La Voz de Galicia

Miguel Baeza: «Quiero crecer y dar el paso adelante que se espera de mí en el Celta»

Grada de Río

M. V. F. VIGO / LA VOZ jugador cedido por el celta en la ponferradina

Admite que quizá no estaba «suficientemente preparado» para jugar en Primera

28 Jan 2022. Actualizado a las 21:48 h.

Miguel Baeza (Córdoba, 2000) vive con ilusión sus primeras semanas en la Ponferradina al tiempo que conserva la de regresar al Celta, club por el que está cedido y con el tiene contrato hasta el 2026. Quiso salir para buscar minutos, asume que quizás aún no estaba listo para jugar en la élite y, pese a haber vivido en Vigo los que hasta ahora son los momentos más difíciles de su carrera, solo tiene buenas palabras para el club y para Coudet. Es un futbolista diferente al que llegó, pero quiere seguir mejorando.

—¿Cómo se está sintiendo en estas primeras semanas en la Ponferradina?

—Muy, muy a gusto. Me han acogido con los brazos abiertos la afición, los compañeros, el club... Hace un poquito de frío (ríe), pero estoy muy contento.

—Debutó nada más llegar y la pasada jornada vivió su primera titularidad. No ha tardado en encontrar lo que buscaba.

—Sí, eso era lo que necesitaba y el motivo de mi salida del Celta. Soy un chaval y cualquier futbolista quiere jugar. No estaba contando con minutos y las cosas se han dado así en este mercado. Estoy contento y agradecido a la Ponferradina, pero también al Celta por hacerlo tan fácil y darme esta oportunidad.

—¿Qué le hizo decantarse por la Ponferradina?

—Surgió todo rápido. Estaba esperando a que se abriera el mercado y hubo varios clubes de Segunda. A los pocos días, recibí la llamada del míster, Jon Bolo, y me transmitió mucha confianza, me dijo que me conocía, que me había visto jugar y me contó su propuesta. Junto con mi círculo de confianza, tomé la decisión.

—¿Fue real la opción del Mirandés, con el que se le relacionó?

—Yo mismo lo leía por Twitter y no sabía nada de eso, de verdad. No sé de dónde salen esas cosas, porque leía que un martes entrenaba con mis nuevos compañeros del Mirandés, ya me ponían casa allí y yo ni había salido aún de Vigo ni tenía ni idea. No sé si igual mi representante o el Celta hablarían con ellos, pero yo no tuve conocimiento de eso.

—¿Tenía claro que tenía que salir en este mercado?

—Sí que era mi idea, aunque quería hablarlo ante todo con el Celta, que es el club con el que tengo contrato, y conocer su opinión. Me dieron el visto bueno, estaban de acuerdo en que lo que tenía que hacer era intentar jugar y tener minutos. Porque ningún equipo te asegura nada; si no estás bien, en todas partes hay una competencia interna grande. Por ahora, todo está saliendo bien.

—¿En verano se le pasó también por la cabeza salir o quería intentarlo desde el principio con Coudet?

—La segunda opción. Al final de la temporada pasada no estaba contando con muchos minutos, pero terminamos bien y el equipo hizo una buena campaña. Quería competir por un puesto en el once o tener los máximos minutos posibles. Me quedé con esa esperanza. Al final, las cosas no se dieron y hemos llegado a esta situación en la que hemos buscado lo mejor tanto para el club como para mí.

—¿Cuál es su balance de este primer año y medio en el Celta?

—Me quedo con cosas muy positivas. Está claro que no he tenido los minutos que quería, pero me quedo con lo aprendido. Di un salto muy grande del Castilla al Celta, al que estoy agradecido por la apuesta que hizo por mí y la confianza que me dio desde el minuto 1. El club y los compañeros me acogieron como uno más y espero que esto sirva para seguir creciendo. Soy partidario de que en la vida todo pasa por algo y espero que cuando vuelva, que Dios quiera que sea pronto, quedarme ahí para jugar y tener los minutos que me gustaría.

