La Voz de Galicia

La coronación de la austeridad

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Cristina Porteiro Bruselas

Bruselas opta por una ceremonia sobria para el relevo en el trono

20 Jul 2013. Actualizado a las 07:00 h.

El príncipe Felipe de Bélgica se acostará mañana ostentando el cargo de nuevo Jefe de Estado y rey de los belgas. La bienvenida al trono que le aguarda al nuevo monarca y a su esposa Matilde será previsiblemente mucho más austera de lo habitual en este tipo de celebraciones.

Al igual que ocurrió con la coronación de sus homólogos holandeses, Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta, a la celebración de mañana asistirán solo los príncipes herederos así como representantes de cada Casa Real. Pero, a diferencia de la gran fiesta que se celebró el pasado 30 de abril en Amsterdam, el de Bruselas será un festejo mucho más discreto y sin grandes ostentaciones, pese a coincidir con la fiesta nacional de Bélgica.

Desde que el rey Alberto II anunció el pasado 3 de julio que abdicaría en favor de su hijo, la atención de los medios y el pueblo belga se ha dirigido hacia la figura del monarca saliente, ensalzando sus logros y recordando algunos de los episodios más turbios de su vida. Sin embargo, la expectación por la inminente coronación del nuevo rey no ha sido muy elevada y la prensa local ha relegado a un llamativo segundo plano al heredero.

Los belgas recibieron con frialdad la noticia de que será Felipe el sustituto en el trono y, en correspondencia con ello, se espera que la bienvenida que le brindarán mañana será igualmente apática. Casi nadie confía en sus cualidades como rey, al apreciar en él un carácter introvertido e inseguro.

Algunos han querido achacar la sobriedad de la celebración al carácter reservado de los futuros reyes. Matilde siempre ha sido vista como una princesa carismática, discreta y elegante. Pero Felipe ha tratado de pasar desapercibido en las misiones económicas que se le han encomendado y parece que este rasgo marcará el estilo de la coronación.

De todos modos, nadie puede dejar de ver que una de las razones para hacer de esta celebración un mero trámite de acceso al trono estriba en que, en los últimos meses, el debate sobre el futuro de la monarquía ha estado muy encendido entre la opinión pública. Toda la serie de sucesos en los que se han visto involucrados los miembros de la familia real, desde el intento de esquivar al fisco de la Reina Fabiola, a la reciente solicitud que presentó una presunta hija ilegítima del rey Alberto para demostrar su paternidad, han desestabilizado a la Casa Real y puesto contra las cuerdas a sus miembros.

Para calmar los ánimos y aplacar las críticas feroces de los nacionalistas flamencos, el Gobierno, liderado por el socialista Elio di Rupo, inició cambios en la fiscalidad de la monarquía y en adelante, las partidas presupuestarias que recibirá la corona serán más reducidas.

Bruselas ultima los detalles para mañana y ya se viste de gala para recibir al nuevo rey pero ha preferido reservarse la pompa y el entusiasmo para otra ocasión. Al baile nacional de esta noche, al que asistirán los futuros reyes, le seguirá el Te Deum en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula tras lo cual, se firmará oficialmente la abdicación en el Palacio Real de Bruselas y se dará paso a la toma de posesión. La jornada se cerrará con un desfile militar en honor al día nacional de Bélgica y el broche lo pondrá un espectáculo de fuegos artificiales al que también asistirán los nuevos reyes.

Eso será todo.


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