«Aquí caen los delincuentes habituales»
Galicia
Los abogados gallegos de oficio están entre los mejor pagados de España por asistir a detenidos sin letrado. Casi la mitad participan en el servicio
31 Oct 2021. Actualizado a las 05:00 h.
Son las ocho y cuarto de la mañana en el normalmente bullicioso edificio judicial de Santiago de Compostela. Tres jóvenes abogadas entran en el Juzgado número 1 donde esperan los expedientes del día que darán inicio al turno de oficio. Cecilia Calo coge el primero de los voluminosos legajos, de unas doscientas páginas, y empieza a repasarlo para asistir al acusado. En pocos minutos debe comprender el asunto y estar preparada para procurar la mejor defensa posible a alguien a quien no conoce y con quien nunca antes habló. Enseguida, Cecilia se va a las últimas páginas del expediente y descubre un dato que desinfla la investigación: «Tiene un abogado asignado». El detenido, que está en Madrid y debe declarar por videoconferencia, ha contratado un defensor, por lo que no va a necesitar de la ayuda del turno de oficio. Por alguna razón, el detalle se le escapó a los funcionarios del juzgado.
El declarante debe responder por una estafa cometida sobre un vecino de Santiago a quien alquiló una habitación por WhatsApp y le cobró una fianza y un alquiler. En total, unos 500 euros. Claro que el acusado afirma que él no fue, que alguien usurpó su identidad. «Es una estafa muy común», apunta Alba Hermo, otra de las abogadas que comparte la guardia, mientras repasa su propio expediente: una pelea en el arco del Obradoiro en el que el gaiteiro le mandó semejante mordisco a su oponente que le amputó el dedo anular. Tampoco tendrá que actuar por tener el investigado su propio abogado designado.
Tres asistencias en 24 horas
A esas alturas de la mañana, ellas todavía no lo saben, pero van a tener una guardia especialmente tranquila. Dos asistencias en declaraciones judiciales y una sola en comisaría: un individuo que robó un móvil y lo vendió en una tienda de compra venta. No es lo normal. A primera hora de la mañana es frecuente que, junto con los expedientes del juzgado, aparezcan también los detenidos de la noche. De la Policía o de la Guardia Civil. Y lo que ocurra durante el día hasta completar las 24 horas que dura el turno.
«Es muy emocionante, muy dinámico -admite Iria Novillo, una de las tres abogadas que comparten la guardia- porque vemos asuntos que es muy difícil que nos lleguen al despacho». Alba añade que una parte importante de los protagonistas de lo turnos de oficio suelen repetirse: «Son los delincuentes habituales». Y Celia recuerda cuando asistieron a un grupo que había allanado una casa: «Nos dijeron que habían entrado a fumar unos porros porque afuera estaba lloviendo. Yo creo que todavía estaban fumados cuando hablamos con ellos, porque no paraban de reírse». Desde luego, cosas que no se ven en el despacho.
Las abogadas, ocupadas en sus propios asuntos profesionales, completan la jornada con el teléfono abierto por si son requeridas frente a cualquier eventualidad. La guardia se cerrará con tres intervenciones: un caso de conducción sin licencia, el citado ladrón del móvil y una declaración por videoconferencia de un ciudadano a quien robaron un DNI con el que se están cometiendo delitos sin que el hombre tenga arte ni parte.
«De esto no se puede vivir»
Cada asunto le supondrá a las abogadas una gratificación de algo más de doscientos euros. En la mayoría de los casos, cualquiera de los asuntos que atienden en el turno supondría para estos abogados una cantidad cinco veces superior. «De esto no se puede vivir», explican. Pero no todo es cuestión de dinero. De acuerdo con el informe del Observatorio de la Justicia Gratuita, en Galicia hay 6.940 abogados ejercientes de los que 3.156 participan del turno de oficio. Según el mismo informe, los abogados gallegos son los segundos mejor remunerados de España, con una media de 204,5 euros por asunto. En el caso de estas tres abogadas, las asistencias, aunque por las circunstancias que sea las efectúe la misma abogada, la gratificación se reparte entre las tres que están en el turno: «Todos cobramos, aunque sea poco», concluye una de ellas .
La importante diferencia entre la asistencia obligatoria y la justicia gratuita
La abogadas se apremian en explicar que no es lo mismo justicia gratuita que tener abogado de oficio. Es decir, para que el acusado tenga derecho a la gratuidad en el servicio debe demostrar que no puede pagarlo o, lo que es lo mismo, que la Comisión de Asistencia Xurídica Gratuita le reconozca ese derecho.
En el caso gallego, los baremos son los siguientes: para una persona que no esté integrada en una unidad familiar, sus ingresos no deben superar dos veces el indicador de renta de efectos múltiples, es decir, 13.557 euros al año; 16.947 si está en una familia de menos de cuatro miembros y 20.336 en el caso de pertenecer a una familia con cuatro o más miembros. En caso de no estar en esos supuestos, la Xunta no correrá con los gastos de su asistencia jurídica, por lo que tendrá que abonarlos el interesado. No todas las asistencias obligatorias acaban siendo gratuitas.
Tampoco todos los turnos de oficio están referidos a asuntos penales. En realidad, los turnos son múltiples, aunque no funcionan igual. Hay un turno penal, social, civil, contencioso administrativo y uno especial de violencia de género aunque en este caso los abogados que participan en él requieren de una formación especial. En Galicia, los abogados formados para afrontar esta problemática son 1.487.
Galicia, con 9,7 casos anuales por profesional, es una de las comunidades en la que los abogados de oficio tienen menor actividad, solo por detrás del País Vasco y Extremadura. En el extremo contrario están Melilla, Ceuta y la Comunidad Valenciana.
En el año 2019, Galicia gastó 10,8 millones de euros en facilitar justicia gratuita a aquellos administrados que no pudieron pagársela. Fue una de las comunidades que menos inversión por habitante tuvo que efectuar: unos cuatro euros por gallego.
¿Qué ventajas tiene para un abogado participar del turno de oficio? «No todo el mundo está en el turno —explica Iria Novillo, abogada compostelana— porque genera pocos beneficios y suele dar mucho trabajo. Estar en el turno es algo muy vocacional». Algunos bufetes o abogados de prestigio rechazan el turno por esas razones e incluso hay acusados que declinan la asistencia del turno porque creen que será menos efectiva que contratar a un abogado: «Yo trabajo igual en los dos casos», zanja Iria Novillo. Es lo que sin duda diría cualquier abogado del turno.