La Voz de Galicia

Los túneles de la vida y de la muerte que persigue el Ejército israelí

Internacional

l. f. amán /  las galerías subterráneas en la franja e. la voz las galerías subterráneas en la franja
Elyaniv y Elipaz Kasahun, hijos del sargento mayor del Ejército israelí Baynesain Kasahun, lloran en el funeral por su padre en Netivot. Elyaniv y Elipaz Kasahun, hijos del sargento mayor del Ejército israelí Baynesain Kasahun, lloran en el funeral por su padre en Netivot.

23 Jul 2014. Actualizado a las 07:00 h.

Los trabajadores palestinos que construyen algunos de los túneles subterráneos solo piensan en el abastecimiento: medicinas, comida, gas, combustible, productos básicos y necesarios en la bloqueada Franja de Gaza. Quienes los mandan construir o los uniformados que vigilan su construcción son más conscientes de que los túneles que dan salida a la Franja también servirán para almacenar municiones y transportar armamento pesado que llegará a manos de los grupos radicales palestinos. Los que llegan hasta Egipto se consienten o consentían; pero los que van hacia Israel son considerados una «amenaza terrorista». Porque los pasajes son utilizados por los mismos miembros de las facciones armadas para entrar en el país enemigo, Israel, y cometer atentados.

El objetivo, por tanto, es su destrucción y desde la actual ofensiva se realizan incursiones terrestres en Gaza para detectarlos y destruirlos. Seis de ellos, hasta el momento, han sido eliminados. «Atacar los túneles desde el aire, sería más seguro para nuestras tropas, pero menos para nuestros civiles», justificaba esta semana un portavoz de la Fuerzas de Seguridad Israelíes (FDI), destacando que varias de las entradas encontradas desembocan cercan de casas particulares y granjas.

Los túneles de Gaza son irregulares y discretos, pero no son un secreto para las FDI, que están en alerta desde que el año pasado encontraran un largo pasadizo de 1,7 kilómetros que conectaba el campo de refugiados de Jan Yunis con el kibutz de Ein Hashlosha. El interior, forrado de hormigón, llevó a declarar a las FDI que se trataba de una industria de construcciones y no del resultado de un pequeño grupo organizado.

Lo que han descubierto con las actuales incursiones, según fuentes militares, es una amplia red sofisticada de pasadizos bajo el suelo de Gaza utilizada por Hamás. Hasta el momento se han detectado 66 entradas que conectan con 23 túneles, considerados «ofensivos con el cometido de ejecutar atentados terroristas en suelo israelí».

Los otros túneles, los que dan acceso a Egipto, en la ciudad fronteriza de Rafah, también se cuentan por decenas, quizá cientos; un número desconocido de entradas por los que se produce la mayoría del intercambio de enseres, productos, también de lujo, para su comercio dentro de la Franja de Gaza. A estos túneles también les declaró la guerra el presidente egipcio golpista Al Sisi, a finales del año pasado lanzando una campaña para, literalmente, volarlos mediante explosivos y evitar el contrabando y la entrada de radicales.

Lo cierto es que estas galerías atemorizan a la sociedad israelí, que recuerda, entre otros hechos, el secuestro del soldado Gilad Shalit en 2006, por un comando que consiguió acceder hasta donde se encontraba por un pasaje bajo tierra. Los temores se han hecho más palpables estos días de ofensiva, con varios asaltos de milicias palestinas en suelo israelí, lo que ha motivado el mayoritario apoyo de la población israelí hacia la actual ofensiva.


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