Feijoo y Tellado dejan el Parlamento y culminan siete semanas de transición

Alberto Núñez Feijoo puso fin a su trayectoria parlamentaria en Galicia donde empezó, en el escaño que ocupó como jefe de la oposición durante tres años (2006-2009) y que ayer volvió a utilizar como diputado raso para asistir a una votación con apelación directa, porque se trataba de elegirlo como senador por designación autonómica, un examen al que también se presentó su lugarteniente Miguel Tellado. Ninguno de los dos se votó a sí mismo, por lo que sumaron 41 papeletas a favor y 31 abstenciones de la oposición (no se puede votar en contra). Una postura inédita del BNG y del PSdeG, ya que tradicionalmente todos los diputados han apoyado las propuestas de los grupos con derecho a elección, aunque en esta ocasión coinciden en que los dos representantes no van a cumplir su función territorial, sino que buscan aforamiento, sueldo público y «confrontación con Sánchez».

Al terminar el pleno extraordinario y en un rincón del hemiciclo, el presidente de la Cámara, Miguel Santalices, acompañado por un letrado, dejó constancia de sus renuncias al escaño. Feijoo y Tellado presentarán sus credenciales a primera hora de hoy en el Senado, aunque el primer pleno con presencia de Sánchez será el 7 de junio. En esos debates, el líder del PP sabe que parte en desventaja. Mientras se despedía en los pasillos de los periodistas que lo han seguido en O Hórreo, advirtió que estas sesiones de control «si el presidente las tiene bien preparadas, suele ganarlas, porque las cierra». «En el Gobierno es muy cómodo, pero me corresponde estar en la oposición, y cumpliré mi compromiso», dijo defendiéndose de las criticas del BNG y el PSdeG.

La marcha de Feijoo y Tellado —que serán sustituidos en el próximo pleno por Fernando Pérez y Belén Salido— culmina una transición que comenzó el 2 de abril en el congreso nacional del PP. La cascada de relevos se pudo visualizar ayer en el Parlamento, donde Alfonso Rueda ocupó también por primera vez el único escaño del Gobierno con teléfono rojo; y Diego Calvo se bajó de la mesa en la que ejercía como vicepresidente primero para sentarse en la bancada azul de los conselleiros, mientras que la diputada Elena Candia ocupaba su silla junto a Santalices. La nueva ocupación de la lucense y la salida de Tellado también obligaron al PP a nombrar dos nuevos portavoces suplentes, que serán el pontevedrés Alberto Pazos y la ourensana Marta Nóvoa.

Al margen de los cambios y las despedidas, la mejor noticia por unanimidad fue la presencia del portavoz titular, Pedro Puy, que acudió a votar y pudo agradecer personalmente el apoyo recibido tras sufrir un infarto de corazón en la sesión de investidura del 12 de mayo.

Dos vacantes por cubrir en las consellerías, cuyos altos cargos siguen en funciones

En su primer Consello de la Xunta como presidente, hace una semana, Alfonso Rueda cubrió las vacantes que dejaron los miembros del equipo de Feijoo en el área de Presidencia. Dos periodistas, Silvia Valdés y Jorge Pan Varea, se hicieron cargo de la Secretaría Xeral de Medios y la Dirección Xeral de Comunicación. El gerente de Turismo de Galicia, Emilio de la Iglesia, se puso al frente del Gabinete da Presidencia, y la secretaria xeral técnica de la Vicepresidencia, Beatriz Cuiña, pasó a ser la secretaria xeral de Presidencia.

La vacante que dejó Cuiña no es la única aún pendiente de cubrir. En el Consello, Rueda también anunció el cese de Juan José Martín, que había trabajado con él como director xeral de Xustiza. Es posible que haya más cambios en el organigrama de las consellerías, ya que todos los secretarios y directores generales de la Xunta, con la excepción de los cargos nombrados en ese consello, están en funciones a la espera de ser confirmados o sustituidos por los conselleiros.

Pero las modificaciones serán con toda probabilidad mínimas, ya que los equipos de las consellerías fueron nombrados hace menos de dos años y el propio Alfonso Rueda, como vicepresidente primero y conselleiro de Presidencia, participó en su elaboración. Él mismo afirmó, cuando hizo pública la configuración de su Gobierno, que es el mismo que le dejó Feijoo con la excepción de la entrada de Diego Calvo, porque «Galicia non necesita volantadas», justificó.