Canido, de las charlas de fútbol a una clásica de las peñas celtistas
Zona Celeste
El colectivo nació en 1988 con Ramón de Castro, Genaro Borrás y Pablo Beiro, que se entonces se reunían para conversar sobre el Celta, entre sus impulsores
12 Jan 2016. Actualizado a las 19:50 h.
La de Canido no es una peña celtista cualquiera. No solo por su antigüedad -sus 27 años de historia la convierten en la segunda viguesa más veterana tras Comando-, sino porque entre sus fundadores estuvieron nombres propios de Vigo y del celtismo como los de Ramón de Castro -expresidente del club-, Genaro Borrás -que fue doctor del equipo- y Pablo Beiro - fundador del Amfiv-. Junto a ellos y otros amigos hasta formar el grupo de ocho fundadores estaba el que hoy sigue siendo el presidente, Javier Costas.
«Parábamos mucho por el kiosko de Pablo y éramos todos amigos, celtistas y abonados del club. Al final, como sabían que yo era aficionado de siempre, me liaron con aquello de montar una peña y quisieron que fuera yo el presidente», recuerda un Costas incombustible que, pese a que en cada junta presenta su dimisión, sigue al pie del cañón a la espera de que alguien se anime a tomar el relevo. Hicieron una primera reunión, como tantas otras informales con los mismos protagonistas «para charlar sobre fútbol» para fundar la peña y, cuando se dieron cuenta, ya superaban el centenar. De un tiempo a esta parte se mueven alrededor de la cifra más o menos fija de 150 integrantes.
La Peña Celtista de Canido presume de disponer de un local propio. Ese lugar de reunión, subraya Costas, tiene mucha culpa de que el colectivo siempre haya salido hacia adelante. «Ahí es donde nos reunimos sin falta a ver los partidos que el Celta juega fuera de casa, nos seguimos juntando un buen grupo ahí y es nuestra principal actividad con las comidas anuales de aniversario», señala. En otro tiempo eran más viajeros pero, aunque las circunstancias han cambiado, siguen organizando como mínimo un viaje por temporada. «Cuando empezamos no se podían ver los partidos por la tele, así que la única manera de ver a nuestro equipo era ir allí», rememora.
Por supuesto, no faltan a la cita con Balaídos cada quince días o siempre que toque. «Estamos repartidos por todas las gradas, sobre todo en Río Alto y Río Bajo. La verdad es que en los comienzos había muchos miembros que no eran también abonados del club, pero ahora la gran mayoría sí lo somos». Él, en concreto, desde los 18 años -tiene 60-, como pasión heredada de su padre y que ha transmitido a su vez a sus descendientes. «Tanto mis hijos como mis dos nietos, de cinco y tres años, son socios del Celta y forman parte de la peña», presume. Ese ha sido su medio para rejuvenecer porque «al principio el mayor no tendría más de cuarenta años y ahora andará por los 80 o 90».
Costas recalca que su modelo de peña es muy diferente al de las que han proliferado en los últimos años. «Es otra dimensión, más de charla, de reunirnos en nuestro local, más para nosotros», cuenta. Eso no significa que no observen con admiración y agradecimiento la forma de vivir el celtismo de los más jóvenes, de una manera más activa. «Nosotros también tuvimos esa dinámica de hacer cosas en nuestro local, llegamos a hacer una fiesta de peñas, a acoger una charla del presidente, dar insignias a Alvelo o al socio número uno... Es una satisfacción ver cómo de las dos que éramos en Vigo más las históricas se ha pasado a lo que hay ahora. Y mucha parte de culpa la tiene la Federación de Peñas», agradece.
El momento más delicado que han vivido como peñas corresponde «sin ninguna duda a la crisis de los avales». Momentos delicados que hicieron que todo lo que vino después, descensos incluidos, fuera mucho más llevadero. «Hubo división entre las peñas, puntos de vista diferentes y momentos realmente complicados. A nivel deportivo lo peor fue cuando estuvimos a punto de bajar a Segunda B, pero ahora queda atrás con el que diría que es el mejor momento de la historia del club si se tiene en cuenta tanto lo económico como lo deportivo», analiza.
En este tiempo también han podido forjar vínculos con jugadores del equipo, sobre todo con los que en algún momento vivieron por su zona, como Dutruel u Orellana. «Otros como Otero, Maté o Vicente siempre se portaron muy bien con nosotros como peña», dice Costas. Y si se tiene que quedar con un futbolista de la plantilla actual, no se lo piensa: «Iago Aspas es muy querido en la peña porque es un celtista más. Sabemos que lleva el equipo dentro, que es un celtista de verdad como cualquiera de nosotros». O como Borrás, Ramón de Castro y Beiro cuando impulsaron la Peña Celtista de Canido allá por junio de 1988. Y hasta hoy.