Inaugurada Ramallosa-Canido, una peña a medio camino entre Nigrán y Vigo

A los pocos meses de que surgiera la idea y semanas antes de que echara a andar oficialmente, la peña Celtista Ramallosa-Canido ya se dio a conocer en un torneo de peñas en el que, además, alcanzó el cuarto puesto.  Es la prueba de que nacen como una peña activa con ganas de hacer cosas e integrarse cuanto antes en el celtismo. Ayer, el colectivo mitad vigués mitad miñorano que preside Rafael Barreras celebró su inauguración en un acto al que acudieron los futbolistas de la primera plantilla Michael Krohn-Dehli y Levy Madinda.

«Somos dos grupos de amigos, uno de cada zona y decidimos unirnos en una misma peña aunque a la gente le pueda chocar un poco», reconoce la cabeza visible de la recién creada agrupación. Esa dualidad se traduce también en dos sedes, el Pénjamo vigués -que fue el que acogió el acto inaugural- y el de Patos. «Somos aficionados al Celta y de alguna manera el paso siguiente para hacer algo más era constituirnos como peña», dice. Lo ve como «algo simbólico» en la medida en que la afición de los integrantes -que rondan los 35 años- por el equipo viene de atrás, pero también como un impulso para ser más activos.

Aunque el grupo de fundadores lo componían las seis personas que se piden como mínimo para formar cualquier peña federada -presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y dos vocales-, en este momento están ya en 80 miembros cuando la cosa no ha hecho más que empezar. «Aunque a los socios se les da una camiseta y descuentos en la sede, pensamos que la cuota de veinte euros iba a echar a la gente para atrás. Pero se están implicando mucho y es lo que queremos: que se involucren cuantas más personas mejor».

De ahora en adelante se marcan como objetivo seguir disfrutando de su equipo, pero poniendo más de su parte. «Queremos organizar comidas previas a los partidos, quedadas para ver jugar al Celta cuando lo haga fuera y, sobre todo, también nos gustaría poder organizar algún viaje».