«Grazas por tanto, Gatiño. Querémoste no Celta ata a fin das túas sete vidas»

No hizo falta esperar a la despedida para comprobar hasta qué punto Sergio se ha ganado la admiración y el cariño del celtismo. Se vio cada vez que se lesionaba, cuando las cámaras le captaban animando en el banquillo aunque llevara meses sin jugar y animando como uno más o cada vez que su renovación estaba en duda cuando se acercaba el fin de uno de sus contratos. Pero ayer, ante la emoción de oír de su boca que deja el fútbol y las circunstancias en que se produce ese adiós, el tsunami de reconocimiento fue brutal. Y eso, en referencia solo a lo visible para todo el mundo a través de las redes sociales. Compañeros, excompañeros (en muchos casos, también amigos), técnicos, aficionados... La lista es inteminable.

Los que le conocen de cerca destacan lo mismo que se ha intuido desde siempre de lejos: que es un profesional como pocos, un ejemplo de superación, de trabajo y también de celtismo. Hay muchas frases que se le han dedicado desde todos los buenos sentimientos que despierta. Se habla de su entrega, su esfuerzo, su capacidad de aportar dentro y fuera del campo. Y también de dónde se le quiere ver en lo sucesivo. Lo escribía una aficionada: «Grazas por tanto, Gatiño. Querémoste no clube ata a fin das túas sete vidas». Muchos más recordaban momentos, imágenes, la huella que deja O Gato de Catoira.

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