La primera vez que en La Voz se habló de Cristiano y Messi: «Una mezcla entre Elvis y Ricky Martin»

Cinco balones de oro y cuatro botas de oro para el portugués. Seis balones de oro y otras tantas botas de oro para el argentino: este es solo parte del resumen de los 18 años siguientes a aquellos destellos iniciales de dos futbolistas que, más allá de su innegable talento sobre el césped, han conducido sus carreras por dos caminos extremos: de un lado la estridencia, del otro la discreción en público. Desde sus primeras apariciones en los medios y hasta la actualidad (ahí tenemos las recientes polémicas de Cris con su Rolex último modelo y unas fotos de Instagram, frente al morro torcido de Lionel ante la situación de su equipo como única salida de tono) siempre ha sido así.

Ya lo apuntaba el corresponsal de La Voz en el 2003: «Cristiano no es tonto y sabe que todas las miserias sudadas costarán una fortuna cuando se jubile», escribía el periodista en un divertido artículo en el que se refería también al sobrenombre de urgencia con que la prensa sensacionalista inglesa había bautizado al flamante fichaje del Manchester de Fergusson: «Becks Marc II», en clara referencia a que el portugués estaba llamado a ser el sucesor de David Beckham. Y no solo en sus diabluras sobre el césped «sino en el corazón de las modistillas del noroeste de Inglaterra», matizaba la crónica. Pero la comparación con Beckham, como cualquier aficionado al fútbol sabe, se quedaría en poco más que su afición por los calzoncillos de Calvin Klein. Y el nombre de Cristiano -que en nuestro archivo aparece por primera vez el 29 de mayo del 2002, en una noticia que se refiere al interés del Celta por comprarle a Hugo Viana a un Sporting de Lisboa que ya buscaba hacer caja con Cris- cobraría vida propia: CR7/CR9.

Mientras tanto, Messi -que se estrenó en La Voz el 11 de noviembre del 2003, por ser convocado con el Barça para un amistoso en Oporto- era ya inscrito para jugar la liga de campeones en una lista en la que también formaban parte el meta gallego Rubén y un Oriol Riera que acabaría jugando en el Dépor. Llegó sin ruido, y cuando se vio envuelto en medio de la primera polvareda el rosarino tan solo pasaba por allí: en octubre del 2004, La Voz recoge la polémica que se generó en Argentina por la intención del Barça de fichar a un futbolista de origen gallego del River Plate. Se trataba de Erik Lamela, de solo 17 años, al que ofrecían 120.000 euros al año después de haberle visto jugar en un torneo en Arousa.

«Algo terrible»

El periódico recuerda que, de fichar por los azulgranas, Lamela sería el encargado de liderar junto a un compatriota los futuros éxitos del Barcelona «puesto que Messi intenta ya abrirse paso». Esta marcha del país de las grandes promesas es calificada como «algo terrible» en las páginas de La Voz por los directivos del River. Lamela se quedaría finalmente en Buenos Aires, en tanto Messi ponía la directa hacia el éxito: en mayo del 2005 su nombre aparece para algo más que reseñar una sustitución en el once del Barça: «Una obra de arte del joven Messi firmó el 2-0 y deja el equipo a un paso del título de liga». El suplente se hacía hueco en los grandes titulares. Y Cris lo esperaba apretando sus abdominales.

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