La Voz de Galicia

Mostovoi: «El mejor jugador de la historia del Celta es Iago Aspas»

Grada de Río

MÍRIAM V. F. VIGO / LA VOZ

El Zar, Manolo y Cañizares, elegidos en el once histórico de los cien años del Celta, analizan esa selección junto al hijo de Pahíño, que también está

17 Mar 2023. Actualizado a las 05:00 h.

Cañizares, Míchel Salgado, Fernando Cáceres, Hugo Mallo, Manolo, Mostovoi, Mazinho, Karpin, Iago Aspas, Gudelj y Pahíño son los nombres elegidos por el celtismo para confeccionar el once de los 100 años de historia del club vigués a través de la votación que propuso el club hace unas semanas. Algunos era impensable que faltaran y con otros pueden surgir más dudas. Incluso algunos de los elegidos inciden en que echan en falta a nombres, aunque saben que no caben todos.

Entre los que tenían que estar sí o sí figuran Mostovoi y Iago Aspas, siempre protagonistas del eterno debate de cuál de los dos ha sido el mejor de la historia del club. Lo zanja el Zar: «El mejor es Iago Aspas. Creo que tiene que ser el número 1 por el tiempo que lleva y por los goles», dice al tiempo que recuerda que la posición del moañés es más propicia para marcar que la suya. Le queda la espina de no haber podido jugar a su lado. «Me hubiera encantado», asegura.

Aunque también disfrutó de lo lindo con los compañeros que tuvo, algunos de los cuales han sido seleccionados. «De los que están, la mayoría han estado conmigo», recalca confesando que al único que no conoce es a Pahíño, el representante más antiguo. «Yo pondría un banquillo para que pudieran estar Makelele, Revivo, Juan Sánchez, Patxi Salinas... Es muy difícil esto que estamos hablando. Pero, para mí, en un once histórico es importante que hayas pasado muchos años en el club», valora.

Cañizares aboga por Maté

El jugador que menos tiempo estuvo de los seleccionados es el portero, Santi Cañizares. Él mismo se fija en ese detalle. «Tengo dos sensaciones cuando veo ese once: la primera, que he sido un niño mimado en Vigo, que me han dado siempre un cariño que quizás no merecía. En ningún sitio me han querido tanto y lo sigo experimentando», agradece.

La segunda, añade, es que solo fueron dos temporadas. «Creo que Maté, ídolo de mi adolescencia, merece estar en esa privilegiada portería histórica del Celta». Agrega que nombra a «Matu»también por su papel cuando él llegó. «Le restaba un año de contrato, pero entendió que lo mejor para todos era ponerse a trabajar al lado del entrenador de porteros para que Villanueva y yo estuviéramos al 100 %», recordó en Radio Voz.

Ensalza, aparte de su trayectoria futbolística en el club, que tuvo la capacidad de «darse cuenta de la situación, que venga otro portero y ponerte en el lado favorable a él en vez de guiarte por celos y egos» como se ha visto en otros casos. Por todo ello, y aunque agradecido por verse ahí, sostiene que «Maté es la figura más grande en la portería del Celta».

La satisfacción de Manolo

El Gran Capitán, Manolo, es el otro representante anterior a la década de los 90 junto con Pahíño. «No sé si es real, pero para mí es muy satisfactorio estar ahí, haber vivido lo que viví en el Celta tantos años y que los aficionados me elijan», expresa.

No quiere mojarse a la hora de decir un solo nombre, a riesgo de olvidarse de muchos, pero sí subraya que faltan futbolistas que merecerían aparecer, consciente, a la vez, de que no caben todos. «Hay muchos que podían estar tranquilamente. Muchas veces no nos acordamos de la gente que estuvo hace más años. Me imagino que si se repite esto en quince o veinte años, de Manolo ya no se acordarán», plantea. Reivindica que «había muy buenos jugadores en los 40 y en los 50 y solo está Pahíño».

Míchel Salgado, por su parte, publicó el once histórico a través de su cuenta de Instagram, acompañado por unas palabras donde comparte también cómo se siente al verse ahí y reivindica la figura de Vicente Álvarez, una de las ausencias que más ha señalado el celtismo una vez hecha pública la selección:

«Aún sueño que ganamos partidos con el Celta»

Mostovoi no duda al afirmar que los mejores años de su carrera los pasó en el Celta. «A veces, por la noche, aún sueño que jugamos, que marcamos, que ganamos al Madrid, al Barça, al Liverpool... Luego, me despierto y pienso que no puede ser que tenga más de 50 años», señala. Tiene mil recuerdos con sus compañeros de entonces: «A uno le dabas un pase, con otro hacías una pared, dabas una asistencia. La conexión con Karpin era especial, pero no me puedo quedar con él solo. Lo que hicimos es inolvidable».

«Ojalá tuviéramos edad para ponernos a jugar juntos»

Cañizares manifiesta que es «muy bonito» verse entre grandes nombres propios de la historia del club vigués. «Ojalá tuviéramos edad todos para ponernos a jugar juntos», destaca. Y subraya que el hecho de haber resultado elegido en esta alineación ideal redunda en lo bien tratado que se ha sentido siempre por la hinchada celeste. «Si lo hacía bien, era un fenómeno y tenía que ir a la selección; si lo hacía regular para ellos era un bien, y si lo hacía mal, no pasaba nada, que pobriño. Muy generoso».

«Balaídos va a ser una bombonera, ojalá rejuvenecer para jugar allí»

Manolo confiesa entre risas que le gustaría no solo haber jugado con sus compañeros de once ideal, sino en el nuevo Balaídos una vez que esté terminado. «Viendo cómo va a quedar el campo, que va a ser una bombonera, pagaría por volver y poder jugar allí. Ojalá poder rejuvenecer. Me dan unas ganas tremendas de volver a estar sobre el terreno de juego», dice. Más allá de eso, está feliz de que se celebre por todo lo alto el centenario: «Es extraordinario. Y que se recuerde a todos», pide.

«Celebro de corazón que esté mi padre, lo merece»

Nacho F. Goberna es uno de los hijos de Pahíño, el único jugador ya fallecido de cuantos conforman el once ideal resultante de la votación del celtismo. Recibe con orgullo la noticia de la inclusión de Manuel Fernández: «Me alegra una barbaridad que en esa alineación celtiña histórica esté mi padre», introduce. Y no solo porque fuera su progenitor, sino porque conoce su paso por el club y su dimensión: «Lo celebro de corazón, no solo porque sea mi padre, sino porque creo que se lo merece».

 


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