La Voz de Galicia

Koizumi quiere una cumbre con el presidente chino para limar asperezas

Internacional

18 Apr 2005. Actualizado a las 07:00 h.

El primer ministro japonés Junichiro Koizumi intentó ayer aliviar las tensiones con China pese a que Tokio está profundamente indignada por el rechazo a excusarse de las autoridades chinas, hacedoras de la multiplicación de la violencia antinipona. Koizumi manifestó su deseo de reunirse el viernes con el presidente chino, Hu Jintao, al margen de una cumbre África-Asia que se celebrará en Yakarta (Indonesia). El primer ministro dio a entender que no reclamaría necesariamente excusas o indemnizaciones a China si ésta aceptaba el principio de una cumbre entre ambos dirigentes. Ya el pasado domingo, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Li Zhaoxing, rechazó presentar las excusas que reclamaba su homólogo japonés Nobutaka Machimura. «Es preferible no intercambiar reprobaciones. Sería bueno realizar una cumbre (de jefes de Estado)», declaró Koizumi. En Pekín, el portavoz de la cancillería japonesa, Hatsuhisa Takashima, que acompaña al ministro Machimura, dijo que Japón no veía «la necesidad de cambiar nuestra política hacia China debido a estas violentas manifestaciones antijaponesas». Varias decenas de miles de personas desfilaron por tercer fin de semana consecutivo en toda China para denunciar la reciente autorización por el Ministerio de Educación japonés de manuales escolares minimizando, según Pekín, las atrocidades del Ejército japonés en Asia en las décadas de los años 30 y 40, donde murieron 35 millones de personas. Takashiuma citó el alto volumen comercial entre ambos países como un motivo por el que no era necesario un cambio de política. El año pasado, el comercio de Japón con China, incluyendo la región de Hong Kong, sumó 214.000 millones de dólares, superando el intercambio de unos 195.000 millones de dólares con Estados Unidos. Sin embargo, la aspereza no ha disminuido entre ambos gigantes asiáticos. Mientras China estimó ayer que esta crisis es la más grave de las habidas entre los dos países desde la normalización diplomática en 1972, el portavoz del Gobierno japonés, Hiroyuki Hosoda, calificó de «extremadamente lamentable» la actitud de las autoridades de Pekín. Pero en Japón también se registraron pequeños actos de vandalismo contra China. La puerta de vidrio de una escuela de lengua china en Tokio resultó dañada con perdigones de plomo y la ventana de una oficina chino-japonesa de asistencia a trabajadores temporales chinos fue destrozada en Kanagawa, a 50 kilómetros al sur de Tokio. Pero lejos de mantener la calma y el tono, ayer el ministro de Educación japonés, Nariaki Nakayama, acusó a los programas escolares chinos de inculcar voluntariamente sentimientos antijaponeses a sus alumnos. Tal vez aún más inquietante para los dos vecinos y socios comerciales es que la Bolsa de Tokio cerró ayer con un fuerte descenso de 3,80% ante la alarma de los inversionistas.


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