La Voz de Galicia

Un barco insolidario «condenó» a los viajeros del «Titanic»

Internacional

Lorena Franco Bouza La Voz
Detalle de un telegrama enviado desde el Titanic informando del accidente

Un siglo después del naufragio del Titanic, el barco más famoso de la historia continúa alimentando su mito. Sin embargo, su destino pudo haber sido otro

15 Apr 2012. Actualizado a las 11:04 h.

Del Titanic y su malograda historia se sabe casi todo y lo que no, se inventa. Profecías y maleficios fueron saliendo a la superficie en los años siguientes al naufragio más famoso de la historia -con el permiso del Costa Concordia- aumentando la leyenda del que fue, por muy breve tiempo, el trasatlántico más lujoso del mundo. Pero tal como señala Jose Antonio Bustabad Rey en su nuevo libro, Informe pericial sobre las causas del naufragio del trasatlántico Titanic, entre tantos mitos existe uno que tornó visos de realidad: el que habla de la existencia de un barco cercano que podría haber evitado el final dramático de esta historia si no decidiese pasar de largo.

Los testimonios posteriores a la tragedia describieron a un capitán Smith pasivo y ausente, incapaz de reaccionar tras el grave choque contra el iceberg. Seis de sus oficiales fueron los que llevaron la iniciativa en la evacuación del pasaje. Mientras tanto un séptimo oficial intentaba comunicarse con lámpara Morse con el buque que navegaba a apenas diez millas al norte de su posición. Pero el barco nunca se identificó ni acudió en su ayuda.

La existencia o no existencia de dicha embarcación fue objeto de múltiples controversias y desde la comisión de investigación británica creada a raíz del accidente, se apuntó al Californian, como el barco fantasma que vieron desde el trasatlántico. La noche del 14 de abril de 1912, el Californian, comandado por Stanley Lord, navegaba al norte de la ruta seguida por el Titanic. Dada la presencia de hielo decidieron apagar los motores y quedar a la deriva hasta el amanecer para evitar accidentes. Lord reconoció que esa noche, cuando estaban parados en medio del océano, habían visto un barco navegando a apenas 10 millas. Sin embargo, siempre defendió que el barco que ellos vieron no era el lujoso Titanic, ya que sus características, pequeño, de luces parpadeantes y apenas iluminado, poco tenían que ver con las del trasatlántico, que para entonces ya estaba parado.

Las matemáticas dieron la razón al capitán Lord y alejaron toda duda respecto a la correcta actuación del Californian, desmintiendo que fuese el barco fantasma que siguió su camino sin pararse a ayudar, puesto que mientras el Titanic se hundía, el buque de Lord se encontraba también parado entre el hielo y a una distancia de más de 20 millas al norte, fuera de su alcance visual.

De todo ello se deduce que desde el Titanic y el Californian observaron un mismo barco que navegaba entre ambos y que dada su relativa cercanía al crucero, tuvo que haber visto y oído las señales de socorro que lanzaban desde el barco accidentado. No obstante, el misterioso buque siguió su ruta sin detenerse a auxiliar al trasatlántico que se hundía, despreciando la universal norma de asistencia y solidaridad establecida entre las gentes de la mar y obligando a dos mil almas a convertirse en los protagonistas del más célebre naufragio que recuerda el mundo. El barco que nunca estuvo allí los condenó a ser parte de la Historia.


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