Javi Varas: «Me hubiera gustado alargar la experiencia en el Celta»
Grada de Río
El guardameta sevillano recuerda su etapa en Vigo, en la temporada 2012/2013
26 May 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Solo estuvo un año en Vigo, pero el Celta caló en Javi Varas y él hizo lo propio en el celtismo. El último portero no canterano que ha defendido de forma estable la meta del equipo vigués proclama un gran cariño por el club y admite que le hubiera gustado estar más tiempo en el equipo en el que militó en la temporada 2012/2013. Conserva grandes recuerdos y muchos amigos y vuelve cada año.
-¿Contaba con salir del Sevilla en aquel verano del 2012?
-Más o menos lo veía venir por el poco protagonismo que había tenido. Me apetecía jugar, surgieron opciones y la mejor me pareció el Celta. Me llamó Paco Herrera y fue importante para mí, porque era mi primera salida de casa, con un bebé de un añito... Mi mujer llegó llorando por no querer marcharse y se fue llorando por no querer irse de Vigo. La decisión fue acertada al 100 %.
-Decía que tuvo otras opciones. ¿Por qué le pareció Vigo la mejor opción siendo un recién ascendido y en la otra punta de España?
-Muchas veces es por intuición. Es cierto que era un recién ascendido y que seguramente íbamos a pelear por salvarnos, pero todo el mundo conoce la historia del Celta y lo que había sido. Solo había ido a Galicia a jugar y fui con el desconocimiento de lo que había, pero hablar con Paco me ayudó mucho. Tampoco era el mismo interés el que mostraban unos y otros y eso te hace decantarte.
-¿Qué recuerda de aquella conversación con Herrera?
-Me explicó cómo era el club, que iba a mantener su filosofía y que estaba haciendo las cosas bien después de pasar un mal momento. Me habló de cómo quería jugar, de las instalaciones... Y fue lo que me encontré, no como otras veces, que te venden una realidad bonita y luego es otra cosa. Fue sincero y me fié de su palabra. No conocía jugadores en Vigo para preguntar.
-¿Pensaba que sufrirían tanto?
-¡Tanto no! Estuvimos todo el año coqueteando con el descenso y me acuerdo de salir del campo del Betis a cuatro o seis puntos de ellos, con un partido más porque habíamos jugado contra el Atlético por la final de Copa. Se veía muy complicado, pero el grupo era buenísimo, espectacular. Sin ese nivel humano en el vestuario, difícilmente se podría haber sacado adelante. Iba preparado para sufrir y creía que salvado ese primer escollo, el equipo iba a crecer en años posteriores, como sucedió.
«Vigo es uno de los sitios donde más feliz he sido»
-Hablaba de la importancia del grupo humano. ¿Facilitó su adaptación?
Sí, me sentí muy bien, como en ningún lado. El primer día coincidí con Samuel (Llorca) en el hotel, éramos los primeros fichajes. Y después del primer entrenamiento recuerdo ir tomar una cerveza con Toni, Mario, Álex, Sergio, Dani... Desde el primer día me sentí súper querido. Ya en el viaje desde Sevilla había coincidido con Mario, que venía de Huelva. Venía de un club como el Sevilla y sabía que el Celta era más humilde, pero me adapté a la perfección. Sigo yendo cada año y mantengo buenas amistades. Me hubiera apetecido estar mucho más tiempo, pero el fútbol te marca ese destino. Volví a Sevilla y gané un título que tampoco contaba, pero Vigo es uno de los sitios donde más feliz he sido.
-¿Cómo fue la competencia con Sergio Álvarez?
-Sergio es mi amigo, todo el mundo conoce su talante, lo trabajador que es. Sea cual sea la situación que le toque vivir, es una persona muy estable, te aprieta mucho, no tiene un día de relajación. Es trabajador desde que llega hasta que se va y eso al compañero le hace estar alerta. Jugué mucho ese año, pero me mantuvo a raya, fue impresionante. Fue una competencia forjada desde la amistad, y esto ayuda muchísimo. Sigo teniendo contacto con él, le escribí en cuanto supe de su lesión. La competencia no fue incómoda, era su primer año en Primera y seguro que aprendió de esa situación. Después ha sido protagonista e importante para el Celta. He tenido pocos compañeros con ese nivel de trabajo de intensidad, de seguir y apretar aunque no esté jugando.
