La Voz de Galicia

Los mensajes «privados» de Hillary Clinton ya no serán un secreto para el FBI

Internacional

victoria toro nueva york / corresponsal recuperan 30.000 correos borrados

Podría ser juzgada por revelación de información clasificada, un delito muy grave. Clinton asegura que lo que borró solo habla de asuntos personales como la boda de su hija o sus clases de yoga

24 Sep 2015. Actualizado a las 05:00 h.

La última vez que le preguntaron por el asunto, su respuesta fue una sonrisa, pero si la investigación sigue avanzando por el camino que lleva, la sonrisa no tardará en quedar congelada. El asunto de los e-mails con información delicada que Hillary Clinton envió desde su cuenta personal siendo secretaria de Estado, lejos de desvanecerse, cada día engorda más y reduce sus posibilidades en las elecciones presidenciales.

El último plato lo sirvió el FBI, que recuperó los correos que la candidata demócrata borró por considerarlos privados. El menú comenzó a servirse cuando el Congreso, al investigar el ataque al consulado de Bengasi en el 2012, solicitó repetidas veces al Departamento de Estado que le entregara los correos de la exsecretaria. La llegada del pedido se demoraba, hasta el reconocimiento oficial de que el departamento no podía tenerlos porque su exjefa nunca había usado la cuenta oficial, sino una privada.

La Justicia ordenó entonces a Clinton que entregara sus e-mails a la Secretaría de Estado, a lo que obedeció no sin antes borrar los mensajes personales, la mitad de los 60.000 que había enviado o recibido mientras estuvo al frente de la cancillería.

El FBI comenzó a investigar si Clinton había podido poner en peligro la seguridad nacional al tratar a través de su cuenta personal información que pudiera ser catalogada como secreto de Estado, dado que la seguridad que puede ofrecer un servidor privado no goza de las medidas de seguridad que los del Gobierno. Ella siempre negó haber usado ese medio para intercambiar información sensible, pero los inspectores del Gobierno emitieron un informe en sentido contrario.

Con la información recuperada ahora, el FBI podrá determinar si lo hizo. Y en tal caso, Hillary Clinton podría ser juzgada por revelación de información clasificada, un delito muy grave. Clinton asegura que lo que borró solo habla de asuntos personales como la boda de su hija o sus clases de yoga. Pero, con los rastros encontrados, los sabuesos del FBI no tardarán en hallar, si las hay, evidencias de lo contrario.

Una candidatura a la deriva

Sin embargo, aunque en este argumento propio de una novela de espías las sospechas acaben por revelarse infundadas y el desenlace tenga un feliz para la protagonista, mientras la trama se alarga la candidatura de la demócrata se va a pique. Su popularidad ha caído tanto que el partido busca una alternativa de peso para las primarias, no vaya a ser que el Federal Bureau acabe por destapar que los mensajes privados de Clinton no eran tan privados.


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