La Voz de Galicia

Reino Unido y la UE logran un pacto para impedir el «Brexit»

Internacional

EFE / AFP

Tras dos días de intensas negociaciones han llegado un acuerdo para que los votantes británicos apoyen la permanecia del país en el bloque comunitario en el referendo

19 Feb 2016. Actualizado a las 23:00 h.

El Reino Unido y sus 27 socios comunitarios consiguieron este viernes tras dos días de intensas negociaciones cerrar un acuerdo dirigido a convencer a los votantes británicos de que apoyen la permanencia del país en el bloque comunitario en el referendo.

«Acuerdo. Apoyo unánime para un nuevo encaje para el Reino Unido en la Unión Europea (UE)», señaló el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en un mensaje de la red social Twitter. 

«Hay acuerdo» escribió en Twitter la presidenta Dalia Grybauskaite. «Se acabó el drama», sentenció. «Es un buen compromiso, que espero que sirva para mantener a Gran Bretaña en la UE», escribió el primer ministro checo, Bohuslav Sobotka.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE llegaron a ese acuerdo tras dos intensas jornadas de negociaciones y después de que los líderes evaluaran en una cena a 28 el último proyecto de acuerdo. Ese incluye un compromiso entre el Reino Unido y los países del este de Europa en cuanto al freno de emergencia para restringir las prestaciones a trabajadores comunitarios y la indexación de las ayudas por hijo. En cuanto al primer punto, Reino Unido podrá restringir durante los cuatro primeros años de su contrato las prestaciones sociales a los trabajadores comunitarios y podrá recurrir a este mecanismo durante un periodo de siete años, sin prórrogas, indicaron fuentes diplomáticas. En lo que respecta a la indexación de los beneficios que los trabajadores comunitarios perciben por hijo, el acuerdo final recoge un periodo de transición de cuatro años, hasta 2020, para aquellos empleados que ya reciben una ayuda.

El texto también establece principios para garantizar el respeto mutuo entre los Estados miembros que quieren avanzar en la profundización de la Unión Económica y Monetaria y los que no, como el Reino Unido, para lo que habrá un «mecanismo» mediante el que «un» país que no participa en el euro puede indicar su oposición razonada a una medida legislativa y elevarlo al Consejo.

No obstante, las fuentes dejaron claro que el documento precisa que esta medida en ningún caso puede servir para vetar las decisiones de la eurozona y que el proceso tiene que producirse de manera urgente para no influir en los mercados. Las mismas fuentes diplomáticas también señalaron que para dirimir las diferencias en las interpretaciones sobre una «Unión cada vez más estrecha», el texto recoge que esta referencia no se aplica al Reino Unido, que no quiere una mayor integración política.

También indicaron que en el texto final se menciona la posibilidad de introducir cambios en los tratados en el futuro para recoger algunos elementos del nuevo equilibrio con el Reino Unido. «Acuerdo para que el Reino Unido esté en la UE, hecho. Meses de duro trabajo con el presidente del Consejo Europeo y en cooperación con el Parlamento Europeo han merecido la pena. Justo para el Reino Unido, justo para los 27 Estados de la UE», dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, también en Twitter.

Varios líderes europeos reaccionaron también a través de esa red social nada más producirse el acuerdo. Para el primer ministro maltés, Joseph Muscar, el acuerdo «es justo», y deseó «toda la suerte a David Cameron en su campaña por mantener al Reino Unido en la UE». «Ahora le corresponde al pueblo británico decidir», dijo. Según el primer ministro estonio, Taavi Röivas, «hemos trabajado duro para conseguir este importante acuerdo, una fuerte demostración de la determinación de la UE. Unidos por el Reino Unido en la UE».

Tras alcanzar el laborioso acuerdo, durante una cena de trabajo, el primer ministro británico David Cameron tiene ahora manos libres para volver a Londres y convocar el referéndum sobre la UE, en el que pedira el voto a favor de seguir el bloque. Los detalles del texto no trascendieron, pero Cameron llegó a Bruselas con cuatro demandas: poder limitar las ayudas sociales a los imigrantes europeos, quedar al margen de los próximos pasos hacia una mayor integración europea, que el mercado único mejore su competitividad y proteger a la City de Londres de las decisiones de la Eurozona.

El primer ministro maltés, Joseph Muscat, ya avanzó que el borrador tenía posiblidades de prosperar porque «todo el mundo ha renunciado a algo». El viernes, Cameron dedicó el día a reunirse con aquellos líderes reticentes al pacto tras una noche prácticamente en blanco. Poco antes, se solventó la amenaza griega de vetar un acuerdo que debe adoptarse por unanimidad. Atenas condicionó su aprobación a que no se cierren sus fronteras para evitar el paso de refugiados a la Unión Europea, tal y como se había especulado.

Las medidas para proteger a la City, el corazón financiero de Londres, despertaron especial oposición de Francia. «Se puede tener en cuenta lo que representa la City para Europa (...), pero no puede haber reglas particulares para la City», declaró el presidente François Hollande a la radio France Inter.

Dos visiones de Europa confrontadas

La oposición britanica, desde los laboristas al UKIP, acusó a Cameron y sus socios de exagerar las dificultades para que el acuerdo sea más valorado por los británicos. Así, por un lado, el primer ministro belga Charles Michel hablaba de «ahora o nunca». En cambio, la presidenta lituana, Dalia Grybaskaute, estimó que el acuerdo llegará «dependiendo de la cantidad de teatro que quieran hacer algunos países».

Las exigencias del primer ministro conservador reflejan la tradicional visión de Londres de lo que debería ser la Unión Europea -un gran mercado abierto- frente a los países que quieren hacer del bloque una unión más política. Cameron ya avisó que no se volvería con un mal acuerdo y que preferiría, en ese caso, seguir negociando, lo que hubiera alargado un tema que causa irritación en algunas capitales por su inoportunidad, en un momento en que el bloque confronta la mayor llegada de refugiados e inmigrantes en más de medio siglo.

Cameron recibió la bendición de la jefa de gobierno alemana Ángela Merkel, que estimó que cualquier concesión a Londres es menos mala que una salida británica del bloque. El acuerdo, «para muchos, no es fácil de aceptar, pero hay buena voluntad», dijo Merkel. «Si el Reino Unido se va, entonces sí que nos quedamos sin nada», dijo el primer ministro estonio Taavi Roivas.


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