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El adiós de Feijoo: «Foi un orgullo servir a Galicia»

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Xosé Gago Santiago / La Voz

El BOE publica el cese a petición propia de Feijoo como presidente de la Xunta. Ayer presentó ayer su renuncia tras 13 años al frente del Gobierno gallego. Aseguró estar «emocionado, pero feliz», y agradeció al pueblo gallego la «honra» que ha supuesto liderar su gobierno

30 Apr 2022. Actualizado a las 10:08 h.

 El Boletín Oficial del Estado publica este sábado el cese, a petición propia, de Alberto Núñez Feijoo como presidente de la Xunta. En el BOE, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 15.2 del Estatuto de Autonomía de Galicia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viene a declarar el cese, a petición propia, de Feijoo como presidente de Xunta, «agradeciéndole los servicios prestados», señala el texto. 

El mandatario popular Nuñez Feijóo entregó a las 11.03 de la mañana de ayer su carta de renuncia al presidente del Parlamento, Miguel Santalices. Feijoo aseguró estar «emocionado, pero feliz» y bromeó con Santalices diciendo que tuvo que presentar la misiva a «un de Ourense porque saben ler entre liñas».

La carta supone el fin de su singladura al frente de presidencia de la Xunta de Galicia, que comenzó en el 2009 con una mayoría absoluta que después revalidó en tres ocasiones. Esos éxitos electorales le convirtieron en un referente para el Partido Popular, cuyos dirigentes autonómicos le pidieron que optase a la presidencia nacional para salvar al partido de la crisis interna desencadenada por el enfrentamiento entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado.

Feijoo respondió a ese llamamiento y fue elegido presidente nacional del PP en el congreso extraordinario de Sevilla, al que llegó como candidato único con un apoyo masivo de los afiliados.

Su paso a la política nacional le obligó a dejar la presidencia del PPdeG, que ejerció durante 16 años y, en coherencia con esa decisión y con el fin de que Galicia contase con un presidente a tiempo completo, anunció su renuncia de la presidencia de la Xunta.

Ese adiós se ha materializado este viernes, pero se hará efectivo cuando el Parlamento de Galicia elija a un nuevo presidente. Será Alfonso Rueda, su número dos en el Gobierno.

Hasta entonces, Feijoo y sus conselleiros continuarán trabajando en funciones, y él mismo ha manifestado que ejercerán esa responsabilidad «hasta el final».

Tras cumplir con el protocolo y presentar su renuncia al presidente del Parlamento, Miguel Santalices, Alberto Núñez Feijoo reunió a sus conselleiros en el Pazo de Raxoi, escenario compostelano de las grandes ocasiones políticas de Galicia, para pronunciar su discurso de despedida. «A miña andaina como presidente de Galicia remata aquí», anunció en los primeros compases. Era el fin de la era política que ha protagonizado en sus 13 años y 11 días al frente de la Xunta.

Su alocución estuvo muy lejos de ser solo una relación de hechos pasados, fue también una declaración de intenciones y un manual de política del presidente nacional del PP, que quiere llevar a España el modelo gallego.

Recordó las «adversidades» que afrontaron sus gobiernos. La crisis del 2009 y la actual, agravada por la guerra de Ucrania, y la pandemia entre las dos. Nombró el remedio para afrontar esas dificultades: «A estabilidade foi a materia prima fundamental para apuntalar nestes anos a prosperidade e o benestar de Galicia».

Esa estabilidad deriva «dun pobo que rexeitou sucesivamente a fragmentación e a vacuidade e que, en cambio, optou pola unidade e a moderación», una decisión de la que se dijo orgulloso.

La clave de esa conducta es el «galeguismo integrador» de un país que «participa activamente nas realidades española e europea». Las autonomías, dijo, «son Estado e Galicia así o comprendeu. Sen fisuras. Sen complexos».

Desechó los nacionalismos excluyentes. Subrayó que «a nación española que reafirma a Constitución fainos máis fortes como nacionalidade histórica». También que Galicia prueba que el Estado de las autonomías «lejos de generar problemas, puede ayudar a resolverlos. Lejos de disgregar, puede unir. Lejos de desvertebrar el Estado, ayuda a coserlo y a armonizarlo».

Aseguró que nunca habría imaginado que «a política en España, o servizo público, o interese xeral, ía ser refén —e durante tanto tempo— da frivolidade, a polarización e o populismo. Non quero nin podo compartir [añadió] a premisa de que no conxunto de España é imposible o que si foi posible en Galicia».

Subrayó que «ser distintos no implica ser hostiles a nadie, ni rechazar cambios, ni establecer fronteras ni levantar trincheras. Si los gallegos lo hemos entendido así, tengo fe en que el conjunto de España también vuelva a hacerlo finalmente».

Fueron llamamientos a la unidad y en defensa del Estado surgido tras la Transición similares a los que está lanzando para construir una alternativa al Ejecutivo de Pedro Sánchez, aunque con claras menciones a que Galicia es el modelo que quiere seguir.

También miró atrás y evaluó la gestión de sus cuatro gobiernos de forma favorable. «Galicia saíu adiante e reforzada», con una economía en convergencia, «cun dos menores niveis de endebedamento per cápita de España, cun desemprego menor que daquela, e con cinco récords consecutivos de exportacións».

Recordó los días más difíciles de estos 13 años y 11 días: «As vítimas da Covid. Os falecidos en Angrois. Os mariñeiros finados ou desaparecidos no Villa de Pitanxo e en tantos outros naufraxios. A crueldade incendiaria que tamén se levou por diante a vida de catro persoas en 2017». Fueron, dijo, pruebas «humanamente inesquecibles», «momento duros» que siempre llevará consigo.

Agradeció la labor de los servicios públicos, de los equipos del Gobierno, de los altos cargos de la Xunta y de todos los conselleiros desde el 2009. En especial a Valeriano Martínez, fallecido el pasado 6 de octubre, que «seguro poderá escoitar as palabras de agradecemento que lles quero reiterar a todos».

Reconoció también el trabajo de toda la oposición: «A súa actitude crítica, o control ao Goberno e a súa capacidade propositiva tamén foi imprescindible para que Galicia seguise avanzando».

Recordó también a los expresidentes de la Xunta: Gerardo Fernández Albor, Fernando González Laxe, Manuel Fraga y Emilio Pérez Touriño, que le legaron el «galeguismo constitucional» que recogió y que «será tamén a guía de quen colla agora o relevo».

Esa sera la historia de Alfonso Rueda, su número dos en el Gobierno y más que probable sucesor como sexto presidente de Galicia. Tomará posesión, salvo sorpresa, en dos semanas. Ese será el fin de la presidencia de Alberto Núñez Feijoo, que hasta entonces estará en funciones.

Será la prórroga de «unha honra que nunca poderei agradecer dabondo aos galegos», haber sido designado «presidente deste pobo secular» y «servir á causa da súa liberdade, prosperidade e benestar». Un honor que va seguir ejerciendo, se comprometió, porque «foi un orgullo servir a Galicia, e porque seguirá sendo unha orgullo servila alá onde estea, desde calquera responsabilidade».


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