Poroshenko y el espejismo del Maidán
Internacional
25 May 2014. Actualizado a las 07:00 h.
Para muchos de los que participaron en ellas, las protestas del Maidán, que culminaron en el golpe que derribó al presidente Yanukovich, iban dirigidas contra la élite política y su vinculación, a menudo corrupta, con la oligarquía económica. Sin embargo, si se cumplen los pronósticos, Ucrania elegirá presidente hoy o en segunda vuelta a Petró Poroshenko, uno de los hombres más ricos del país y un claro ejemplo de esa relación incestuosa entre dinero y política.
Para entender esta paradoja es preciso dejar a un lado las interpretaciones idealistas que se han prodigado en la prensa occidental respecto a la revolución ucraniana. El sistema de poder no ha cambiado, y el Maidán, con toda su espectacularidad, no es sino una herramienta más en una secuencia de luchas personales por el poder.
Tomemos al propio Poroshenko. Como tantos oligarcas eslavos, hizo su fortuna en la jungla de las privatizaciones post-soviéticas de la década de 1990. Inmediatamente entró en política, primero en el partido socialdemócrata, luego como colaborador del presidente Kuchma, junto a Yanukovich, a los que abandonó para unirse a sus rivales de la revolución naranja, a los que también abandonó para unirse de nuevo a Yanukovich, a quien abandonó el año pasado para unirse a la protesta del Maidán, que pagó en gran parte de su bolsillo. El hecho es que siempre formó parte de la esfera del poder, de un modo u otro. Entre los oligarcas que ha producido Ucrania no es el más corrupto (ha sido acusado varias veces pero no condenado), y el hecho de que su principal negocio sea la fabricación de chocolates endulza mucho su imagen. Pero basta raspar la superficie y enseguida se encuentra uno con la misma amalgama de negocios y política.
En el gobierno de la revolución naranja Poroshenko se peleó con la también oligarca Timoshenko por el control del gas ruso, y cuando ésta se alzó con la victoria, Poroshenko se alió con otro oligarca perjudicado, Dmitro Firtash, para hacerla caer. Es casi seguro que fue Firtash quien estuvo detrás del famoso encarcelamiento por corrupción de la princesa del gas. Para que nos hagamos una idea, sus negocios han llevado a Firtash a la lista de los diez más buscados del FBI.
En estas elecciones, Timoshenko y Poroshenko vuelven a verse las caras. Su rivalidad sigue sin tener nada que ver con la ideología. Se sabe que Poroshenko continúa asociado con Firtash, con quien se reunió en secreto en Austria para acordar una estrategia común contra Timoshenko. Fue en esa reunión en la que el candidato que en principio se consideraba con credenciales más limpias y europeas, el boxeador Vitali Kitschko, aceptó abandonar la carrera presidencial a cambio de la alcaldía de Kiev. Ahora es el turno de Poroshenko. El sistema permanece intacto.