Productos gallegos que disparan su precio fuera de nuestras fronteras
Sabe bien
En algunas partes del mundo tomar una tapa de pulpo, un trozo de tortilla y un pedazo de empanada cuesta casi 50 euros
24 Jan 2020. Actualizado a las 10:40 h.
No son las famosas patatas fritas gallegas, que irán a los Oscar de la mano de la película Parásitos, los únicos productos que cotizan al alza fuera de nuestras fronteras. Nos lo cuentan varios gallegos que animados por la morriña a veces caen en la tentación de una tapa de empanada, un chupito de licor café y, por supuesto, una cerveza bien fría. Lo explica Lucía Freitas, que desde hace un par de años tutela un restaurante en Nueva York. «Yo creo que por Tomiño han pasado todos los gallegos que residen en la Gran Manzana». Pero no son los únicos. «Los neoyorquinos y los asiáticos son muy fieles; y los platos que más se demandan, en general, son el pulpo, el arroz con bogavante y un postre de aguardiente con chocolate». Explica que «evidentemente estos platos en Estados Unidos sufren un plus, pero se debe a que vendemos Galicia con producto gallego avalado por certificados de calidad de aquí»
Mencionado el cefalópodo que más marca Galicia ha hecho, es inevitable comentar lo que cuesta una tapa de pulpo en Lucerna, como nos cuenta Guadalupe, una mindoniense de 28 años que vive en esta ciudad suiza. Apegada a la gastronomía de su tierra, a veces acude al centro gallego para pegarse un homenaje. Aunque la broma puede salir cara dados los importes, en general, que maneja el país centroeuropeo (los salarios también son más elevados). Ojo el susto si uno no está habituado a estos precios y se encuentra de viaje: irse de tapas con producto gallego sale por casi 47 euros. Como explica, pese a que parezca imposible basta con pedir una tapa de empanada (11 euros), otra de pulpo á feira (26 euros) y un trocito de tortilla (9 euros) para hacerle un roto inigualable al bolsillo. Y si tenemos antojo de empanada, quizás haya que intentar engañar al estómago, pues la tapa supera los 11 euros.
En Barcelona Wine Bar, una cadena estadounidense de restaurantes que goza de gran popularidad por su carta con platos españoles, suelen tener en el menú queso de tetilla y una gran variedad de bebidas gallegas; como explica Javier, un coruñés de 29 años afincado en Boston. Entre las que destaca se encuentra un vino blanco espumoso de Bodegas Laxas que, mientras en la comunidad puede encontrarse por 13 euros la botella, al otro lado del charco el precio se eleva hasta los 60 euros: así lo indica la carta de este local. Un godello de Bodegas Val de Sil también aumenta notablemente de precio en este local: la botella sale por 44 euros, y en Galicia se vende por 13,50 euros.
Muchos gallegos miden la diferencia de los precios locales con el resto del mundo de una manera parecida al índice Big Mac, salvo que con una caña bien tirada (cuando logran encontrarla). Así las cosas, descubrimos que en Tomiño, en el centro neurálgico de Manhattan, la cerveza importada desde las tierras de Breogán cuesta 4,50 euros. Algo similar pasa en Lucerna, donde Guadalupe comenta que la caña con sabor de la tierra le sale también por más de 4 euros. Pero los paga gustosamente. Y eso que piensa que no es muy caro para el lugar donde reside.
En Alemania, la empresa Jamón, informa David, residente en el país del chucrut, le permite a los gallegos superar la distancia forma algo más agradable. Y, en algunos casos, incluso dándole un respiro a la cartera. Sorprendentemente, por ejemplo, una lata de mejillones en escabeche que en Galicia rondan los 4 euros, los alemanes pueden encontrarla por 3,25 euros. El licor café, sin embargo, ya sigue la tónica habitual que se observa con la mayoría de productos en el resto de países. De los 7,35 euros que cuesta en Galicia la botella de Daviña Galega, pasa a los 17,95 euros que habrá que desembolsar en Berlín, Munich o Fráncfort.