Los griegos sufren la sexta subida de impuestos desde que empezó la crisis
Internacional
Los sondeos revelan que el 87 % de los preguntados censuran al Gobierno de Tsipras
02 Jun 2016. Actualizado a las 05:00 h.
Una subida más de los impuestos indirectos helenos y ya es la sexta desde que la crisis comenzó a desarbolar la economía griega. Desde ayer Grecia escaló una posición en la lista de países con el IVA más alto de Europa para situarse al mismo nivel que Dinamarca o Noruega. Alimentos de primera necesidad, que dejaron de formar parte de la cesta básica en la última reforma, como el arroz o la pasta, ya se gravan al 24 %. Un palo más para un país que ve como el turismo, base de su maltrecha economía, ha dejado de crecer. Productos y ocio más caros también en las islas que disfrutaban de beneficios fiscales. Los griegos afrontan estos nuevos recortes resignados.
Lázaro regenta una cafetería cercana al puerto del Pireo, Atenas. En los últimos diez meses el precio de su principal producto, el café, ha subido dos veces. «Que un frappé cueste 35 céntimos más para los griegos es un drama. Son casi siete euros a la semana para nuestros clientes, que compran cuatro y cinco veces al día», explica elevando el tono ante su clientela. «La broma de Europa ya basta. Podemos con todo pero no vamos a ser toda la vida el conejillo de indias de este sistema. Mira lo que nos pasa con los refugiados. Les tenemos que pagar también sus tratamientos médicos porque son personas y están viviendo en tiendas de campaña, enferman, es normal. No sé si piensan que estamos aquí para que los alemanes vengan a bañarse en Mikonos mientras nosotros trabajamos 24 horas al día», concluye.
Las medidas forman parte del último paquete aprobado por el Gobierno de Alexis Tsipras para intentar convencer a los acreedores y descongelar el tramo de 10,3 millones de euros del tercer rescate. Un dinero que irá destinado en su mayor parte a solventar los pagos que afronta el país la próxima semana mientras el alivio de la deuda sigue en el aire. Como suele ser habitual en la crisis griega, la tensión se mantiene hasta el último momento. El desembolso de los acreedores continúa bloqueado después de un rifirrafe entre el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, quien aseguró que Grecia no podía cumplir algunas condiciones impuestas, y el presidente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que respondió que sin cumplir todo lo acordado no habrá pago.
Mientras, la sociedad helena ha dejado de hablar sobre política. Grecia vivió un cambio de Gobierno con Syriza, adalid de la lucha contra la austeridad, que terminó optando por los recortes para permanecer en la eurozona. «Los anteriores gobiernos nos robaron y Syriza nos defraudó. Este país está en venta, todo se privatiza. Aquí ya no mandan los políticos, así que yo ni me preocupo en escucharlos», dice Marios, dueño de una tienda de comestibles que mantiene a una familia de cinco personas con 700 euros al mes.
El descontento de la población quedó de manifiesto en las últimas encuestas. Cerca del 87% desaprueban la gestión del Gobierno formado por Syriza y ANEL. Sin embargo, los griegos tampoco apoyan a la oposición, Nueva Democracia. Un 84% consideran que su actuación no es la correcta. El partido conservador se abstuvo en la votación para prohibir a los cargos públicos tener acciones en sociedades de países extranjeros.