El ídolo, enfrente por un día
Grada de Río
Los compañeros de Luis Enrique en el Barça, al que se mide el miércoles, recuerdan su etapa culé
24 Mar 2014. Actualizado a las 12:42 h.
Luis Enrique vuelve el miércoles al escenario de buena parte de sus momentos más gloriosos como futbolista y donde se reencontrará con el club en el que dio, también, sus primeros pasos como entrenador. Algunos de sus compañeros en la etapa de jugador culé (1996-2004) no descartan que su futuro sea blaugrana. Pero, antes de que llegue el momento de saber si ocurrirá así, le toca sentarse en el banquillo visitante del Camp Nou por primera vez. Lo hará como técnico del Celta.
«El público le va a dar una gran ovación y será un partido muy especial para él por toda la gente que conoce que sigue en el Barça. A partir de ahí, el fútbol dirá», comenta Sergi Barjuán, que compartió vestuario con él durante seis temporadas. Lo mismo indica Óscar García Junyent, para quien el asturiano es «un ídolo querido por todos en Barcelona, que se entregó a tope y dio el máximo» a lo largo de su etapa en la Ciudad Condal.
Integración dentro y fuera
Ese período lo comenzó procedente del Real Madrid, circunstancia que no le supuso un problema, pese a la rivalidad entre ambos clubes. «No recuerdo hostilidad hacia él en la grada ni siquiera en los inicios», apunta Ángel Cuéllar, testigo desde dentro de la llegada de Luis Enrique en 1996. Por parte de sus compañeros resultó más sencillo: «Muchos se conocían de la selección. No fue diferente a cualquiera que llega nuevo».
Francesc Arnau rememora un pequeño «revuelo» con su fichaje -«no era un traspaso habitual, y cuando se hacía era más a la inversa»-, así como que «caló muy rápido» en el barcelonismo, «y hasta hoy». Gerard López también da cuenta de ello: «Es un ídolo al que la gente quiere muchísimo». Cosa que Abelardo achaca a que «era y es una persona clara, franca, que siempre va de frente y un tipo magnífico».
Coinciden en que su forma de ser jugó a su favor e hizo que todos le vieran como un gran compañero. «Tuvo la virtud de integrarse y habituarse rápido tanto al club como a la ciudad. Incluso formó allí una familia», recalca Sergi. Para Cuéllar, que lo retrata como «un tipo alegre y divertido», con su carácter «hubiera sido imposible no adaptarse allí donde fuera».
En lo deportivo, «entrenaba siempre con un entusiasmo increíble y jugaba de la misma manera», en palabras de García Junyent. Los relevos en el banquillo conllevaron para él varios cambios de posición. «Con Bobby Robson empezó como lateral y luego fue hacia más adelante. Era un jugador polivalente y capaz de dar el máximo donde le colocaran», destaca Sergi.
Un referente para todos
Cuentan que imprimía carácter al grupo. «Era goleador, defendía como el mejor y tocaba en el centro del campo. Nunca bajaba los brazos ni dejaba que lo hiciéramos el resto», relata Arnau. Cuando llegó el exmadridista, él empezaba en el primer equipo. «Acababa de subir y fue mi mayor referente español con Guardiola y Abelardo».
El propio Abelardo narra cómo el actual preparador céltico «encajó en aquella plantilla porque, con la calidad y el excelente rendimiento que dio, tenía que ser así». Lo corrobora Gerard, que guarda en su memoria la imagen de un Luis Enrique «líder en el vestuario, profesional de diez y alguien con una visión especial del fútbol».
Su futuro como entrenador no se vislumbraba en sus años blaugranas, aunque tampoco ha sorprendido. «Era uno de los caminos y, cuando decidió que sería el suyo, fue a por ello. Lo hizo muy bien, paso a paso. Su forma de actuar es así, a base de trabajo», describe Sergi. Cuéllar señala que ya destacaba en él entonces una «cualidad básica» para esa faceta: «Se involucraba con todo».
El técnico ideal para el Celta
Luis Enrique es, según quienes le conocen, el «técnico ideal» para el Celta. «Él viene de un club formativo como el Barça y en Vigo se ha arriesgado con gente joven y de casa para la que él es el guía perfecto», razona Arnau. Gerard se queda con que «han armado un proyecto que apuesta por el buen fútbol, con canteranos y cesiones interesantes. Le costó arrancar, pero él era una apuesta a medio plazo».
Precisamente, valoran la paciencia de Praza de España en momentos difíciles. «No conozco a la directiva, pero algo que han hecho bien es darle tiempo», opina Sergi. Él estaba seguro de que los resultados llegarían porque «con lo cabezota que es, cuantas más dificultades, más se crece». García Junyent también esperaba un buen equipo de su mano. «Sabía que con ese plantel y él al frente, les iría bien».
Nadie duda de que el del miércoles no será un compromiso más para el exculé. «Por una parte estará su profesionalidad y por otra lo que vivimos todos al enfrentarnos a la que fue nuestra casa», constata Arnau. Abelardo cree que, más allá de sentimentalismos, «conociéndole, lo preparará a conciencia, irá a muerte y olvidará dónde está». Gerard va más allá y advierte de que «sabe cuáles son los puntos débiles del Barça y cómo hacerle daño».