Protestas por un videojuego sobre la masacre de Columbine

Un videojuego que reproduce fielmente la matanza del colegio de Columbine hace siete años, cuyo creador dice querer promover el «diálogo», ha generado malestar entre los padres de las víctimas de la peor masacre de la historia en una escuela secundaria de EE.??UU. , disponible gratuitamente en Internet, pone a sus jugadores en la piel de Eric Harris y Dylan Klebold, los dos adolescentes que mataron a 12 de sus compañeros y a un profesor antes de suicidarse, el 20 de abril de 1999 en la ciudad de Columbine (Colorado). El juego, cuyo objetivo es entrar al establecimiento escolar para disparar a la multitud, está lleno de referencias a los hechos, con citas y fotos de los dos asesinos, incluidas las tomadas después de su muerte. El creador del juego, que quiere conservar el anonimato bajo el seudónimo Columbin y sólo responde a los periodistas a través de su correo electrónico, asegura que era estudiante en Colorado en la época del drama. Y defiende su obra como una herramienta educativa. «Quiero que la gente se vea sacudida [por el juego] o que al menos reflexionen», declaró esta semana al diario Rocky Mountain News de Denver. «Creo que el objetivo final del juego es promover el diálogo sobre las masacres en las escuelas, la violencia, los medios y muchos otros», estimó. Columbin dice que sufrió durante su paso por la escuela secundaria, donde solía ser el hazmerreír, y que considera la tragedia de Columbine como «la rebelión de dos muchachos marginados y oprimidos». «Los conocimos porque mataron gente [...]. Creo que es importante acordarse que ellos también tenían familia», afirma. Columbin admite que su juego puede parecer que ensalza el crimen pues celebra cada muerto con el lema: «La mafia del impermeable negro gana una vez más», en referencia al grupo al que pertenecían Harris y Klebold. Pero asegura que «es una sátira». Pero los familiares y amigos de las víctimas no parecen estar de acuerdo. «Quiero que la gente se entere de lo que pasó», subraya Joe Kechter, cuyo hijo Matt fue una de las víctimas mortales. «Pero no con un juego», precisa. Richard Castaldo, herido en la masacre y postrado desde entonces en una silla de ruedas, jugó para saber cómo era. «Creo que un juego como éste es posible, pero no es el mejor ejemplo de lo que puede hacer que uno reflexione y comprenda lo que hasta ahora no había entendido», aseguró.