Iago Aspas, experto en los finales

El pasado 29 de febrero, Iago Aspas disputaba el que hasta ahora es su último partido oficial. Ese día, frente al Granada, veía la tarjeta amarilla que acarreaba suspensión, lo que le impidió participar en el encuentro más reciente del equipo, la visita al Getafe. Así, este será el parón más largo de la carrera del moañés, una trayectoria que incluye grandes momentos vividos en las rectas finales de las temporadas. Desde la del debut con el primer equipo hasta la permanencia del año pasado. Iago está llamado a volver a ejercer de salvador un curso más.

El debut de Aspas con el primer equipo, en Segunda en el 2008 con Alejandro Menéndez como entrenador, fue en la jornada 41 y penúltima. Pero el partido que realmente le puso en el mapa fue un año más tarde, también en los últimos coletazos de la temporada. En la fecha 40, frente al Alavés en Balaídos, el moañés certificaba la permanencia en la categoría de plata de forma matemática y salía a hombros de Balaídos. El inicio de su leyenda.

En las dos temporadas siguientes, ya integrado en el primer equipo y sin haber explotado como goleador, Aspas tampoco faltó a su cita con la portería rival en las últimas jornadas. En la temporada 2009/2010 vio portería en la 28 frente al Albacete y en la 40 ante el Nástic, en ambos casos contribuyendo a las victorias del equipo que dirigía Eusebio. En la 2010/2011, en el mismo escenario de su estreno con el primer equipo marcó ante el Salamanca en un duelo que terminó con 1-1 en el marcador.

Ya en la campaña del ascenso, Iago Aspas consiguió 23 goles, la cifra más alta de su carrera. De ellos, diez fueron en las últimas once jornadas -las que quedan ahora por disputarse-, resultando trascendental para la vuelta a la máxima categoría. En ese período, el canterano logró dobletes frente a Villareal B, Alcorcón, Guadalajara y Xerez (en la mítica remontada ante 13.000 espectadores). Además, marcó un gol por partido ante Alcoyano y Nástic. Con este último triunfo, del que se acaban de cumplir ocho años, el Celta lograba virtualmente el ascenso.

El curso de su debut en Primera no frenó a Iago, que volvió a ser determinante, esta vez para la permanencia. En las últimas once jornadas marcó en el Bernabéu sin que siguiera para puntuar, pero también fue suyo el gol del empate en Balaídos (1-1) ante el Athletic de la jornada 34, así como uno de los tantos del imprescindible triunfo ante el Valladolid (1-2) en la jornada 37 del que se acaban de cumplir siete años.

Tras el paréntesis de Liverpool y Sevilla, volvió por sus fueros en Vigo en el curso 2015/2016, en el que el equipo se clasificó para Europa. En la recta final volvió a marcar en casa del Real Madrid sin poder evitar la derrota, pero además anotó el gol de la victoria ante la Real en Balaídos (1-0), el del empate en casa frente al Espanyol (1-1) y uno de los del triunfo ante el Granada (2-1).

En la campaña 2016/2017, su balance fue de cinco goles en las últimas once jornadas, más el decisivo frente al Genk en Europa League en ese mismo período, en abril. Al año siguiente, aunque sus tantos no fueron suficientes para regresar a Europa, consiguió seis en los últimos once compromisos, incluyendo un hat-trick contra el Sevilla. Después, con la selección, vio portería dos veces más.

El precedente 2018/2019

La diferencia de esta recta final de Liga con la mayor parte de las anteriores es que se producirá tras tres más de tres meses de parón. Y eso lo asemeja a lo vivido por Iago Aspas el curso pasado, cuando estuvo casi tres meses apartado de los terrenos de juego debido a la lesión más grave de su carrera.

Muchas esperanzas estaban entonces depositadas en él para aupar al Celta a la salvación y no defraudó. Consiguió su mejor registro goleador en una recta final, con diez goles entre la jornada 29, cuando reapareció frente al Villarreal, y la 38. Esos números valieron un altísimo porcentaje de al salvación del Celta y su condición de máximo goleador español. Las dos cosas volverán a estar en juego ahora.