José Miñones: «Los gallegos saben más que nunca que el Gobierno está ahí, a la puerta de su casa»

José Miñones (Santiago, 1972) ofrece optimismo e ilusión porque está convencido de que «Galicia tiene ante sí una gran oportunidad, la mejor oportunidad». Le ha tocado ser delegado del Gobierno en una etapa complicada: una pandemia, el crimen de Samuel, crisis general por la guerra de Ucrania, el paro del transporte, el accidente del Villa de Pitanxo... «Son experiencias que marcan, pero que nos han servido para estar más cerca de los ciudadanos», asegura. Hace un año era alcalde de Ames, hasta que recibió la llamada de la entonces vicepresidenta Carmen Calvo: «Que sepas que confiamos en ti para ser delegado del Gobierno en Galicia». Ha sido un año muy intenso (132.000 kilómetros, 80 concellos visitados, reuniones con 100 alcaldes). «La sensación es que llevamos mucho más de un año», asume.

—Con la que está cayendo, y dice que es un buen momento para Galicia. ¿Por qué?

—Porque Galicia es la comunidad más favorecida por la acción del Gobierno. Los presupuestos del Estado miran hacia Galicia. Hay que ser justos al contar acontecimientos históricos como la llegada del AVE, las bonificaciones de los peajes de la AP-9. Es cierto que estamos en una situación difícil, ¿pero qué hubiera pasado si durante la pandemia no hubiese un Gobierno socialista? Creo que con el tiempo se ha visto el acierto con los ERTE y con los PERTE, con los préstamos ICO, con las ayudas a colectivos vulnerables. Ahora nos vino otro golpe con la guerra, pero ya estamos dando respuesta con un nuevo escudo social que vuelve a poner a las personas en el foco.

—Usted cuenta esos planes con verdadera pasión.

—Mi objetivo es que quede el máximo de dinero en Galicia, y para eso tengo que mostrar lo que está haciendo el Gobierno. Ahora mismo hay planes de recuperación para todo tipo de ayuntamientos, y además se tienen en cuenta las especificidades de Galicia, como su dispersión poblacional. Cada concello disfruta de una acción directa del Gobierno.

—¿Por ejemplo?

—Cuando los gallegos salen de casa, está ahí el Gobierno. Si no es por la fibra óptica es por la obra que está financiando un ministerio, o por un servicio que se está dando, o por el ingreso mínimo vital o el bono social eléctrico. En cada sitio al que vamos tenemos algo que contar de lo que está haciendo allí el Gobierno. Ahora, más que nunca, los gallegos saben que el Gobierno está ahí, a la puerta de su casa.

—Pero a veces parece que Madrid está demasiado lejos.

—Llevamos más de 30 visitas de ministros y secretarios de Estado. Queremos que vengan y que vean la realidad de Galicia. Esta Delegación no es solo una representación, somos Gobierno, tomamos decisiones y ponemos sobre la mesa de los ministros los proyectos que interesan a Galicia.

—Hace un año se comprometió con el municipalismo. ¿Sigue haciéndolo?

—Es una apuesta firme, porque creo que todo lo que se hace desde un ministerio es para los ciudadanos, y los municipios son lo más cercano al ciudadano. Por eso es tan importante que los ayuntamientos conozcan la acción del Gobierno y los planes de recuperación. Igual que sucede con las empresas y con otros colectivos que también se pueden beneficiar de esos proyectos. Nos hemos reunido con todos los sectores productivos para dar a conocer los planes estratégicos del Gobierno. Con el sector agroalimentario, la pesca, la automoción y el vehículo eléctrico, el sector aeroespacial, el de la inteligencia artificial...

—Usted lo vende demasiado bonito, pero muchos lectores ven una realidad muy distinta. ¿Cree que los gallegos perciben lo que usted expone?

—Claro. Lo ven, lo sienten, lo viven. Es algo innegable. A lo mejor, el vecino no sabe quién le ha dado los servicios, pero si tiene fibra óptica en su aldea tendremos que explicarle que tiene ese servicio gracias a una acción del Gobierno.

—Es una visión muy optimista.

—Hay que ser optimista. En uno o dos años se van a ver los resultados de los planes de turismo en los ayuntamientos y de la inversión en la eficiencia energética de las empresas. Y el plan de recuperación no termina aquí, es hasta el 2026. Pero los años 2022 y 2023 son claves.

—Usted también prometió mejorar el diálogo con la Xunta. ¿Lo ha hecho?

—Hay un canal directo con la Xunta, con los conselleiros, con los vicepresidentes o con el presidente, cuando hay necesidades encima de la mesa, como ocurrió con las vacunas y con otros problemas. Es lógico que haya discrepancias porque somos partidos con ideas distintas, pero creo que no ha habido confrontaciones, al menos por parte del Gobierno. Es cierto que esa lealtad institucional no ha sido siempre igual por parte de los dirigentes de la Xunta, que en sus comparecencias públicas siempre ponen el foco en el Gobierno. Y no hablamos de colores políticos, hablamos de oportunidades para Galicia.

—¿Ve deslealtad institucional por parte de la Xunta?

—Sí, deslealtad institucional, porque me encuentro cada vez más con que se están presentando como propios de la Xunta planes que son del fondo de recuperación. Es una deslealtad que hemos visto cuando los conselleiros presentan planes de vivienda, de pesca, de ganadería o de infraestructuras.

—¿Qué le parece la marcha de Feijoo a Madrid?

—Respeto mucho su decisión, pero durante las crisis del transporte y de la guerra he echado de menos al presidente de la Xunta. Debería estar aquí gestionando esas crisis. No se puede estar en campaña en un momento como este, y creo que hasta él mismo se ha dado cuenta de eso.

Así es José Miñones