Los «tentáculos» de Sito Miñanco le permitían tener una lista de coches de la policía
Galicia
En la tercera sesión del juicio en la Audiencia Nacional, un inspector admite que desconoce si toda la droga incautada en el barco Thoran era para el narco gallego
20 Nov 2024. Actualizado a las 20:26 h.
Un jefe de la Policía Nacional encargado de la operación Mito ha explicado este miércoles que José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, tenía «tentáculos que llegaban a sitios muy lejanos» que le permitían incluso recibir datos de coches policiales. La Audiencia Nacional ha celebrado este miércoles la tercera jornada del juicio contra el narco gallego, en el que se sientan en el banquillo 46 acusados. La Fiscalía pide 31 años y seis meses de prisión para Miñanco, el principal encausado, por el intento de introducción en España en el 2017 de casi cuatro toneladas de cocaína procedente de Sudamérica, la ocultación de más de 11 millones de euros y el blanqueo del dinero.
En esta causa también figura como imputado Gonzalo Boye, el conocido abogado del expresidente de Cataluña Carles Puigdemont, que se enfrenta a una petición del Ministerio Público de 9 años y 9 meses de prisión por supuestos delitos de blanqueo de capitales y falsificación de documento oficial. Boye llegó el lunes escoltado a la Audiencia Nacional por toda la cúpula política de Junts, entre ellos el expresidente catalán Quim Torra.
Quien era inspector jefe del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO) de la Policía Nacional en la Costa del Sol cuando tuvo lugar la investigación, y que participó en el registro en el domicilio de Sito Miñanco en Algeciras (Cádiz) tras su detención el 5 de febrero del 2018, destacó que, entre otros efectos, se le incautaron casi 400.000 euros en metálico, un teléfono móvil encriptado y un folio y medio con anotaciones de vehículos policiales.
«Entiendo que esta información la recibía de sus tentáculos, que llegan a sitios muy lejanos, pues tenía datos de vehículos policiales -como matrículas- entiendo que para asegurar sus desplazamientos», ha comentado el responsable policial.
El testigo ha corroborado que durante la investigación de este caso el 2 de octubre de 2017 fue abordado en las Azores el buque Thoran, en el que se incautaron 3.305 kilos de cocaína procedente de Ecuador que la organización de Sito Miñanco compró a suministradores colombianos, y el 9 de noviembre siguiente fueron intervenidos 615 kilos de la misma droga en una nave en Países Bajos.
El responsable policial ha dicho que aunque parezca «increíble» tras las caídas de estas dos operaciones de narcotráfico la organización de Sito Miñanco «se recompuso» e incluso comenzó a preparar sendos transportes de mil y ochocientos kilos de cocaína procedente de Sudamérica.
Por su parte, el inspector de la Brigada Central de Estupefacientes (UDYCO) que participó en labores de investigación para destapar la presunta actividad delictiva de la organización del narcotraficante gallego ha admitido en su declaración que desconoce cuánta de la cocaína incautada en el abordaje del buque Thoran iba directamente para Sito Miñanco.
A preguntas tanto de la fiscal del caso como de las defensas ha explicado que antes de que se produjera ese abordaje empezaron a detectar «preparativos» en sus escuchas a los miembros de la organización. «Indicaban, sin ningún género de duda, que se iba a producir un transporte marítimo, seguro, porque los audios del día 22 y 23 de septiembre son aplastantes», ha recordado, para luego explicar que hablaban de la embarcación que zarparía para recoger la sustancia estupefaciente en alta mar, y hacían menciones a cómo tenían que navegar: «De noche y a dos nudos, con los motores tapados».
«Fueron un montón de datos, señoría, y nosotros creemos que queda acreditado, que si no todo ese estupefaciente, parte de él era para José Ramón Prado Bugallo», ha aseverado. Este matiz, realizado sobre las 3,3 toneladas de cocaína aprehendidas en el Thoran, ha servido para que una de las defensas de los encausados repreguntase si era cierto que desconocía «si todo o parte» era atribuible a los investigados.
