Rueda apuesta por que «haberá unha proposta conxunta» en el PPdeG para el relevo de Feijoo

El relevo de Alberto Núñez Feijoo al frente del PPdeG y de la Xunta ha tomado velocidad tras el congreso de Sevilla. De momento, el lema de aquella cita —«Lo haremos bien»— sigue presente en el mensaje de fondo que acaban trasladando las voces autorizadas del partido en Galicia. Pero no todos se están posicionando con la misma intensidad sobre la fórmula más propicia para la sucesión, entre un congreso extraordinario o un pacto en la cúpula del partido.

Dos presidentes provinciales, Diego Calvo (A Coruña) y José Manuel Baltar (Ourense), son partidarios de la primera vía, de celebrar cuanto antes un congreso extraordinario, con independencia de que se pueda llegar o no al cónclave con un nombre de consenso, como ocurrió con el propio Feijoo en Sevilla. En Lugo, Elena Candia prefiere no hablar en público y aboga por debatir primero internamente, una idea que también defiende el líder pontevedrés, Alfonso Rueda, que sin desvelar sus preferencias para el proceso sí adelantó ayer cómo cree que acabará todo: habrá una «proposta conxunta». Esto es, un acuerdo entre los líderes territoriales al que se llegará «falando entre nós», dijo el vicepresidente primero de la Xunta y uno de los nombres señalados para la sucesión dentro y fuera del PP, que ayer volvió a agradecer los apoyos «públicos e privados» que está recibiendo en las últimas semanas.

A esa tranquilidad sobre el resultado final quiso contribuir Baltar, pero poniendo el ejemplo del congreso nacional, que calificó como una «solución normal» que no está reñida con una «unanimidade total». «O PPdeG vai facer ben as cousas, de forma modélica. Imos dar unha lección de unidade, téñoo absolutamente claro», resolvió el ourensano.

Candia también está convencida de que el partido «vai acertar». Recuerda que la mayoría de los que tienen algo que decir en la familia popular gallega también cuentan con responsabilidades ejecutivas, cuando «falta pouco máis dun ano para as eleccións, e todos nós temos que render conta do noso traballo», aseguró a los medios, tratando de desviar el foco del punto caliente en estos momentos.

De todos, ha sido Diego Calvo el que esta semana ha sido más explícito al reivindicar la capacidad de la militancia de poder escoger al próximo líder del PPdeG, asumiendo como opción posible —aunque no deseable, añadió— que exista una bicefalia, habida cuenta de que el congreso lo podría ganar un candidato que no sea quien ostente la presidencia de la Xunta tras el adiós de Feijoo en mayo.

Y mientras los líderes provinciales se expresaban con mayor o menor claridad, Feijoo intentaba en Madrid seguir aportando algo de información para garantizar un relevo ordenado que no le provoque su primer quebradero de cabeza orgánico como presidente nacional. «Yo espero poder votarle [al sucesor] porque todavía seguiré siendo diputado. Le votaré y, una vez que vote al presidente de la Xunta, presentaré mi dimisión como diputado», afirmó tras su encuentro con Pedro Sánchez, desvelando que su salida del Gobierno gallego no va a coincidir con su renuncia al escaño parlamentario.

A Feijoo le interesa que, llegado un hipotético congreso extraordinario, el partido salga lo más ordenado posible, evitando tensiones en Galicia cuando su primer objetivo es devolver la paz al PP nacional. 

Un sudoku en «augas revoltas»

Los dirigentes populares insisten estos días en no perder de vista su actividad política desde la Xunta frente a la presión que está ejerciendo la oposición para acelerar los cambios en San Caetano y en O Hórreo, y tratar de iniciar una nueva etapa política en Galicia ya sin Feijoo. Para Ana Pontón (BNG), la «parálise» continúa por «as leas internas» del PPdeG, al que le augura una doble vía para la resolución de la sucesión: o el «dedazo» del todavía presidente señalando a un elegido o una solución a partir del «sudoku das baronías» provinciales, territorios en los que ve «augas revoltas». En la misma línea que sigue el grupo parlamentario socialista, Pontón reclamó un Gobierno gallego más «pendente dos cidadáns» y menos de que el partido mayoritario tenga todo «atado e ben atado».