«Tirar a un profesional casi un mes me parece una barbaridad»

Palo y zanahoria. En esa dicotomía se movió el análisis de Carlos Carvalhal sobre los tres partidos de sanción a Renato Tapia. El luso considera una barbaridad el castigo por decir «¡qué prepotente!» después de ser expulsado, pero culpa de la penalización al reglamento y, al mismo tiempo, defiende a los árbitros y su derecho a equivocarse. En ese sentido, dice que su equipo hará todo lo necesario esta tarde por facilitar la tarea de De Burgos Bengoetxea, un colegiado que le amonestó ante el Sevilla «correctamente».

«La realidad es que el árbitro obró en función del reglamento. Lo que pienso que está mal en este caso es el reglamento. Tirar a un profesional casi un mes de trabajo porque dijo que el árbitro fue prepotente en aquel momento me parece una barbaridad, en eso estoy con Tapia», comentó el entrenador del Celta, que sostiene que tres partidos sin mediar descalificaciones «son excesivos porque no hubo insulto directo».

Carvalhal no quiso hablar del insulto de Vinicius ni de un doble rasero, pero tampoco escondió que ha «visto situaciones en las que hay una palabra fea de algún jugador, que en situaciones son penalizados y otros no. Cuando hay una palabra fea dirigida a alguien o para el equipo, y que se capta por televisión, eso tiene un impacto grande en los aficionados, especialmente en los niños. Eso para mí es muy grave».

Ayudar a los árbitros

Desacuerdo al margen, repitió durante su reflexión en más de una ocasión que una de sus tareas es ayudar a los árbitros. «Debemos entender que el arbitraje está dirigido por seres humanos, tienen derecho a errar y hay que entender los errores con normalidad. Debemos dejar tranquilos a los árbitros para que puedan decidir».

En ese sentido, ya alertó a sus jugadores que ante un escenario similar al vivido por Tapia en Anoeta lo que toca es mirar hacia otro lado. «Debemos vivir con el reglamento y ante una situación idéntica, lo que debemos hacer es callar».

En este ambiente de concordia, Carvalhal comentó que la amarilla que le enseñó De Burgos Bengoetxea, el árbitro de hoy, ante el Sevilla fue «correcta». «El cuarto árbitro lo avisó de una gesticulación y mi trabajo debe ser el de ayudar. Los árbitros se merecen todo el crédito». En el caso del vasco, su leyenda negra con el Celta comenzó con un penalti inventado en Son Moix en un partido clave de la temporada de la pandemia y se fue alimentando de decisiones polémicas, incluido el último partido del 2022 en Balaídos, cuando el asesor deportivo Luís Campos le esperó en el túnel de vestuarios para decirle «¡Muy malo, muy malo, el árbitro es muy malo!», según recogió en el acta.

En su tono conciliador, el bracarense también defendió que el club no presentara recursos y se mantuviera en silencio, algo que no gustó en absoluto a Tapia. «Con el reglamento en la mano, no había posibilidad ninguna», sentenció. Hoy, De Burgos estará bajo la lupa.