Dificultades para relacionarse, depresión y ansiedad: los problemas psicológicos de los universitarios gallegos
Galicia
Los terapeutas de los campus también detectan casos de perfeccionismo y baja autoestima entre los alumnos que acuden a un servicio en el que trabajan más una decena de profesionales y para el que hay lista de espera
14 Nov 2022. Actualizado a las 15:04 h.
Ansiedad, sintomatología depresiva y dificultades relacionales. Estos son los problemas que más se detectan entre los estudiantes que acuden a los gabinetes de psicólogos que ofrecen gratuitamente las tres universidades gallegas. A día de hoy más de una decena de profesionales trabajan para dar cobertura a este servicio, que continúa tras la pandemia. Hay siete especialistas en A Coruña, tres en Vigo y otros tres en Santiago. Un servicio poco conocido, pero al que acude un número considerable de alumnos.
Y estos no son los únicos problemas a los que se enfrentan los estudiantes. En la Unidade de Atención Psicolóxica de la Universidade de Santiago (USC), su coordinadora, Ana López Durán, localiza, además, otro añadido: «El perfeccionismo, que puede dar lugar a contratiempos a la hora de rendir en el estudio, porque suele desembocar en ansiedad». Además, «las dificultades para relacionarse se producen tanto con los iguales como con el resto de personas de la facultad», puntualiza Durán. Y la ansiedad «acarrea muchas veces problemas somáticos, con sensaciones físicas asociadas a ella», explica Valentín Escudero, coordinador programa Afrontemos, el servicio de atención psicológica de la Universidade de A Coruña (UDC).
No obstante, también indica que generalmente no se trata de problemas nuevos, pues en el 64 % de los casos hay antecedentes de ansiedad y sintomatología depresiva leve en los últimos seis meses, y en un 38 % se han planteado problemas familiares y de relaciones interpersonales que ya existían antes.
En el caso de la Universidade de Vigo (UVigo), hay tres personas trabajando en un gabinete psicopedagógico orientado a los estudiantes para, según apunta la vicerrectora de Benestar, Equidade e Diversidade, María Isabel Doval, «orientarles y asistirles tantos en cuestiones académicas como en otras de índole personal que están afectando a sus estudios».
Doval coincide en identificar la ansiedad y el estrés como problemas presentes entre el alumnado, aunque asegura que también se trabaja en otros campos como «incrementar los niveles de autoestima, el manejo de conflictos o mejorar los hábitos y técnicas de estudio». A mayores de este servicio, la vicerrectora insiste en que a través de la Unidade de Atención ao Estudantado con Necesidades Específicas de Apoio Educativo se ponen en marcha otras medidas «para que todas las personas puedan desarrollar su vida universitaria de forma plena», porque «las barreras a las que se enfrenta el estudiantado son de todo tipo: sensoriales, cognitivas, emocionales, psicológicas o incluso sociales».
En Santiago y A Coruña las unidades de atención psicológica se crearon a raíz de la pandemia (en el 2021 y en el 2020 respectivamente), mientras que el gabinete psicopedagógico vigués lleva funcionando 18 años. Desde su puesta en marcha, este servicio ha atendido a 164 personas en la UDC (el 85 % de los solicitantes), a 262 en la USC y a más de 50.000 en la UVigo (aunque hay que tener en cuenta que en este último caso se trata de un gabinete que atiende «consultas por muy diversos motivos, incluyendo aquellas relacionadas con técnicas de estudio»o», dicen sus promotores).
En cualquier caso, los responsables del servicio en los diferentes campus destacan su buena acogida entre el alumnado. «Lo que más nos llamó la atención es que, cuando se creó, tuvimos 140 solicitudes en los primeros quince días. Creíamos que al principio no íbamos a tener tanta demanda. Tuvo muy buena aceptación, porque la necesidad de un servicio de estas características existe desde hace años», señala Ana López. Se suma Valentín Escudero: «Para el año 2023 se ha planteado la continuidad de esta iniciativa y ya no se está pensando en la pandemia. El servicio ha demostrado que tiene mucha demanda y que cumple una función de salud mental y preventiva importante».
Siempre hay lista de espera
Una muestra de esta buena aceptación es el hecho de que existe lista de espera en todas las universidades. En Vigo es de una semana y en A Coruña de 8 para la modalidad on-line del servicio, por la que optan el 60 % de los usuarios (no hay lista de espera para la atención presencial, que se presta en el ferrolano campus de Esteiro). En Santiago, la coordinadora del servicio apunta que «el tiempo de espera varía mucho dependiendo de la época del año». «Suele haber más demanda en el mes de septiembre —este año hubo 57 solicitudes— y otra época importante es antes de los exámenes. Baja antes de las vacaciones, y ahí la lista se mueve mucho más rápido. Los meses normales solemos tener entre 20 y 40 demandas y mayo y junio son los más bajos, suele haber sobre 14 estudiantes», asegura Ana López. «Siempre hay lista de espera, igual que sucede en cualquier clínica privada o en el Sergas», añade.
En cuanto al perfil de las personas que acuden a las sesiones, en A Coruña este sorprendió a los terapeutas: «En principio se pensaba mucho en los alumnos que empezaban la universidad y podían sentirse especialmente perdidos, creíamos que la respuesta sería mayor entre esos nuevos estudiantes. Sin embargo, lo que ha ocurrido desde el principio es que el servicio tiene más demanda en los últimos cursos e incluso entre alumnos de máster», apunta Valentín Escudero.
En la UDC este programa se oferta, además de a los alumnos, a sus familias y a personas de todos los estamentos universitarios. Sin embargo, los usuarios del programa han sido, hasta el momento, estudiantes en un 95 % de los casos, de prácticamente todas las facultades. Del resto, un 3 % se corresponden con personal docente e investigador y un 2 % personal de administración y servicios.
En todos los programas las citas se solicitan por correo electrónico (en A Coruña también puede hacerse por teléfono) y en principio se atienden por orden de llegada, aunque en tanto en las facultades de Vigo como en las de la ciudad herculina se da preferencia a los casos de especial urgencia (aunque el coordinador coruñés asegura que «suponen un porcentaje muy pequeño»). En Santiago, la coordinadora del servicio explica que «si alguien manifiesta en el correo que se encuentra en una situación especialmente complicada, se le informa de a donde puede acudir si se trata de un supuesto que requiere una intervención inmediata».
A partir de ahí se activa un procedimiento que desemboca en sesiones terapéuticas, cuya duración varía entre las universidades. «El número de sesiones va a depender de cada caso particular, la duración también. La atención es personalizada» apunta la vicerrectora viguesa. En la USC no existe un límite de sesiones aunque, según apunta Ana López, «la unidad trabaja sobre la perspectiva de que no se trata de un servicio de atención a trastornos mentales graves». «Por tanto, con una serie de intervenciones debería haber una mejoría, y si no es así se le dan otras alternativas a las que el alumno puede acudir», añade la coordinadora del programa compostelano. De la misma forma se orienta el servicio en la Universidade de A Coruña, en donde sí existe un máximo de 6 sesiones: «Solamente un 4 % de los casos mostraron una patología de salud mental severa y ya había sido diagnosticada con antelación. En esos casos Afrontemos sirve de apoyo o de puente para que los usuarios inicien o recuperan un tratamiento especializado en el Sergas o algún servicio similar», explica su responsable.
Solicitud de ayuda psicológica
- Universidade de Santiago: atencionpsicoloxica@usc.gal
- Universidade da Coruña: interfam@udc.es o en el 646 102 004
- Universidade de Vigo: diversidade@uvigo.es