La Voz de Galicia

Enrique y Meghan adquieren una segunda residencia en Portugal para tener un pie en Europa

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Joaquina Dueñas madrid / colpisa

Los duques de Sussex habrían elegido el país luso por la cercanía de la vivienda de su prima Eugenia, hija del príncipe Andrés, y por tener un vínculo con la UE

22 Oct 2024. Actualizado a las 17:13 h.

Después de que les negaran protección institucional a cuenta del erario público en suelo británico y de perder su residencia oficial de Frogmore Cottage, el príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle, no cejan en su intento de acercarse a Europa y parecen haber encontrado el lugar perfecto para instalar su campamento base a este lado del charco. Así, los duques de Sussex han decidido adquirir una casa en Portugal. La pareja estuvo el año pasado en Melides, en la región del Alentejo, después de asistir a los Juegos Invictus en Alemania y se especula con que esta visita pudo estar relacionada con la adquisición de una vivienda en el paraíso de moda de Comporta.

La ubicación no es casual, ya que está cerca de la residencia de la princesa Eugenia y su esposo, Jack Brooksbank, quien trabaja entre el Reino Unido y Portugal en un proyecto inmobiliario de lujo. A pesar del distanciamiento de Enrique con su padre, el rey Carlos III, y con su hermano, el príncipe Guillermo, sí que guarda una excelente relación con su prima Eugenia, hija del príncipe Andrés, protagonista a su vez de otra polémica habitacional.

Y es que Andrés, que reside en la lujosa Royal Lodge en Windsor, ha recibido un ultimátum de su hermano Carlos: tendrá que mudarse a una residencia más modesta, como Frogmore Cottage, el que fuera el amado hogar de los Sussex. El monarca ha justificado esta demanda por la reducción de gastos y por asegurar el futuro de la propiedad para su hijo Guillermo. Sin embargo, Andrés se resiste, esgrimiendo un contrato de arrendamiento de 75 años con el que busca mantener la propiedad para sus hijas, Eugenia y Beatriz?, cerrándose así el curioso círculo entre las propiedades de la corona y sus ilustres habitantes. Mientras Harry lamenta haber perdido Frogmore Cottage, que recibió como regalo de bodas de Isabel II y definió como «la casa de sus sueños», su tío se niega a trasladarse allí para permanecer una residencia mayor de cuyo mantenimiento es incapaz de hacerse cargo económicamente.


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