Las promesas del Celta no pisan el campo
Grada de Río
Fontán lleva más de un mes sin jugar y Miguel, Gabri, Carreira y Lautaro son carne de banquillo en el primer y segundo equipo sin que exista una decisión de club
11 Dec 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Los canteranos con ficha del Celta B que están en la dinámica del primer equipo viven en un laberinto. Entrenan pero no juegan con el Celta, especialmente desde la llegada de Coudet, y apenas cuentan para el equipo filial. En ambos casos son carne de banquillo. Incluso hay casos como Fontán que no tienen un solo minuto en Segunda B después de haber sido titular en tres contiendas en Primera.
En casos así, ¿Cómo debe reaccionar el club? Hay opiniones para todos los gustos, pero la mayoritaria apunta a una decisión de club, que debe imponer la formación al rendimiento y a otros aspectos más propios de un equipo independiente. Si los Fontán, Gabri, Veiga, Miguel Rodríguez, Carreira o Lautaro forman parte de una generación que viene en camino, necesitan jugar. A los 19 años, un futbolista no puede estar parado y necesita acumular minutos porque se supone que son los mejores jugadores en edad de formación que tiene el Celta. Y a falta de minutos en Primera, el segundo equipo parece el escenario ideal.
Frente a la necesidad de crecimiento de estos futbolistas aparecen el trabajo del filial en paralelo. Onésimo Sánchez no puede contar con ellos a lo largo de toda la semana, y como en otros equipos, al final elige a aquellos con los que preparó el partido en los entrenamientos.
A esta ceremonia de la confusión ayudan las convocatorias de 23 jugadores, que no son obligatorias pero que el Celta utiliza por sistema, tanto el anterior entrenador como con el actual. Porque al ser una citación gran grande, y con cuatro lesionados en nómina, al final entran en la lista todos los jugadores del B que entrenan con Coudet. Eso sí, desde su llegada solo Miguel Rodríguez tuvo minutos: 3 en Sevilla. Ninguno de los otros llegó a saltar al campo.
En el caso de José Fontán, la joya defensiva de la cantera, lleva sin jugar un solo minuto, en cualquier categoría, desde el 1 de noviembre, cuando disputó el partido completo ante la Real Sociedad. Gabri Veiga no sabe lo que es jugar un partido completo desde el comienzo de temporada, Carreira pasó de disputar tres partidos en Primera a ser el relevo de un central reacomodado a lateral derecho en el filial. Y Lautaro fue rescatado para el primer equipo después de marcar con el filial ante el Zamora y el premio fue un regreso al banquillo en Segunda B.
El ejemplo de Jota, con viajes en avión para jugar con el filial
Jota Peleteiro, hoy en el Alavés, es un claro ejemplo de cómo un jugador puede compaginar dos equipos de la misma entidad. El futbolista de Ribeira, en los tiempos de Paco Herrera, entrenaba todos los días con el primer equipo, pero cuando no jugaba lo hacía con el filial, incluso en los partidos de fuera de casa viajaba antes en avión para ponerse a las órdenes de Pichi Lucas.
Toni Dovale también combinó en más de una ocasión filial y primer equipo en el mismo fin de semana y Brais Méndez, en su primer año con el Celta, aprovechó algún parón para jugar en Segunda B, categoría en la que jugué diez partidos.