déborah Fernández.
EL PROCESO
La desaparición
30 de abril del 2002. Déborah Fernández-Cervera, de 22 años y residente en Alcabre, salió a correr por la zona de Samil esa tarde. Volvía a casa cuando se pierde su pista.
El cuerpo
10 de mayo del 2002. El cadáver de Déborah fue hallado desnudo y sin signos de violencia en una cuneta de O Rosal, a 40 kilómetros de Vigo. Estaba colocado con una escenificación y pruebas falsas para despistar a la policía.
La reapertura del caso
7 de noviembre del 2019. Tras años con el caso cerrado, la familia aporta un testimonio que obliga a practicar nuevas diligencias. La jueza de Instrucción número 2 de Tui reabre la investigación y cita a declarar a varios testigos. A ello se suman otras prácticas, como el análisis del disco duro del ordenador de la joven, cuyo resultado no ha trascendido.
La exhumación
18 de mayo del 2021. Los forenses extraen el cadáver y hacen un tac. Recuperan ocho uñas y las envían al Toxicológico de Madrid para extraer fibras y ADN.