La Voz de Galicia

Mariano García-Verdugo: «Correr era tan raro que te insultaban»

Galicia

Sara Pérez La Voz

Las mismas piernas que llegaron a correr casi 300 kilómetros a la semana ahora, a sus 74 años, hacen dos horas de elíptica al día, y conservan ese gusanillo que el atletismo les metió en el cuerpo

10 Nov 2022. Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Mariano García-Verdugo (Madrid, 1948) se despertaba a las cinco de la mañana cada día para salir a correr 30 kilómetros antes de llevar a su hijo a la guardería, dar clase de Educación Física en el colegio La Salle de Santiago de Compostela, entrenar en la universidad y luego volver a casa para correr otros 15 kilómetros, ser runner no estaba de moda. En absoluto. «Cuando empecé era tan raro que te insultaban. Nos llamaban locos, alguna vez hasta me han tirado piedras», recuerda. Lo dice quien de niño se dio cuenta de que lo suyo era escapar. Y de que lo hacía mucho más rápido que los demás. Ahí se animó, empezó a competir cuando era juvenil, y hasta hoy: contando seis juegos olímpicos, 18 campeonatos del mundo y 17 de Europa, además de dirigir el área de deportes de la USC y ser seleccionador nacional de medio fondo de la Real Federación Española de Atletismo, entre las tantas otras distinciones que puede tener un hombre que a sus 74 años sigue en activo, estudiando y leyendo, manteniéndose actualizado para ofrecer lo mejor como profesor del Centro Olímpico de Estudios Superiores en el máster en alto rendimiento deportivo. «En ningún momento he pensado en pararme», aclara.

García-Verdugo explica que con salir a correr se ha pasado por varias fases: del insulting al jogging y ahora al runner. «La primera fase la viví yo de joven, el insulting», señala, pero no le importó, siguió la carrera. Se fue a Madrid a estudiar Educación Física con una beca de alto rendimiento, y allí fue también donde conoció a su mujer. A Galicia volvió cuando se enteró de que en Santiago estaban apostando por el atletismo. Continuó compitiendo, y asumiendo el precio que había que pagar por ello: «Renuncié a salir por las noches, a comer lo que me daba la gana... Esos sacrificios. Cuando estoy tres horas entrenándome al día, dejándome media vida, no puedo estropearlo todo por la noche».

La otra forma de correr, cuenta, es la de hacerlo por la satisfacción que llega al terminar la carrera. «Correr engancha, por supuesto, pero es un enganche la mar de saludable», dice. De no haber sido por eso no se habría apuntado, por ejemplo, a la carrera de 100 kilómetros por la M-30 en Madrid. En ese sentido, el de necesitar ponerse las zapatillas y salir a correr, explica que nunca se ha visto dependiente de la carrera, sino más bien al contrario: la carrera dependía de Mariano.

Ese gusanillo es el que también ha conseguido transmitir a sus hijos. De jóvenes compitieron en atletismo, cuenta orgulloso, hábitos saludables que mantienen. Como él mismo, que casi todos los días hace dos horas de elíptica «para proteger un poco el esqueleto». Otros se dedica al rural training, como él lo llama con humor: «Acabo deslomado de darle al pico y a la carretilla».

Acaba de llegar de Jordania con su mujer, de viaje, otra de sus grandes aficiones, y ya está pensando en el próximo destino. «Considero que sigo siendo muy activo. Yo creo que cuando te apoltronas empiezas a morir», concluye.

Fui

Director del área de deportes de la USC y seleccionador nacional de medio fondo

Soy

Profesor en el Centro Olímpico de Estudios Superiores


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