Joel, desde Alemania para ver al Celta por primera vez
Grada de Río
Una pareja de emigrantes acudió al Quinocho con su hijo de tres años, que se estrenaba en el estadio
14 Aug 2019. Actualizado a las 12:11 h.
La familia Martínez Castro vivió el sábado un día inolvidable. Pablo Martínez lleva desde el 2010 viviendo en Alemania y su mujer, Sandra Castro, desde el 2013; hace tres años dieron la bienvenida a su hijo Joel y en el Memorial Quinocho, contra el Lazio, tuvieron la ocasión de llevarle a Balaídos por primera vez.
Sandra presenta a la suya como «una familia celtista que por circunstancias laborales emigró a Alemania». Desde entonces, cada verano habían destinado parte de sus vacaciones a volver a Galicia intentando siempre que les coincidiera con algún partido del Celta para saciar la sed de Balaídos. Pero el momento de acudir con su hijo no había llegado hasta este 2019.
Y eso que estuvieron a punto de no poder acudir. «Con todo este embrollo del cierre de Río casi nos quedamos sin poder llevarle a su primer partido», recalca. Pero lo consiguieron y Joel iba bien preparado para la ocasión. «Hicimos cola para conseguir asientos en Primera fila de Tribuna y así colocar la pancarta que llevábamos y poder ver de cerca a los jugadores», detalla la madre del pequeño. En esa pancarta se podía leer: «Vengo desde Alemania para ver a mi equipo por primera vez».
Su idea era llamar la atención de algún céltico y poder saludarle o conseguir alguna foto o autógrafo, pero no pudo ser. «El resultado fue un poco agridulce, ya que se fue del campo contento de ver a su equipo por primera vez pero también triste por no haber hablado con ningún jugador», reconoce Sandra.
De todas maneras, prevalece la parte positiva porque a Joel le han inculcado el celtismo en su corta vida y el de poder visitar Balaídos era un día señalado en el calendario para él. «Solo el hecho de estar en el estadio y ver el partido en vivo y tan cerca fue toda una experiencia», indica. También lo fue para sus progenitores, que por primera vez acudían como familia de tres. «Como padres nos hubiera gustado que alguno hubiera tenido un guiño con nuestro peque», insiste.
A Sandra y a Pablo se les hace difícil vivir el celtismo en la distancia, aunque ella explica que en los últimos años cada vez es más llevadero por los avances tecnológicos. «Se hace difícil no estar en casa para poder ir al campo y animar al equipo a lo largo de toda la temporada. Pero hoy en día, con Internet, los partidos se llevan mejor». Ahora Joel, que también estuvo acompañado por su padrino Daniel -socio desde hace más de veinte años- contará los días para repetir y, la próxima vez sí, llevarse algún recuerdo de los jugadores.