Entre libros, sin visitas ni amigos: así es la vida de Alfonso Basterra en la cárcel de Teixeiro
Galicia
El padre de Asunta, condenado a 18 años de prisión por el asesinato de su hija en el 2013, pasa su vida como interno sin apenas implicarse con el resto de reclusos. En enero pedía por primera vez pasar al tercer grado tras diez años como recluso. Ahora verá desde prisión el estreno de la serie «El caso Asunta»
27 Apr 2024. Actualizado a las 16:28 h.
Noviembre del 2015. Más de dos años después del crimen, Rosario Porto y Alfonso Basterra eran condenados a 18 años de cárcel como culpables del asesinato de su hija Asunta.
Así se resolvía uno de los grandes crímenes de la historia reciente de Galicia. La sentencia ponía luz sobre el hallazgo del cadáver de una niña de solo doce años en Teo el 21 de septiembre del 2013. Era Asunta Basterra Porto, la hija adoptiva de una conocida familia compostelana. En ese momento arrancaba una investigación contra reloj en la que, a los pocos días, los padres de la menor eran detenidos. Rosario Porto era arrestada el día 24 tras el velatorio e incineración de su hija. Solo un día después, y tras un registro efectuado en la casa familiar de Teo, la Guardia Civil se llevaba a Alfonso Basterra. Ninguno de los dos progenitores volvería a pisar la calle.
De todo esto han pasado ya más de diez años y solo el padre de Asunta sigue en prisión llevando consigo todas las incógnitas que quedan por resolver de este caso. ¿Cuál fue el móvil del crimen? ¿Por qué acabaron con la vida de su hija?
La cuarta parte de la condena
Tras el suicidio de Rosario Porto el 18 de noviembre del 2020 en la cárcel de Brieva, en Ávila, solo el padre de Asunta podría poner luz sobre muchas incógnitas.
En marzo del 2018, Alfonso Basterra Camporro cumplía la cuarta parte de la pena por acabar con la vida de su hija. ¿Qué significa esto? Pues que desde ese momento, como preso de segundo grado en la prisión de Teixeiro, tendría derecho a pedir permisos de fin de semana. Curiosamente hasta este mismo año no lo había hecho.
El periodista movió ficha por primera vez el pasado mes de enero, pero no consiguió su objetivo. Basterra solicitó pasar al tercer grado penitenciario, lo que sí le permitiría salir de la prisión coruñesa e ingresar en un centro de reinserción social al que solo tendría que ir a dormir. El resto del día lo pasaría en la calle, libre.
El primer movimiento de Basterra para conseguir su libertad le salió mal ya que Instituciones Penitenciarias rechazó su petición.
En todo esto, hay que tener en cuenta dos factores fundamentales: la gravedad del delito y que Alfonso Basterra jamás ha mostrado arrepentimiento.
Su día a día
Este reciente movimiento del asesino de Asunta fue sorprendente ya que lo normal es que los presos disfruten antes de este paso de permisos de fin de semana, pero él no lo solicitó en más de cinco años.
A Basterra le quedan ahora ocho años de condena inmerso en un día a día en los que se mueve a caballo entre el módulo respeto donde reside y la biblioteca de la prisión de Teixeiro.
Se levanta por la mañana, ordena la celda y hace la cama, desayuna y empieza la jornada entre libros. No tiene relación de confianza con nadie. En parte «por ese elevado concepto que tiene de él mismo. Se considera intelectualmente muy superior al resto de internos y funcionarios», explicaron el pasado septiembre trabajadores del penal coruñés a La Voz de Galicia. El padre de Asunta tampoco recibe visitas y apenas le llega correspondencia. «Pasa desapercibido, le cuesta expresar sentimientos», añaden quienes le ven deambular por el módulo.
Al final de la mañana, deja la biblioteca para desplazarse al comedor. Tras la comida, descansa en la celda y regresa a la biblioteca. No pocos días se desplaza a otros edificios del complejo penitenciario de Teixeiro para recoger libros en módulos o celdas. «Eso le da contacto con más presos, pero ni así acaba de empatizar con nadie. No quiere, no le hace falta, se entiende que está mejor sin relaciones de confianza, a su aire. Tampoco en la biblioteca, por donde pasan otros internos, empatiza. Va a lo suyo», explicaban los mismos funcionarios.
Al acabar la tarde, regresa a su módulo. Los presos que le acompañan tampoco son conflictivos. El ambiente es correcto, diferente a otros módulos más complejos por los delincuentes que los habitan. Pero ni así; Basterra se limita a cenar, luego se refugia en su celda y duerme para seguir restando a sus 18 años de pena.
Alfonso Basterra se ha aficionado a la escritura años después de ejercer el periodismo. Invierte parte de su tiempo en la cárcel dando forma a su inspiración en formato de relato corto. No es la primera vez que el padre de Asunta, desde que ingresó en prisión hace más 10 años, presenta el resultado de su trabajo a concursos convocados por Instituciones Penitenciarias en el conjunto de España.
Basterra fue hace tiempo preso de apoyo. Velaba por otros internos para, por ejemplo, evitar que se quitaran la vida. A él solo fue necesario aplicarle una vez el protocolo antisuicidio. Ocurrió en diciembre del 2020, tras quitarse la vida su exmujer, Rosario Porto. Más allá del impacto de los primeros días, Basterra recuperó la frialdad en el trato y evidenció muestras claras de querer seguir viviendo.
El asesino de Asunta tampoco tiene un entorno que lo apoye. No tiene a nadie en Galicia y en el País Vasco, donde nació, su familia tampoco le ha ofrecido gran respaldo.
En solo unos días va a ser testigo desde prisión del estreno de la serie de ficción de Netflix, El caso Asunta, encarnado por el actor Tristán Ulloa. Y así seguirá contando los días hasta el final de su condena.