La Voz de Galicia

El trivote de «jugones» amplía la oferta céltica en la medular

Grada de Río

Lorena García Calvo Vigo / La Voz

La apuesta arriesgada de Luis Enrique ante el Athletic resultó exitosa

13 Feb 2014. Actualizado a las 19:14 h.

Luis Enrique apostó fuerte ante el Athletic. Dejó en la banqueta al capitán, Borja Oubiña, y ofreció a Michael Krohn-Dehli el puesto de pivote. El danés fue el eje de un centro del campo construido a base de jugones, puesto que Álex López recuperó la titularidad a la derecha, y Rafinha se asentó en el costado izquierdo. Un trivote ambicioso, pero de riesgo, formado por tres futbolistas que atesoran calidad y que tienen un perfil marcadamente ofensivo.

El diseño de un trivote como el mostrado ante el Athletic Club amplía el repertorio celeste en la medular, puesto que aunque en alguna otra ocasión Luis Enrique había trabajado con Krohn-Dehli en el mediocentro defensivo, no fue hasta el pasado lunes cuando la apuesta se vio premiada. Y todo, porque en esta ocasión el equipo se vio respaldado por una defensa más sólida y sobre todo por una salida en tromba y una intensidad que impidieron al equipo de Ernesto Valverde adueñarse del partido, y por lo tanto, meter en más compromisos los cimientos célticos.

Sobre el papel, una línea con Krohn-Dehli, Álex López y Rafinha es sinónimo de vorágine ofensiva. Los tres son jugadores que se sienten mucho más cómodos jugando en las inmediaciones de la portería contraria, que alternando creación con contención, si bien ante el Athletic el equipo encontró el equilibrio perfecto. El complicado papel de Oubiña, cuya responsabilidad habitual es refrendar a la zaga y canalizar la salida del balón, tiene en Krohn-Dehli un perfil más osado. El danés, que ya había hecho sus pinitos como pivote, aunque con resultados bastante diferentes a los del lunes, canalizó el fútbol, puso creatividad, pero también recuperó balones cuando fue necesario. De hecho, el 23 % de los recuperados por los celestes llevaron su firma, compensando sobradamente los ocho que le arrebató el Athletic, con los 15 que recuperó.

En la batalla por el centro del campo el Athletic tuvo que estar tan pendiente de controlar a Rafinha -que al igual que Krohn-Dehli entró en contacto con el balón en 86 ocasiones-, que se encontró sin proponérselo bailando al ritmo que marcó el Celta. Y cuando las fuerzas flaquearon entre los vigueses en la segunda mitad, los de Luis Enrique fueron capaces de mantener las líneas más o menos juntas y controlar a los leones en zonas de poco riesgo, lejos de la meta de Yoel.

El Celta comprobó que con un fútbol de presión, el centro del campo de jugones es una solución exitosa. Una fórmula más para un equipo al alza.


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