El plan de inmigración de Cameron hace sonar las alarmas en Bruselas
Internacional
Quiere restringir sanidad, vivienda y ayudas laborales a los no británicos
26 Mar 2013. Actualizado a las 07:00 h.
La inmigración se ha convertido en el único asunto sobre el que todas las fuerzas políticas del Reino Unido parecen estar de acuerdo. Si bien hace unos días el viceprimer ministro, el liberal demócrata Nick Clegg, planteaba cobrar una fianza a los turistas procedentes de «países de riesgo», ahora el primer ministro, David Cameron, acaba de anunciar un polémico plan para acabar con los abusos de aquellos ciudadanos de la UE que tratan de «aprovecharse de la generosidad británica».
El primer y principal pilar del proyecto es la sanidad. La nueva política permitiría el acceso a la sanidad británica a ciudadanos europeos siempre y cuando estos puedan probar que tienen derecho a la seguridad social en sus países de origen. De lo contario, y esta medida afectaría tanto a comunitarios como ciudadanos de otros continentes, solo serían atendidos en los hospitales británicos si poseen seguro privado. «El sistema es un caos. Los inmigrantes están colapsando el sistema», ha dicho Jeremy Hunt, ministro de Sanidad.
El segundo sector que Cameron trata de modificar son las ayudas por desempleo. En el Reino Unido existe una pequeño subsidio para aquellos en búsqueda activa de trabajo que, sin necesidad de haber cotizado o tener derecho al paro, pueden reclamar entre unos 60 y 100 euros semanales. Los europeos que reciben esta prestación serán sometidos a un exhaustivo examen si, al cabo de seis meses, siguen sin encontrar trabajo.
La vivienda es el tercer pilar del proyecto para paliar el «turismo de subsidio» y desde abril se dará prioridad a los nacionales. «Los inmigrantes no recibirán prestaciones por vivienda a su llegada. Para poder acceder a las ayudas deberán haber vivido aquí al menos durante dos años y haber contribuido al sistema», aseguró Cameron.
Problemas del plan
La prensa británica insiste en que, dado el reducido porcentaje de comunitarios que reciben estas prestaciones, el objetivo de Cameron no es el ahorro, sino satisfacer el creciente euroescepticismo que asedia al país. Prueba de ello es la reciente popularidad del Partido Independentista Británico (UKIP), cuyas políticas antieuropeas y antiinmigración han atraído a un buen número de votantes.
El proyecto de Cameron intenta calmar los temores hacia una nueva oleada de inmigrantes de Europa del Este, ya que a partir de enero del 2014 rumanos y búlgaros podrán moverse libremente por el territorio comunitario. Mientras, desde Bruselas, vigilan de cerca los movimientos del primer ministro para cerciorarse de que su plan respeta los tratados de libre circulación y residencia europeos.