«He tenido pocos compañeros con el trabajo y nivel de intensidad de Sergio Álvarez»
-¿Cuáles fueron sus mejores y peores momentos en el Celta?
-El pero fue cuando me lesioné en Valladolid, no poder despedirme de la gente en el campo. Pero a la vez es de los mejores por el cariño que recibí y sigo recibiendo de la gente de Vigo. Solo estuve un año, pero se siguen acordando de mí. Lo bueno cuando te alejas un poco del fútbol es eso. Vieron en mí trabajo y compromiso, ese cariño no lo paga un título ni un diploma, es el mejor regalo que te llevas del fútbol.
-Aquella lesión desencadenó el debut de Rubén Blanco. ¿Le ha sorprendido su evolución?
-Era súper joven y Sergio estaba lesionado de la clavícula. Rubén apuntaba maneras, estaba siendo convocado por la selección en categorías inferiores, pero siempre tienes la incertidumbre de cómo va a reaccionar ante una situación tan importante. Quizá esa frialdad que transmite le vino bien. Tendría sus nervios por dentro, pero las primeras sensaciones fueron positivas y el día del Espanyol estuvo magnífico. Pensábamos que podía ser un portero importante, pero era joven y no se sabía cómo lo iba a gestionar. Ha seguido creciendo y es un portero consagrado en Primera. Supongo que siempre recordará que le di yo la alternativa (risas). Me alegró de que le vaya bien, el portero se hace con la edad y aún mejorará más cosas. El Celta tiene portero para mucho tiempo.
«De Iago no me sorprende nada de lo que ha conseguido»
-También era la primera temporada de Aspas en Primera. ¿Se podía imaginar todo lo que ha logrado luego?
-De Iago no me sorprende nada. Se veía que era diferente, aparte de un enfermo del fútbol, era fútbol 24 horas. En ese año ya fue súper importante y no tenía duda de que iba a ser un jugador reconocido en Primera. Sí que tuve la duda cuando se fue a Liverpool y Sevilla. Tenía características para jugar, pero en casa se siente arropado. Lo veías día a día y era diferente a lo que hay en Primera. Con otros tienes dudas, pero con Iago no. Sigue sin haber ese tipo de delantero en la categoría.
-¿Qué recuerdo tiene de Paco Herrera y del relevo por Abel Resino?
-Con Paco también estuve en Las Palmas y ya me dijo que no me iba a firmar más, que siempre le cesaban (ríe). Tuve una relación muy cercana con él y sigo manteniendo contacto, se preocupa de ti y de tu familia, es un gran tipo y sabe mucho de fútbol, confió en mí y le tengo muchísimo aprecio. A veces el entrenador es el que menos culpa tiene y el más fácil que pague los platos rotos. Resino fue un revulsivo, no creo que cambiara demasiado el juego, pero se empezaron a dar algunos resultados más positivos y llegamos con opciones al final. Creo que con Paco seguramente hubiera sido igual, pero el club decidió cambiar y siempre te queda la duda.
-¿Recuerda haber llegado a dar por perdido el objetivo de la salvación?
-Perdido no lo llegué a ver, pero sí que salimos mal del campo del Betis, con un gol legalísimo anulado a Túñez y sin un empate que nos mantenía más vivos. Ahí lo ves difícil, tienes un partido más y es complicado. Me acuerdo de una frase, que era que teníamos que aprender a empatar, porque siempre ganábamos o perdíamos y se nos fueron puntos importantes.
-¿Cómo vivió, desde fuera, el partido de la salvación?
-Nerviosísimo, en un palco y sin poder sentarme en todo el partido. Recuerdo los minutos finales con Hugo detrás de la portería, los dos deseando que pitara, porque llegaban buenas noticias de la victoria de la Real en Riazor. Habíamos sufrido muchísimo y era un grupo que se merecía seguir en Primera. Fue un día de nervios, se pasa mucho peor fuera del campo cuando estás involucrado en un proyecto. Fue algo que queda ahí no sé si para la historia del Celta, porque han conseguido cosas muy importantes, pero sí creo que un grupo de chicos humildes consiguieron algo valioso.
