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Escribá mantuvo una charla de media hora con el equipo antes de entrenar

01 Oct 2019. Actualizado a las 05:00 h.

La puntualidad que caracteriza al Celta de Escribá a la hora de comenzar los entrenamientos y el ambiente distendido que se suele respirar en las sesiones dejó pasó ayer a media hora de retraso en el inicio del trabajo de campo y caras largas en la primera sesión de trabajo de la semana. Fueron las consecuencias palpables del desastre de Eibar, donde el equipo encajó una clara derrota que fue la plasmación de las malas sensaciones transmitidas tanto en este partido como frente al Espanyol el jueves.

Antes de descansar en la jornada de hoy, el equipo estaba convocado para ayer a las 10.30 horas en las instalaciones deportivas de A Madroa. No fue hasta alrededor de media hora más tarde cuando se pudo ver sobre el césped en una sesión celebrada a puerta a los futbolistas. Antes habían estado recibiendo una larga charla por pare de Fran Escribá en el vestuario.

Ya a la vista de la afición —se trataba del único entrenamiento abierto de la semana—, los futbolistas aparecieron con caras largas que denotaban decepción. No se pudieron apreciar las bromas y las risas que habitualmente abundan en las sesiones de trabajo del equipo. De hecho, ni siquiera tras perder contra el Granada en el partido de Balaídos con dos expulsiones se había visto tan serios a los protagonistas celestes.

Los titulares del partido correspondiente a la séptima jornada dieron un par de vueltas al campo y realizaron ejercicios de calentamiento con el balón antes de retirarse al gimnasio. El resto de los futbolistas se ejercitaron a las órdenes de Escribá durante más tiempo. También el entrenador, que podría jugarse su continuidad en el banquillo en el próximo encuentro contra el conjunto bilbaíno, se le vio más serio de lo que en él es habitual.

Arranque decepcionante

El Celta ha sumado seis puntos de 21 posibles y no gana desde la segunda jornada de Liga, en la que conquistó su único triunfo en lo que va de curso. El resto son tres derrotas y otros tantos empates. Aunque en las cinco primeras jornadas los cinco puntos se veían como un buen balance teniendo en cuenta la entidad de los rivales (Real Madrid, Valencia y Sevilla para empezar), los resultados de los dos últimos partidos le han dado la vuelta a la tortilla y ha cundido la preocupación.

Con los seis puntos que tiene en este momento el equipo iguala el registro de la temporada 2013/2014, el peor dato desde el regreso a Primera. Ese año, a estas alturas, el equipo de Luis Enrique llevaba dos derrotas seguidas y todavía encadenaría otras dos. Tras siete jornadas eran decimoquintos y estaban a tres del descenso. Después los célticos habían protagonizado un gran final de Liga para terminar en la novena plaza con 49 puntos.

Desde ese año, el peor registro hasta ahora estaba en los ocho puntos del Celta de Unzué, seguido de los nueve de la pasada campaña (misma cifra de la temporada del 4 %). El año de la clasificación para Europa ya se habían adjudicado tras siete jornadas quince puntos.

Seis puntos eran los que tenía también tras siete jornadas el equipo de la campaña 2003/2004, que perdió la categoría, y el del curso 1996/1997, que se salvó en la última jornada. Además, los cuatro goles actuales tras siete jornadas solo los empeoran, según datos de Afouteza e Corazón, los tres de las temporadas 1992/1993, aunque los había rentabilizado con un punto más que ahora (7), y los de la 78/79, en la que tenían cuatro puntos y descendieron esa campaña.


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