Mateo, una fiebre celtista fuera de lo común desde antes de cumplir tres años
Grada de Río
Mateo, una pasión celtista inexplicable
El padre del niño ha creado una cuenta en redes sociales donde muestra cómo vive el pequeño el celtismo: «La gente alucina con él, es increíble para su edad»
26 Dec 2022. Actualizado a las 21:14 h.
Mateo Lago acaba de cumplir tres años y su pasión celtista asombra a todo aquel que lo conoce ya desde hace unos cuantos meses, cuando su padre, David, comenzó a llevarle a Balaídos tras hacerle abonado el pasado verano. «Siempre ha vivido el Celta de una manera sorprendente para la edad que tenía», cuenta. Fue el pasado mes de agosto cuando su progenitor subió un vídeo con las reacciones del pequeño la primera vez que acudía al estadio. Compartido en las redes sociales de Grada de Río, tuvo una gran repercusión y Lago padre decidió crear una cuenta de Instagram con las peripecias celestes del niño: Nacín Celtista.
Explica que la gente se sorprendía mucho, que era -y sigue siendo aunque vaya creciendo- «algo fuera de lo normal». Lo ejemplifica con la manera en que vive su niño a los encuentros del equipo en Balaídos mientras otros, con varios años más, no paran sentados. «La gente me pregunta si me aguanta el partido entero. ¿Cómo que si me aguanta? Es que presta más atención que yo. No pierde detalle. Sabe lo que es un córner, un saque de banda… Conoce a todos los jugadores del Celta y a la mayoría de los del resto de los equipos. También se sabe los escudos», señala.
La pasión celeste ha tenido que ver, pero David recuerda que «a un niño se lo transmites y puede gustarle o no, puede seguirlo o no. Lo de este es una fiebre». Además, se contagia de lo que oye en la grada, dejando momentos graciosos en los que también repite lo que percibe a su alrededor. «De repente, le oyes decir: ‘Marchesín, esa había que pararla o ‘por favor, Marchesín, por favor' si le meten un gol'».
Comenta que sin entender el fuera de juego, sí identifica cuándo el colegiado lo pita. «El resto, lo domina. Pero esa jugada aún es complicada para él. La pronuncia, sabe que la pita el árbitro y dice que no es fuera de juego aunque no sepa lo que es», detalla. También sabe perfectamente que con una tarjeta roja, el jugador se va del campo, por ejemplo.
Idolatra a Iago Aspas y su padre dice que también está «enamorado» de Joseph Aidoo. «Creo que le llama la atención por ser negro y también ve que es un jugador que gusta mucho en la grada y él se contagia de todo». Añade que se guía por los sentimientos del estadio. «Lo ve diferente y, luego, le llama la atención su fuerza, lo mucho que corre. Y como ve que levanta más aplausos de lo normal, él se suma. Dice: ‘Bien, Aidoo, bien. Fuerte, fuerte'. Y si la gente aplaude, él también».
Los cromos han sido un factor fundamental para que conozca al resto de equipos y futbolistas. Y, sin saber leer, sí identifica perfectamente cuando ve el RC Celta y cuando lo ve, sabe que el cromo corresponde a su equipo. «También coge el móvil, entra en la aplicación del Celta y no sabe por qué, pero sabe que si el Celta sale primero, vamos a Balaídos y, si no, lo vemos por la tele», recalca. Con dos años, relata, ya seguía al Celta «de manera alucinante» y en el FIFA no hay forma de que escoja otro equipo. «Le dices que coja el PSG de Messi y Mbappé y se pone a llorar», explica. Hace poco, ganó a un niño de diez años, cuenta David con asombro.
Hace unos días estuvo de cumpleaños y le regalaron «un poco de todo», pero lejos de hacer diferencias, él no quería saber nada de lo que no fuera celeste. «El resto, lo abría y lo ponía a un lado. Sabía que había bolsas del Celta y estaba esperando por ellas. Todo el resto le daba igual», cuenta. Este tema se traduce también en una lucha diaria por la ropa: solo quiere el chándal y la camiseta del Celta y si no, se resiste a salir de casa. «A veces da apuro que le vean siempre con la misma ropa, y tener que lavar de un día para otro porque no quiere otra cosa y tampoco entiende que si llueve no puede ir de pantalón corto». En el barrio «alucinan» con él, agrega.
En cuanto a la cuenta de Instagram, no hace ningún esfuerzo por conseguir seguidores ni es algo que le preocupe lo más mínimo. La filosofía que le ha llevado a crearla es otra. «Es para tener un recuerdo, como un blog que quede ahí y que él pueda ver el día de mañana cómo lo vivía y cómo reaccionaba en todos esos momentos vividos como celtista». Aunque sabe que la vida puede dar muchas vueltas, no se imagina que llegue un día en que a Mateo deje de interesarle el Celta: «No creo que pase, lo lleva muy dentro», insiste.