Olaza, un año siendo imprescindible
Grada de Río
El uruguayo tardó dos meses en debutar desde su fichaje, pero a partir de ahí lo jugó prácticamente todo
01 Mar 2020. Actualizado a las 05:30 h.
Ningún jugador de campo -Rubén le supera por cuatro- ha defendido la camiseta del Celta en el último año más minutos (3.146) que Lucas Olaza. Desde su debut, el 30 de marzo del 2019, el lateral zurdo uruguayo ha sido un fijo tanto para Fran Escribá como para Óscar García Junyent, por lo que nadie duda que el club vigués ejercerá la opción de compra de cuatro millones de euros que tiene sobre el defensa.
La llegada de Olaza al club vigués generó muchas dudas. Aunque existía prácticamente unanimidad sobre la necesidad de reforzar esa posición en la plantilla, su pasado en el filial, lejos de avalarle, parecía poner en entredicho su idoneidad. Porque durante su etapa en el B no había sido un fijo en el once y únicamente había estado una temporada sin llamar especialmente la atención. Aunque desde entonces habían pasado tres años que se demostraron de crecimiento para el lateral en Danubio, Talleres y Boca.
Pero esa demostración se hizo esperar. Porque desde su llegada como refuerzo invernal para la lucha por la salvación hasta su debut pasaron dos meses. Olaza se acostumbró a ser descarte habitual hasta que llegó el inicio de A Nosa Reconquista. Aunque el duelo frente al Villarreal del 30 de marzo del 2019 se recordará siempre por la reaparición con dos goles de Iago Aspas tras la lesión más larga de su carrera, ese mismo día se estrenaba Olaza con el primer equipo.
Y el charrúa llegó para quedarse. Hasta el punto de que tras ser sustituido en la recta final de aquel primer partido (minuto 86), completó los nueve encuentros restantes de la temporada 2018/2019. De hecho, él y Aspas fueron los grandes cambios en aquella recta final de curso. Y aunque siendo el último en estrenarse, fue el fichaje de invierno que más aportó para la salvación y el único en quedarse más allá de junio.
Cierto es que la cesión al Celta del jugador por parte de Boca era por dos años en una operación de la que el club vigués no dio en su momento demasiados detalles. «Mi abuela siempre me dice que me quede en donde sea feliz; aquí lo soy», avanzaba a La Voz en mayo del año pasado. Y una vez que se anunció su continuidad, aseguraba que su deseo siempre fue seguir en Vigo, pero que había pasado el verano a la espera del acuerdo entre clubes.
Ya la temporada actual está siendo la de su consolidación. Titular indiscutible, esta vez sí desde el primer día, únicamente se ha perdido dos encuentros de Liga: uno sin entrar en la convocatoria tras haber estado en el parte médico por la semana -frente al Alavés en la novena jornada- y otro en el banquillo tras haber tenido minutos en Copa pocos días antes -en el Betis-Celta de la jornada 11-. Además, un mareo le impidió terminar el partido ante el Sevilla, pero se retiró a falta de un par de minutos.
En el Camp Nou, con su primer gol en Primera, demostró que es un candidato al lanzamiento de faltas, y ya ha tenido más intentos desde entonces. Polivalente en defensa si es necesario, ha ejercido puntualmente de central en defensa de cinco (también en la visita al Barcelona) y el error de bulto que cometió frente al Sevilla dio pie a un revelador retrato de su compañero por parte de Iago Aspas: «Es una putada, porque Lucas trabaja muy bien y nunca dice una mala palabra. Esto no gusta a nadie».
Plenamente integrado en el vestuario, se entiende a las mil maravillas con Beltrán, como quedaba patente en un vídeo reciente del club. También es habitual verle con Kevin, al que ya conocía de su etapa en el filial, y recientemente ha acercado a Smolov a la costumbre del mate que antes abanderaban él y Maxi Gómez. El internacional con Uruguay fue su gran apoyo a su llegada, pero ahora Olaza es casi un veterano en el vestuario.
Siempre prudente en sus declaraciones, también esta campaña reiteraba que está muy cómodo en el Celta, pero sin ir más allá: «No me quiero precipitar ni decir nada porque no depende de mí». Depende del club vigués, y todo apunta a que no lo va a dejar escapar.