—En su presentación comentó que estaba agradecido a Coudet pese a sus pocos minutos. ¿Cómo ha sido su relación con él?

—Por supuesto que le estoy muy agradecido. Nuestra relación es muy buena, teníamos cercanía y confianza. Esto es fútbol y lo comentaba con mi círculo: un jugador siempre quiere jugarlo todo y si no es así, no es culpa del entrenador. Él quiere lo mejor para el grupo y, en este caso, no contaba conmigo. Hablé con él para mi salida y me dijo que le parecía bien y también que le hubiera gustado darme más minutos. Pero él opta por un once para ganar y competir lo mejor posible.

—¿Le explicaba qué quería de usted o dónde podía mejorar?

—Sí, sí. De vez en cuando teníamos charlas y me comentaba si estaba haciendo las cosas bien, si entrenaba con la intensidad adecuada... Estoy contento por ese lado y por todos, en realidad.

—A nivel psicológico, ¿diría que han sido los meses más duros de su carrera hasta ahora?

—La verdad es que sí. Porque cuando estaba en el Real Madrid siempre estuve valorado y tuve muchos minutos, era un jugador importante dentro de mi categoría. Se presenta una etapa en la que dices: «¡Eh, cuidado!». Vienes de jugarlo todo o casi y es complicado, pasas del todo a la nada. Pero, como digo, las cosas pasan por algo. A lo mejor es que no estaba suficientemente preparado en el Celta para tener los minutos que quiero. Por eso hay que trabajar, aprender de cada etapa, como intento cada día, para mejorar.

—¿Qué aprendizajes se lleva de estos meses?

—No darte nunca por vencido. Un futbolista es feliz cuando juega, hace las cosas bien y se siente importante en el equipo. Pero nadie regala nada en ningún aspecto de la vida, y menos en el fútbol. El aprendizaje es seguir trabajando diariamente con mis compañeros donde sea. Y si es en el Celta, que tengo unos años aún allí, mejor.

—¿Tiene esa motivación de triunfar en el Celta en el futuro?

—Está claro. Firmé cinco años y estoy súper agradecido. Pero el camino del futbolista no es fácil. No es llegar y hacerlo todo bien, ojalá. Pero me queda contrato, ahora se ha dado un pequeño bache, he venido a la Ponferradina, con la que estoy súper agradecido también y espero crecer aquí para cuando me toque volver al Celta, dar ese paso adelante que se espera de mí.

—De sus palabras se deduce que a nivel de vestuario y ciudad estaba contento en Vigo, ¿no?

—Muchísimo. Cuando recibí la llamada del Celta, no dudé en irme, pero una vez que aceptas, piensas en cómo será un club de Primera, con esos pedazos de jugadores como Aspas, Hugo, Denis, Brais, Mina o muchos otros que podría decir, y te echa para atrás meterte ahí. Es un vestuario de hombres y yo venía de un Castilla con gente de 19, 20, 21 años. Pero me acogieron súper bien desde el primer día, al igual que la ciudad y la afición, de la que siempre tuve mensajes de ánimo y de que no me diera por vencido. Estaba súper contento con todo eso.

—¿Es hoy un futbolista diferente?

—Por supuesto. En el Castilla hay mucho talento, pero das un paso a un equipo de Primera y ganas en todo: en ritmo, velocidad, físico... Es la élite, no hay nada más arriba, y progresas en ritmo de balón, defensivamente... No puedes fallar, porque los demás son equipazos que a la mínima no te perdonan.

—¿Es cierto que el Madrid se guardó un porcentaje de una futura venta?

—Sí, correcto. Eso dice mucho de la confianza del club en mí. Ahora estoy centrado en la Ponferradina, en hacer las cosas bien, crecer como jugador, terminar la temporada de la mejor manera posible tanto a nivel individual como colectivamente y, por qué no, soñar con los puestos de play-off, que sería muy bonito.


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