El inspector, testigo protegido, ha explicado que los proveedores de droga «aprovechan un traslado de estupefaciente en un buque para meter partidas» distintas. La defensa ha preguntado entonces si era «perfectamente posible que fuera una parte más o menos pequeña y no fuera la totalidad» lo que iba destinado a la organización investigada, pero el inspector ha zanjado el asunto señalando que lo que podía asegurar es que «pequeña no era».
Este miércoles también ha arrancado la testifical de otro de los inspectores, de la zona de Madrid, que participó en el operativo policial y, a preguntas de la fiscal, ha ido desgranando detalles de cómo funcionaban los miembros de la organización, tanto en sus reuniones como en sus desplazamientos y uso de tapaderas.
Así, por ejemplo, ha detallado que de las primeras vigilancias que hicieron en febrero del 2016 en una nave de Colmenar Viejo (Madrid), y ha recordado que el núcleo de la organización - Sito y sus dos hombres de confianza, Enrique García Arango y Juan Antonio Fernández Fernández- se juntaba allí los fines de semana con el objetivo de «dificultar aún más si cabe» las vigilancias de la Policía. «Querían evitar cualquier tipo de control o vigilancia que se pueda realizar sobre la misma. Entendemos que puede ser una medida de seguridad conocer cualquier movimiento que se realice sobre el polígono», ha explicado.
Además, ha añadido que les llamó la atención que usaran terminales de telefonía cuyos titulares eran ciudadanos marroquíes que nada tenían que ver con la causa o con esos dispositivos en realidad.
Tras detallar quienes fueron los investigados por el operativo policial madrileño, ha aseverado que ninguno tenía actividad laboral. Ha añadido que cuando más tarde solicitaron la actividad laboral de los mismos a la Seguridad Social pudieron ver que Fernández Fernández trabajaba en Astilleros Facho (vinculado a la trama), otro se dedicaba a la pesca de altura y el lugarteniente de Sito, García Arango, aparece como panadero. «Nunca lo vimos hacer pan», ha explicado.
Preguntado por determinadas reuniones, el inspector ha confirmado que Sito Miñanco y la cúpula de la organización piramidal, incluido un socio holandés, Raymond Van Rij, mantuvo reuniones en el restaurante Puerta 57 del Estadio Santiago Bernabéu, lugar desde el que se divisa el terreno de juego madridista. En otra vigilancia de diciembre de 2016 pudieron observar como García Arango se desplazó a un centro comercial de Majadahonda, y en el lavadero del mismo se reunió con otro encausado (Puentes Saavedra) e hizo entrega a gente de algo, sin poder precisar qué concretamente.
A toda esta actividad, los dos inspectores que han declarado este miércoles han sumado una descripción pormenorizada de cómo eran los viajes de la organización en vehículos para transportar en huecos escondidos (llamados caletas) dinero presuntamente procedente de la actividad del tráfico de droga.
En este sentido, ha detallado que en uno de los viajes incluso usaron dos vehículos para que uno fuera abriendo camino a modo de coche lanzadera por si detectaba algún problema poder dar aviso al segundo.
Durante la comparecencia del inspector de la zona de Málaga, ha incidido en que una vez que aparece la figura de Van Rij ya sospechan que el potencial de la organización no solo les permite transportar mercancía por vía marítima, sino que también puede hacer uso de contenedores. A juicio del agente, «es el abecé en el tráfico de estupefacientes a este nivel, la introducción de cocaína por vía contenedor». Y ha apostillado que tras la investigación sobre la persona de Van Rij pudieron acreditar que así era.
También ha salido a relucir el sistema de encriptación usado por la gente de Sito para sus comunicaciones. Los agentes han recordado que el narco insistía mucho a sus subalternos, según las escuchas realizadas, para que no usaran «telefonía normal». Han relatado que esa mensajería encriptada que usaban permitía el borrado automático, y ha confesado que eso les llevó «por el camino de la amargura» porque no había forma de acceder a los terminales, que solían ser iPhone 6.