La Voz de Galicia

Algo más que un cambio de sistema

Grada de Río

Julio Álvarez Buylla Vigo

10 Dec 2019. Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace dos años cada cambio de entrenador ha sido recibido por entorno y afición como el punto de inflexión sobre el cual el Celta retornaría a lo que se ha hecho llamar «su esencia». Cada presentación de un nuevo míster se convierte en una declaración de intenciones que incluso se pone en escena en los primeros partidos. Pero la reciente historia parece negar la capacidad de darle continuidad a esa idea que con el paso de las jornadas se acaba diluyendo. Y en ese camino nos hemos vuelto a encontrar. La llegada de Óscar si cabe fue recibida con mayor ilusión después de la osadía demostrada en el partido de su debut. Tres partidos después, es difícil ser optimista si se aplica la racionalidad. Óscar García decía en la previa que el Celta debería afrontar el partido como una final, pero lamentablemente el Celta sigue compitiendo como lo que no demuestra ser; un equipo superior, con recursos, capaz de llevar el peso del partido y con individualidades, exceptuando Aspas, capaces de desbordar y de convertir por sí mismas un día malo en bueno. Queremos creer y ser constructivos, pero parece que los cambios deben ir más allá de un 4-4-2 por un 4-3-3.

1 La clave

Desde el comienzo de esta temporada el Celta solo parece tener una marcha. Una marcha monótona, fija, sin el reprís necesario para sorprender a su rival. Da igual quién esté enfrente, las dificultades son las mismas. Los vigueses se muestran incapaces de igualar en intensidad a los equipos con potencial teóricamente inferior. Y por ahí comienza ese camino a la derrota. Independientemente de cualquier otra consideración táctica, el Celta no pareció exigirse en todo el partido y cuando lo hizo en los últimos minutos fue más por la inercia de los goles que por autoconvencimiento y esto así escrito parece un problema.

 

2 ¿Cómo quiere atacar el Celta?

Tema recurrente en cualquier análisis que se haga del juego celeste, pero que no encuentra respuesta domingo tras domingo. Sin espacios por dentro el Celta parecía necesitar la superioridad en banda o llevar al partido a un intercambio de golpes con transiciones rápidas que impidiesen el rápido repliegue local. Sin embargo, los vigueses optaron durante 80 minutos por circular el balón sin velocidad y en horizontal, a dar el primer pase hacia atrás una vez robado el balón, a jugar al pie y no al espacio y a colgar centros laterales, única opción posible ante la inferioridad numérica con la que los laterales se encontraron durante todo el partido.

3 Las ideas claras

La secretaría técnica tiene una idea, tiene claro el perfil de entrenador que quieren. El entrenador cuando ficha habla de presión tras pérdida, posicionamiento alto, transiciones rápidas, de un equipo atrevido, de la «identidad de juego». Los jugadores apelan a los beneficios del cambio y a la mejoría de sus sensaciones. En definitiva, todos van en la misma dirección. Sin embargo, con el paso de los partidos esas ideas se van desvaneciendo. ¿Por qué?

Julio Álvarez-Buyllla es entrenador nacional, máster en psicología deportiva y coach deportivo.


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