La persona más influyente del mundo es un bloguero
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Wael Ghonim, activista egipcio, responsable de márketing de Google para Oriente Medio y el norte de África, se convirtió en el portavoz más visible de los rebeldes en las revueltas de Egipto.
21 Apr 2011. Actualizado a las 22:05 h.
La persona más influyente del mundo, según la revista Time, es un bloguero egipcio, seguido de un amplio abanico de personajes en el que cada vez hay menos políticos y más artistas, estrellas y emprendedores, sobre todo del ámbito tecnológico.
Como era de esperar, y pese a que los lectores de la publicación no opinan lo mismo, la lista difundida hoy por Time de las cien personas más influyentes está liderada por uno de los protagonistas más mediáticos de las revueltas populares vividas en los últimos meses en el mundo árabe: el bloguero Wael Ghonim.
Este activista egipcio, responsable de márketing de Google para Oriente Medio y el norte de África, se convirtió en el portavoz más visible de los rebeldes en las revueltas de Egipto gracias a sus mensajes en redes sociales como Facebook.
«Al insistir en que el régimen atiende sólo cuando los ciudadanos ejercen su derecho a la desobediencia civil y a manifestarse, Wael ayudó a iniciar la revolución pacífica», explica el Nobel de la Paz y candidato a la Presidencia de Egipto, Mohamed el Baradei.
En un perfil sobre Ghonim elaborado para la revista, El Baradei añade que «la respuesta fue milagrosa: un movimiento que iniciaron miles de personas el 25 de enero terminó con 12 millones eliminando a Hosni Mubarak y a su régimen».
Ghonim, que para Occidente encarna a la nueva juventud egipcia, releva así este año al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que en 2010 encabezó este listado.
En las siguientes posiciones Time ha colocado, por este orden, al economista estadounidense y ganador de un Nobel de Economía, Joseph Stiglitz; al fundador y consejero delegado del videoclub «en casa» Netflix, Reed Hastings, y a la comediante y actriz del popular programa de televisión «Saturday Night Live», Amy Poehler.
En esta variopinta lista también están la primera presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el futbolista argentino que juega en el Barcelona, Lionel Messi; así como el ídolo de adolescentes Justin Bieber, la zoóloga Sue Savage-Rumbaugh, el clérigo radical Anwar al-Awlaki, el heredero de la presidencia norcoreana Kim Jong Un, el «cazador de virus» Nathan Wolfe, y hasta el príncipe Guillermo y su prometida Kate Middleton.
Aunque no sorprende encontrar en este listado a políticos como Barack Obama, Nicolas Sarkozy, Angela Merkel o David Cameron, sí llama más la atención ver a la cantante Patti Smith, la congresista herida en un tiroteo Gabrielle Giffords, la tenista Kim Clijsters, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, el de Wikileaks, Julian Assange, o el creador de la serie de televisión «Mad Men», Matthew Weiner.
Integran también la lista desde el oscarizado Colin Firth y el alcalde de la ciudad estadounidense de Newark, Cory Booker, hasta la polémica «madre tigre» Amy Chua, la mediática Oprah Winfrey, el jugador de cricket indio Mahendra Singh Dhoni, o Peter Vesterbacka, desarrollador del juego «Angry Birds».
Como ya ocurriera el año pasado, el cantante, actor y modelo surcoreano Rain encabeza la lista popular elaborada por los lectores de Time, ya que este joven, además de arrasar en Asia cada vez es muy conocido también en Occidente.
Le siguen en opinión de los lectores los cantantes Jay Chou, Susan Boyle, Beyoncé y Chris Colfer, el presidente de Sri Lanka Mahinda Rajapaksa, el budista Cheng Yen, el escritor Christopher Hitchens, el soldado estadounidense vinculado a WikiLeaks Bradley Manning y el presentador Glenn Beck.
En cualquier caso, esta mezcolanza de personalidades seleccionada por Time -que organizará una gala el 26 de abril en Nueva York para celebrar estas designaciones- pone de manifiesto la creciente «democratización de la influencia».
«Nunca ha sido más fácil influir o ser influido», dice Time, que destaca que acontecimientos como las revueltas árabes, que «han cambiado Oriente Medio», o el terremoto de Japón, «que podría alterar la historia de Asia», se han visto «profundizados, ampliados y acelerados por el poder de los medios de comunicación sociales».
Así justifica la inclusión de Ghonim como la de Fathi Terbil -cuya detención catalizó las protestas en Libia-, Katsunobu Sakurai -que denunció «el letargo de las autoridades japonesas para atender a las víctimas» del terremoto de marzo- y Ai Weiwei, el artista y disidente que «se convirtió en la conciencia de China».
«La influencia es imposible de medir», según reconoce Time, que sin embargo asegura en su web que gracias a los medios de comunicación social, «cualquier persona puede ya comunicarse con todos», de forma que «la democratización de la información puede conducir realmente a la democracia real».