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«Sonríe, vamos a ganar»

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Javier Herrero servicio especial | méxico

Elecciones en México | Cierre de campaña con López Obrador Seguidores del candidato izquierdista López Obrador abarrotaron ayer la plaza del Zócalo de la capital después de seis meses de campaña oficial plagada de insultos

29 Jun 2006. Actualizado a las 07:00 h.

Todo acaba. Incluso las campañas electorales en México. Tras seis meses de campaña oficial y casi dos años de campaña oficiosa, los candidatos cerraron sus interminables giras por todo el país este miércoles. Se acabó ya toda la palabrería habitual de los períodos electorales. Las promesas y los insultos ya son historia. Hasta el domingo, México disfruta de tres días de reflexión tranquila. Este país es diferente hasta en esto: tres días de reflexión tras seis meses de campaña. Poco queda ya por dilucidar en la mayor parte de aquellos que irán a votar el domingo, pero hasta el último momento se encargaron de recordarlo en los mítines finales. A cuatro años del centenario de la Revolución mexicana (1910), la familia Guzmán decidió que quería vivir un momento histórico con Andrés Manuel López Obrador, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el más popular de los tres candidatos. La cita era en el Zócalo de la capital, en la segunda plaza más grande del mundo, a las 5 de la tarde. Y sin pensarlo mucho, acompañados de sus dos hijos salieron de madrugada de su casita, en Janitzio, una isla situada en el centro de un hermoso lago en Michoacán. Allí tomaron la barca que cruza el lago y ya en la otra orilla esperaron al autobús que lleva al DF. Cinco horas después, caminaban por las calles de la capital. Junto a ellos, ríos humanos de todas las edades iban entrando por las calles aledañas al centro de México, la plaza Mayor. A las tres de la tarde, la marea amarilla (así son los colores del Partido de la Revolución Democrática) inundaba el Zócalo. Ya no había espacio para nadie más. Los helicópteros no cesaban de girar sobre el centro histórico y en la calzada de Tlalpan, arteria fundamental del centro capitalino, centenares de autobuses estacionados eran la muestra del colapso. En sus laterales, carteles con las caras de Obrador, Ebrard (candidato a la jefatura de Gobierno del DF) y mensajes de victoria. Y sobre la ciudad, nubes negras que no iban a tardar en descargar una lluvia persistente, pero que no va mal en esta contaminada capital. Pasadas las cinco y media de la tarde, Andrés Manuel López Obrador apareció en el escenario. Y la plaza, como en anteriores ocasiones cuando Obrador era jefe de Gobierno del Distrito Federal, se hundió un poquito más sobre sus blandos cimientos. En un ambiente de victoria, Obrador, de traje negro, tez tostada y con su tono habitual de toda la campaña, volvió a repetir las promesas para los más necesitados, las advertencias para los que roban, la esperanza de un futuro mejor. Al terminar, la fiesta de banderas amarillas. El problema de llenar una plaza tan grande es salir de ella. A las nueve de la noche, dos horas y media después del final del acto, los Guzmán, contentos, llegan a la estación de Observatorio, en el oeste de la ciudad y compran sus billetes de regreso a casa. Llevan con ellos banderas, pegatinas y una silueta gigante de Obrador presidente. En sus caras, la satisfacción es un lema: «Sonríe, vamos a ganar» . El otro candidato fuerte, Felipe Calderón, del Partido de Acción Nacional (PAN), cerró su campaña con un discurso de poco más de 13 minutos, ante las gotas de agua que anunciaban un buen chaparrón.


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