La exclusión de los homosexuales del Ejército de EE.UU. se acerca a su fin
Internacional
Una comisión evaluará cómo derogar la ley conocida como «no preguntes, no cuentes»
03 Feb 2010. Actualizado a las 02:00 h.
El fin de la ley conocida como Don't ask, don't tell (No preguntes, no cuentes) por la que los militares homosexuales estadounidenses no pueden hacer pública su condición sexual bajo amenaza de expulsión se acerca a su fin. El secretario de Defensa, Robert Gates, y el jefe del Estado Mayor, el almirante Michael Mullen, explicaron ayer en el Senado que la decisión de Obama es firme. «Hemos recibido órdenes de nuestro comandante en jefe y estamos actuando en consecuencia», dijo Gates a los senadores. Y es que el presidente ya anunció la semana pasada en el discurso sobre el estado de la Unión que este año se derogaría esa ley.
Lo que también explicaron Gates y Mullen ayer es que no se hará de inmediato. Con el país embarcado en dos guerras y preocupado por la mala situación económica, el Gobierno no quiere abrir una nueva brecha ideológica. La solución que aportaron Gates y Mullen es la de crear una comisión que evalúe cómo se llevará a la práctica la suspensión de la ley. Esa comisión se encargará de analizar si el Pentágono extenderá los beneficios que ahora aplica a las parejas heterosexuales también a las homosexuales, cómo se organizarán los alojamientos y cuál será el efecto de la presencia abierta de gais y lesbianas en el Ejército sobre la cohesión de las unidades militares y el reclutamiento. Este estudio llevará un mínimo de un año, por lo que en ese tiempo la ley seguirá en vigor, aunque con algunas modificaciones.
Una ley de hace 17 años
La ley se aprobó en 1993, durante la presidencia de Bill Clinton. En ese momento, el jefe del Estado Mayor, el general Colin Powell, se opuso a permitir que los homosexuales sirvieran abiertamente en el Ejército. Los legisladores aprobaron entonces la citada ley que permite que los gais puedan pertenecer a las Fuerzas Armadas siempre que oculten su condición sexual. Ellos no pueden hacerla pública y los mandos militares no pueden indagar sobre ella. Se trató de una solución de compromiso que ha sido criticada desde entonces.
Las asociaciones defensoras de los derechos humanos afirman que es una ley discriminatoria, porque a los heterosexuales no se les aplica. Según el soldado Dan Choi, que «salió del armario», es una «política inmoral que obliga a los soldados a mentir». Y además ha significado que desde 1994 unos 13.500 soldados fueran expulsados del Ejército.
Precisamente, este es el único aspecto de la ley que, según explicó ayer Gates, va a cambiarse inmediatamente. El secretario de Defensa afirmó que en un plazo máximo de 45 días hará una recomendación al Pentágono para que se elimine la posibilidad de expulsión cuando es otro el que revela la orientación sexual del militar. «Creemos que la propia ley nos da un margen para cambiar algunos procedimientos internos que hagan que esta sea más justa para nuestros hombres y mujeres de uniforme», dijo Gates.
Obama se había comprometido a derogar la ley durante su campaña electoral. Y el hecho de que en el primer año de mandato no hubiera dado ningún paso en ese sentido había enfadado mucho a las asociaciones que defienden los derechos de los homosexuales.