Burgalegos, celtismo «exótico» en pequeñas dosis
Zona Celeste
Con apenas una veintena de miembros, el colectivo burgalés hace suyo el dicho de que más vale calidad que cantidad
05 Sep 2015. Actualizado a las 11:15 h.
La mayoría de las peñas celtistas de fuera de Galicia suelen compartir un mismo punto de partida: la existencia aficionados que se creían únicos en sus lugares de origen o residencia pero que cuando se pusieron a buscar se llevaron una grata sorpresa al logra dar con otros hinchas del equipo vigués. Así nació también Burgalegos Celestes, el colectivo celtista de Burgos, que ya ha cumplido dos años de vida. El lugar donde se asientan, señalan, les convierte en una peña «exótica» a ojos del resto, algo que les llena de orgullo.
Sus primeros pasos los relatan a la perfección en su perfil de Facebook -«la permanencia del 2013 nos dejó dos caras: una tremendamente feliz tras una salvación histórica y otra triste por no tener con quien celebrarlo»- y los corrobora su presidente, Jorge Peña. «Somos gente que estábamos cansados de sufrir y disfrutar solos. Aprovechando el boca a boca y las redes sociales, el WhatsApp y demás medios que hay ahora nos fuimos poniendo en contacto y encantados de habernos conocido», cuenta.
Reconocen abiertamente que son una peña pequeña, que no pasa actualmente de la veintena de socios, pero precisamente por eso saben de buena tinta aquello de que la calidad muchas veces pesa más que la cantidad. «Tenemos socios vigueses o de ascendencia gallega, pero también otros nacidos en Burgos y sin ninguna relación que tienen un gran mérito», destaca. Esos son los más jóvenes, aquellos con «padres a los que les gustaba el fútbol y les atraía el Celta en la época buena del equipo; eso, si te coge a una edad determinada, deja mucho poso». Ahora Burgalegos recoge en parte los frutos.
Con miembros que van de los veinteañeros a los sexagenarios, y aunque Jorge fue el principal impulsor y siempre ha ejercido de presidente, se felicitan de que todos son partícipes de su día a día. «Tengo dos niños pequeños y a veces me cuesta encontrar hueco, por eso vamos rotando y nos echamos una mano entre todos». Ha sido así desde el principio, cuando también arrimando el hombro consiguieron hacer correr la voz y lograr que cualquier interesado en seguir un partido de los vigueses sepa a dónde acudir.
Su sede es un bar burgalés donde «algún celtisa hay seguro cuando juega el equipo». Pero pueden ser tres, cinco, siete o todos, según el día. «Huimos de la rigidez. No nos reunimos siempre por sistema, pero el tema es ese, que alguien para no ver el partido solo siempre hay». Esa flexibilidad les permite coordinarse rápido y cambiar si es preciso. «Alguna pelea ha habido cuando coincide con otros partidos, pero nos lo suelen apañar y si un día nos tenemos que ir a casa de alguno tampoco pasa nada».
Nadie les quita dos o tres desplazamientos al año -ahora están deseosos de repetir el de Éibar porque «vivir el fútbol de Primera en un estadio de 5.000 personas es increíble y se pasa genial»- y a nivel particular también acuden a Balaídos, sobre todo coincidiendo con las vacaciones de Navidad o Semanas en el caso de los que tienen familia en Vigo. «Como peña de momento no hemos organizado ninguno allí, porque hay otros sitios como Bilbao o Pamplona que nos quedan más a mano».
Asegura Peña que ahora que tienen Burgalegos -él usaba el término desde hacía tiempo y triunfó como propuesta para bautizar a la agrupación- el vivir el celtismo en la distancia no es problema. «Yo resdí en lugares como Nueva York o Estrasburgo y ahí sí que vivías peripecias para coger la señal de la onda media por la noche, con interferencias, teniendo que bajar al coche para enterarte. Lo de ahora al lado de eso no es nada», celebra. Ese es uno de los motivos de que el balance de este tiempo sea inmejorable. «Poquito a poco, pero vamos creciendo y yendo cada año a más».
Antón de Vicente, un burgalego más
Entre los socios de la peña se encuentra el exjugador del Celta B -actualmente en el Somozas- Antón de Vicente, con el que estrecharon relaciones durante la etapa del futbolista en el Burgos. «Cuando estuvo aquí vivió incluso con uno de los miembros de la peña. Un lujo tenerle entre nosotros», finaliza el presidente.