-¿Hubo alguna posibilidad real de que siguiera en el Celta?
-No. Recuerdo que en la cena de despedida el presidente, al que le tengo mucho cariño, me agradeció mi compromiso delante de todos y dijo que siempre tendría abierta la puerta del Celta. Luego llegó Luis Enrique y quiso ver lo que tenía en portería, porque si le convencía prefería reforzar otras posiciones, y decidió quedarse con lo que tenía, Sergio, Yoel y Rubén. E hizo un año espectacular con la portería bien cubierta. Siempre me mantuve en contacto y pregunté a mis agentes por la posibilidad de ir al Celta, pero también hice una buena pretemporada y el Sevilla quiso que me quedara para hacer competencia a Beto. Así que no hubo posibilidad, aunque me hubiera gustado alargar la experiencia en Vigo, mi carrera fue por otros derroteros y no surgió.
-¿Cómo se sintió en los regresos a Balaídos como visitante?
-Siento mucho cariño cada vez que piso la ciudad. Cuando salía el calendario siempre miraba cuándo me tocaba visitar Vigo. Siempre fue bonito, desde que salía a calentar. Tenía claro que iban a reaccionar bien y son momentos que se te quedan grabados, síntoma de que la gente te guarda cariño y reconocimiento, que es lo más importante que te llevas.
-¿Cómo está siendo su vida una vez retirado?
-Tuve varias opciones para involucrarme ya, pero tenía claro seguir con los cursos de entrenador de porteros. Mientras, me surgió la posibilidad de entrenar en la escuela del Sevilla con los más pequeños. No sé qué va a deparar el futuro, pero el mundo que he trabajado desde chico es el de los porteros y me estoy formando porque no es igual estar de un lado que de otro. Es un año de reubicarte y ver por dónde tirar, pero voy a seguir vinculado al fútbol.Me han llegado propuestas y he tenido contactos, por suerte en todos los lugares en que he estado he salido bien, menos quizás en Granada. No tengo prisa por decidir.
«Cuando me entrevistan aquí me dicen que se me nota que siento algo muy bonito por el Celta»
-Terminada su carrera, ¿qué papel juega el Celta cuando echa la vista atrás?
-Importantísimo, era mi primera salida y me enamoré de la ciudad. Siempre digo que si no siguiera en Sevilla, viviría en Vigo. Cuando me entrevistan aquí me dicen que se me nota mucho que siento algo muy bonito por ese club aunque fuera un año. Me marcó para siempre en muchos aspectos, a mí y a mi familia. El Sevilla, evidentemente, es el club de mi vida, pero el Celta juega un porcentaje muy alto.
-¿Qué piensa del regreso de La Liga tras la pandemia?
-Estoy expectante, con miedo y recelo de lo que pueda pasar, porque no lo veo nada claro. Se tome la decisión que se tome, va a haber beneficiados y perjudicados y no quiero ponerme en la piel de quien tenga que decidir. Jamás he pensado que el fútbol es lo más importante en mi vida, lo tengo claro y habrá mucha gente que piense como yo. La vida es mucho más y tengo dudas de cómo van a ser a partir de ahora el fútbol y la vida.
-¿Y cómo ve al Celta para esta recta final?
-Ha coqueteado demasiado con el descenso y tiene un plantillón. Es complicado cuando te metes en estas situaciones, cuesta, pero nos ha tocado vivirlo otras veces. Por plantilla deberían estar más arriba y espero que si se termina se salven bien, no creo que tengan que sufrir hasta última hora. Y luego deben resetear un poco, llevan años con cambios de entrenadores y deben buscar estabilidad. El Celta es un club al que todo el mundo quiere ir. Tiene que pensar por qué le ha sucedido esto y que volvamos a ver al club donde debe estar, pelando por puestos importantes de la Liga.