La Voz de Galicia

Iago Barreiros, el genio incomprendido que maduró para escalar en la base del Celta

Grada de Río

MÍRIAM V.F. VIGO

El jugador de Ponteareas está en dinámica del filial celeste con 16 años y se acaba de estrenar con la selección sub-17 a base de sumar trabajo a su calidad

19 Sep 2024. Actualizado a las 05:00 h.

A Iago Barreiros no le llegaron a dar la noticia de que iba a estar en dinámica del Celta Fortuna esta temporada. «Fue día a día: mañana entrenas aquí, sigues al otro, al otro... Hasta que Fredi (Álvarez) dijo en rueda de prensa que se iba a quedar», cuenta Daniel, el padre del juvenil de primer año que ya ha tenido minutos en tres partidos del B y que se perdió otro por estar en su primera convocatoria con la selección española sub-17. «Se lo fue ganando y, de momento, está ahí, pero en cualquier momento puede bajar y no habría ningún problema», continúa.

El joven nacido en Ponteareas en el 2008, con raíces maternas en Salvaterra y paternas en As Neves, lleva tiempo pisando fuerte. Su nombre tuvo especial eco el pasado abril, cuando debutó con un hat-trick en División de Honor Juvenil siendo cadete. «El primero lo celebramos supercontentos, en el segundo ya era como: ‘Buah, la que está liando'. Y en el tercero no dábamos crédito», rememora el progenitor.

Barreiros padre asegura que Iago vive con tranquilidad y humildad la manera en que se han precipitado los acontecimientos en los últimos meses. «Él se abstrae del ruido. Llega a casa tan normal y con sus amigos de siempre habla de las cosas típicas de su edad», sintetiza. No oculta que el temor a que eso cambie está: «Con ese miedo vives siempre, pero lo vemos centrado. Se le ve muy contento, pero lo lleva con calma. Es consciente de que le queda mucho trabajo que hacer», sostiene. Pone el ejemplo de que le asombra ver a Miguel Román o Fer López, «que, con ese nivelazo, aún no está en el primer equipo». Quedó maravillado, asimismo, con Hugo Sotelo en los días que compartieron de pretemporada cuando el vigués bajó: «Llegaba diciendo: 'Qué bueno es, ¡es que es buenísimo!'».

Iago Barreiros Núñez, durante su etapa en el Vila do Corpus de su Ponteareas natal.CEDIDA

Con una pelota siempre cerca como buen hijo y nieto de «frikis del fútbol», sus primeros pasos los dio Barreiros en el Vila do Corpus en categoría mini. Durante su estancia allí lo entrenó Berto Pedreira, que relata que desde los inicios ya iba un año por encima de su edad. «Se veía que era un jugador diferente, elegante, con muy buena técnica y coordinación. Levantaba la cabeza para ver qué posibilidades había y tomaba buenas decisiones, que no es fácil a esa edad», señala al tiempo que recuerda que ya destacaba por sus controles y golpeos y que tenía «un guante, la ponía donde quería».

A Pedreira no le sorprendió que se lo llevara al Celta: «Hizo las pruebas en mayo y a partir de ahí estuvo entrenando, fue a algún torneo y luego ya se quedó», cuenta su padre. Para entonces, Iago ya era un gran celtista. «Le hacía muchísima ilusión entrar», señala Daniel. Y se adaptó bien, aunque tuvo sus dificultades: «Era un niño con calidad, bueno con posesión, pero algo endeble. Cuando tocaba un partido sucio, desaparecía bastante».

 

«Él quería jugar y disfrutar»

En tres etapas en el club vigués le entrenó Santos Fonterigo, que está feliz de cómo le está yendo y destaca que «lo pasó mal al principio por las expectativas depositadas en él». «Era un genio un poco incomprendido en edad joven al que había que dejar madurar para ver todo su potencial. Otros niños pensaban ya en ser futbolistas; el quería jugar y disfrutar», analiza. Y recuerda, a raíz de la progresión de Iago, que «a veces, el fútbol, por las prisas, puede llegar a cargárselos».

En un partido con el Celta años atrás.CEDIDA

En el 2019, siendo Iago alevín, «le veías talento, pero un carácter introvertido. Disfrutaba jugando, pero en la grandes citas, no era de los que más brillaban», explica. Un par de años más tarde, siendo infantil, la cosa había cambiado. «Fue un lujo y un placer disfrutar de un niño que ya no es que fuera técnicamente bueno, sino que tenía una manera de ver el juego y de solucionar problemas que, por mi visión del fútbol, me hacía disfrutar», apunta. Además, repasa, «era capaz de asociarse, hacer que el juego fluya y que sus compañeros jueguen. Un talento puro».

Su padre expone que «en los últimos años, se formó mucho más, está más fuerte, con un tren inferior potente y aguanta más el contacto, ya no lo rehúye como antes», algo para lo que le vino bien estar categorías por encima. Es muy partidario de la política de aceleración de procesos de la que su hijo se está viendo beneficiado, pero especifica: «Me parece genial siempre y cuando se evalúe bien. Si ves que al final el niño va justo, igual hay que bajar una marcha; sin, hacia delante. Y lo están haciendo muy bien».

Pedreira, tras entrenar al ex del Vila do Corpus, se ha medido a él y ha seguido de cerca su evolución. «Cuando tienes esa calidad innata y eres futbolero a saco como él, que lo vive muchísimo, a veces es cuestión de tiempo, pero sabes que si todo va por el camino correcto, les espera el Celta». Y ahora, también la selección: «Es un orgullo», subraya su exentrenador. Barreiros detalla que al principio «se sintió un poco raro» por no conocer a los compañeros, salvo a los otros dos gallegos, Dro y Pablo García, pero «con el paso de los días, todos muy integrados y genial».

«¿Qué ganas yéndote? ¿Dinero a los 16 años?»

Después del Celta, en algunos casos, se interesan otros clubes. Barreiros padre dice que ni les ha pasado ni se lo hubieran planteado. «Queremos que crezca en el Celta, en un ambiente familiar. Si te marchas, aunque vaya tu círculo contigo, te alejas de amistades y del resto de tu familia», plantea. Y otra cosa tiene clara: «¿Qué vas a ganar en otro equipo? ¿Dinero? ¿De qué te sirve con 16 años? Lo que necesitas es formarte, estudiar. Si llega —el éxito en el fútbol—, llega, y si no vivirás de lo que estudies», zanja.

Recientemente, con la selección española sub-17 en su primera convocatoria.CEDIDA

Barreiros, cuyo mayor fan es su hermano pequeño, Yoel, también futbolista, infantil, de la cantera del Celta, es muy buen estudiante —está empezando el Bachillerato- y, aunque no sabe lo que quiere hacer en el futuro, sí se inclina a la rama de ciencias. Y que quiere intentar labrarse un camino en el fútbol también está claro para este admirador de Iago Aspas y que tiene un rol similar sobre el césped: «La posición que más le gusta es de mediapunta por detrás del delantero o segundo delantero», dice Daniel. Fonterigo desliza que sería bonito que otro Iago canterano sucediera en un futuro al moañés. Pero la primera premisa es que eso queda lejos y pasa por mucho trabajo y suerte. Paso a paso, como hasta ahora.

 


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