Xi Jinping, el «principito» que reinará
Internacional
El sucesor de Hu es considerado un elitista favorable al mercado
10 Nov 2012. Actualizado a las 07:00 h.
Aparece en todos los artículos, está en boca de todos. El calificativo que los medios de comunicación chinos utilizan para hablar de Xi Jinping es «principito», término que se aplica a los altos funcionarios que son hijos de los fundadores del Partido Comunista y que, por el mero hecho de serlo, merecen formar parte de su Comité Permanente. En la actualidad es vicepresidente del Gobierno, un cargo que antes fue ocupado por Hu Jintao y que le catapultó a la jefatura del Estado.
Nacido en Pekín en 1953, Xi es el hijo del revolucionario Xi Zhongxun que fue purgado de su cargo de viceprimer ministro en 1962, antes de que Mao iniciara la Revolución Cultural. Con su padre encarcelado, el joven Xi fue enviado a trabajar al campo. Más tarde pudo estudiar ingeniería química en la Universidad Tsinghua de Pekín, donde también estudió Hu.
«La era de los tecnócratas está terminada. Xi se ha licenciado en Ingeniería pero también ha hecho un master en política internacional. Es un líder formado en ciencias sociales, política y economía. Yo lo interpreto como el regreso de los políticos», explica Kerry Brown en una reciente conferencia para corresponsales extranjeros en Pekín. Para este profesor de política china, director del Centro de Estudios chinos de la Universidad de Sidney, el relevo supondrá también la llegada de un nuevo tipo de liderazgo, más parecido al de muchos políticos occidentales.
«Lo que más me sorprende son los enormes esfuerzos que se han hecho para crear una narrativa sobre Xi, rodearle de un aura de personalidad. De Hu apenas sabemos nada, ni siquiera sabemos muy bien dónde nació. No hay datos. Pero de Xi tenemos mucha más información», concluye.
La trayectoria de Xi está al alcance de cualquiera que quiera bucear en ella. En 1969 formó parte de la primera generación de estudiantes en ser enviados al campo al iniciarse la Revolución Cultural. Allí trabajó en una granja durante cinco años, al principio mano a mano con los campesinos y más tarde enseñándoles a extraer biocombustible de los excrementos de los cerdos. La experiencia le marcaría de por vida y, gracias a ella, hoy disfruta de buena imagen entre la opinión pública.
Pragmatismo
La muerte de Mao en 1976 marcó el comienzo de las reformas liberalizadoras y la familia de Xi fue rehabilitada. Él, que ya se había unido al Partido en 1974, pasó a ser secretario local en Hebei para después ser ascendido en las provincias de Fujian y Zhejiang. Se le atribuye una frase que habría pronunciado durante esa época y describe muy bien su pragmatismo: «mashang jiu ban», algo así como «hazlo ahora».
Los medios chinos le retratan como un hombre cercano, con los pies en la tierra y honesto. Se dice de él que no tiene pelos en la lengua y que es un convencido luchador contra la corrupción, a pesar de las recientes denuncias de medios como Bloomberg que arrojan dudas sobre el origen del patrimonio de su familia. Precisamente, en 2007 fue nombrado jefe del partido en Shanghai, tras ser condenado su predecesor, Chen Liangyu, por corrupción. Poco después entró en el Comité Permanente y en el 2008 alcanzó la vicepresidencia.
A pesar de la omnipresencia de Xi en la prensa oficial durante los últimos años, muchos chinos conocen mejor a su segunda mujer. Se trata de la célebre y admirada cantante de música tradicional Peng Liyuan, famosa por sus apariciones en la gala del Año Nuevo, el programa de televisión más visto del país. Sus actuaciones contrastan con su rango de general del Ejército Popular de Liberación, lo que desata el fervor de los amantes de las canciones revolucionarias. La pareja tiene una hija llamada Xi Mingze, que estudia en Harvard, lo que evidencia el conocimiento de primera mano que Xi tiene sobre Occidente. No hay que olvidar que en 1985 pasó unos meses conviviendo con una familia en Iowa, donde estudió técnicas de cría de cerdos.
Su hermana vive en Canadá y su primera mujer, hija de un embajador chino, en el Reino Unido. Incluso sus aficiones son bastante occidentales. Gracias a los cables de Wikileaks sabemos que le gusta el baloncesto y las películas bélicas de Hollywood, una herencia de su estancia en EE.UU., lo que no quiere decir que vaya a cambiar el fondo de la relación bilateral con este país.
Aparentemente, Xi es el candidato perfecto. Lleva preparándose para ser un líder moderno desde que es niño. Sus orígenes familiares y su apoyo a la libertad de mercado le encuadran en el grupo de los «elitistas» pero su paso por el campo en los tiempos de la Revolución Cultural hace que sea bien visto por los «populistas» de Hu Jintao. Para muchos chinos mayores de 50 años, su experiencia compartida en la Revolución Cultural le ha enseñado a ser humilde y a adaptarse a cualquier dificultad.